jueves, 19 de abril de 2012

No lo volveré a hacer más



La realidad. Por la calle. Los ojos lejos de los fluorescentes. La luz natural. Ver gente paseando, andando. Vas por la calle y te encuentras con una chica que acompaña del brazo a una señora mayor. La señora mayor es muy mayor. La chica no es la chica que suele acompañar a este tipo de señoras. La chica parece oriental, no parece latina. Cada uno en su sitio. Los señores mayores dos pasos por detrás, o dos pasos por delante. El señor mayor que espera a que su mujer deje de equivocarse al meter la tarjeta de metro, mientras la señora mayor pide con ojos de pena que alguien la ayude. El señor mayor, su marido, mira con cara de fastidio. Venga ya. El amor es tan bonito cuando llega a estas edades... Quizás la señora mayor esté mucho mejor con una chica que le acompañe, sea oriental o sea latina. Incluso aunque fuera de aquí. Antes que con su marido. Su marido debe tener cosas muy así en las que pensar. O quizás es que cuando nos hacemos mayores se nos agría el carácter.

En el metro ya no nos da la luz natural. Un señor entra en el vagón, pero no en el mío, en otro. El señor va vestido de tejano de arriba abajo. Lleva la cabeza afeitada, o al uno y un mostachón blanco que impresiona. Lleva al hombro una mochila abierta. El señor va sucio, debe venir de trabajar. Como es habitual, el señor avanza por todo el metro hasta que se sienta casi delante de mí. Abre la mochila, que ya está abierta, y saca un libro. Saca una lupa. Se pone la lupa en el ojo y se pone a leer. Pasan las estaciones. Pasa una estación. Parece un cosaco. El señor sigue leyendo hasta que llega a mi parada. Cuando estamos a punto de llegar, el señor cierra el libro y hace algo raro. Normal. Cierra el libro y extiende su brazo derecho hacia la derecha señalando hacia arriba. Cuando salimos del metro, en el andén, el señor se queda al pie de las escaleras mecánicas rondinando. No sube.

Al llegar a casa estaban dando una película que estaba acabando. 'Las horas del día'. Estaba muy bien, pero sólo veo la media hora final o menos. El protagonista, que se llama Abel, le dice a un colega suyo el día de su boda que un día besó a su chica. En otra escena, su novia de él va a su casa y le dice que le deja. Le deja porque le deja. Luego tiene una discusión con una empleada de su tienda por nosequé. Al final tiene otra. La peli es de esas de poco hablar, pero me gusta mucho. a ver si consigo verla entera.

Antes de llegar a casa he vuelto en bus desde el local. No pensaba que me daría tiempo a coger el bus, pero si. En la parada del autobús he mandado el mensajito para saber si vendría pronto o merecía más la pena ir al metro. Seis minutos. Espero. Guardo el móvil y veo venir a un menda hacia la estación. Viene andando raro. Pelico patrás. Mal. Ya un día le di dos euros a un pavo en esta parada del bus que me pidió algo para el bus y me fui al metro. Me parece que es el mismo tío. Me hago el longui y antes de que llegue a la parada, me voy a la otra acera. El bus no viene. Paso, no quiero seguir sufragando al personal del barrio. Me voy al metro. Hay otra parada a la vuelta de la esquina. Miro a ver. Veo la parada del bus a lo lejos, aprieto el paso, pero está lejos. El bus viene. Echo a correr. Corro como un antílope pero el bus pasa de la parada, salgo a la calle y le hago señal de que pare. Y para. Qué suerte. Me subo y doy las gracias al conductor que me mira mal. Normal. El bus llega a la parada de la que vengo y allí está el menda del pelico patrás. Se sube al bus pero no paga. Conoce al conductor. Es el mismo tío de aquel día de los dos euros.

He subido a Administración porque estamos poniendo un pestillo. Un pestiño, como le llama una de las comerciales. En Administración tienen luz natural. Les entra un chorro de luz magnífico. El otro día soñé con cables. Con conexiones, con internet, con switchs, con alargos, con luces que se encienden y que no llegan. Con la luz natural. Me desperté y no sé si me volví a dormir. Quizás si.

Number nine. Number nine. Number nine. Un día y otro día. Ha sido un gran detalle por su parte. No lo volverá a hacer más.

5 comentarios:

  1. La de coses que em perdo per anar en cotxe a la feina... :(

    Última frase enigmàtica, que imagino no tens intenció d'esclarir... :)

    ptns!

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  2. Pues yo no soy psicoanalista ni eso, aunque a veces me empeñe en psicoanalizarle, pero así a bote pronto yo diría que lo de soñar con conexiones y con luz es positivo, no? Como si se abriera una temporada de lucidez, vaya. De despeje mental. Una época creativa y tal. Hombre, no vamos a negar que lo de las luces que se encienden y que no llegan no resulta un poco inquietante, pero bueno. En términos generales yo creo que es bueno.

    Ya, claro, usted lo verá por el lado de la mudanza. Como que está harto.

    Feliz día, monsieur

    Bisous

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  3. Una buena forma de enlazar sucesos para llegar a una conclusión. La que sea. por cierto los señores mayores son muy egoístas con su media naranja, Pero cuando es a su señoría al que hay que atender, más que medias naranjas quieren esclavas.
    Y así pasan los días.
    Un abrazo

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  4. los matrimonios de abuelos sieeeeempre se llevan mal, pero cuando se muere uno, el otro siempre recuerda cuánto se querían.

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  5. PD. tela telita el gepeto del junco.

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