martes, 22 de abril de 2025
No fue como los otros, no será como el siguiente
Este al menos parecía que de vez en cuando decía cosas. Cosas que parecían normales. Cosas que ve todo el mundo que no sea un hijo de la gran puta. No decía ni hacía todas las cosas que a uno le hubiera gustado que hubiera hecho. Pero es que, a fin de cuentas, este señor era el máximo representante de un club que ha decidido regirse por unas normas y no por otras y que puede reformarlas o no. Yo, que no soy de ese club, quisiera que las normas de ese club fueran otras, a lo mejor incluso no quisiera que hubiera ningún club, que no es el caso, pero yo no soy quién para decir cómo debe regir ese señor su chiringuito siempre y cuando ese señor u otro señor no me diga qué es lo que tengo que hacer yo con mi vida, que es lo que suele pasar en todos los casos. El Papa se ha muerto y no ha conseguido llevar a cabo las reformas que se presume que necesita la Iglesia católica. Ha hecho avances, ha dicho cosas. Eso sí, ha dicho cosas que otros papas ni hubieran imaginado. Pero es que esos papas no se dedicaban a mirar por la ventana y ver pasar la vida. Misión eclesiástica, dedicación pastoral, dirán algunos. Y un huevo, que los otros papas han sido tanto o más políticos que este y han dicho y han actuado. Y siempre han solido actuar de manera bastante marcada hacia un lado del tablero. Nunca han sido inocuos. El caso es que este papa, Francisco, muerto ayer, ha sido diferente y con solo ser diferente ya nos ha parecido bueno. No ha hecho nada de gran alcance, pero ha virado un poco el rumbo de la nave. Y lo diferente se ha hecho cada vez más diferente ha medida de que el mundo se ha ido haciendo más bochornosamente fascista, por lo que el Papa parecía, así de lejos, casi uno de los nuestros. Sin ser él nada de eso, claro. Al menos no parecía un agente de la CIA como Karol Wojtila o un ex nazi como el Ratzinger. Pero al menos. Al menos, Jorge Bergoglio tuvo la vergüenza de decir ayer mismo, antes justo de morirse y tener que ponerle buena cara al loco de JD Vance, que lo de Gaza es una puta mierda. Y dijo que lo que se hace con los inmigrantes es otra puta mierda. Al menos eso dijo. Y con decir eso ya está muy por encima de toda una ristra de hijos de la gran puta que pudiendo decir otras cosas o no las dicen o dicen cafradas sin cuento porque sí. Este Papa, al menos, dijo otras cosas. No dijo otras, no dijo cosas que se esperaban sobre el aborto, por ejemplo, o sobre el tema de los derechos LGTBIQ+, pero es que resulta que los fascistas del mundo esperaban la muerte de este señor. Así de simple. Y ahora qué. Porque claro, el clima es el que es y las presiones serán las que serán, pero yo pienso. Pienso que quizás la Iglesia católica no está por la labor de quedarse en un mero y simple instrumento más de la locura colectiva que puede llevar al mundo a vete tú a saber y quizás, esa gente que solo se ha dedicado a pensar y pensar en cómo mantener el chiringuito a flote, vean que el camino para la supervivencia no es volverse absolutamente locos, sino mantener un mínimo de cordura que no les lleve a todos al fondo del pozo. Y sí, supongo que el que vendrá no dirá esas cosas que le hacían parecer de los nuestros a este señor, no le dirá a Yolanda Díaz que no afloje, pero no irá a comerle el culo a Trump por la cara. ¿No?
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