Lo paradójico de todo esto es que el Chato Lafita cayó en la cuenta de que había perdido el dominio del Universo mucho después de que efectivamente esto ocurriera. El Chato Lafita tuvo bajo su control todo lo conocido y lo que está por conocerse durante un espacio de tiempo bastante extenso, no se crean que fue flor de un día. Sin embargo, quizás por la costumbre o porque no todo el día puede estar uno pendiente de todo, él mismo no fue consciente de que ya no era el que mandaba hasta unas semanas después de que fuera más o menos oficial. El Chato Lafita comenzó a ejercer su inabarcable poder durante un examen de matemáticas en quinto de E.G.B. Todos sus compañeros habían ya abandonado la clase y sólo quedaba él por entregar el ejercicio, cuando sintió que podía y debía hacer algo que nunca antes había hecho. Cogió el examen y se lo entregó al profesor cuando todavía le faltaban dos problemas por resolver y le dijo: 'A partir de este momento, usted no tiene que enseñarme nada más. Ha sido paciente conmigo y yo se lo agradeceré cuando mi dominio sobre el Universo sea pleno'. Se quitó la parte de arriba de la ropa y salió de clase.
Durante el resto de su edad escolar y pese a que asistía a las clases simplemente por asistir, sin afán de aprender nada, el Chato Lafita se dedicó, primero a dominar su centro educativo, y luego a extender su poder sobre su ciudad. Ensayado el procedimiento de dominio, conquista y aprovechamiento del conocimiento adquirido para revertir en su beneficio las debilidades de otros, se propuso seguir extendiendo su poder. Siempre con la parte de arriba de la ropa fuera, a pecho descubierto. Sus seguidores, que antes de acabar el Instituto ya se contaban por cientos, muchos de ellos sin saber que estaban siguiéndole, en un efecto que el Chato Lafita había perfeccionado de manera perfecta...
- Oiga, ¿puedo interrumpir?
- Si, pero por favor sea breve que si no no acabamos nunca.
- No, es sólo comentarle que perfeccionar de manera perfecta... no suena muy bien.
- Tiene usted razón, es verdad. ¿Quiere retomar usted la narración?
- Ah, pues si no hay inconveniente. ¿No se molesta usted?
- No, por favor. Al contrario. Siempre es bueno contar con una nueva y fresca visión de la historia del Chato Lafita.
El Chato Lafita no era chato, ni tenía ningún familiar que fuese chato, ni se apodase así. El origen del mote es anterior a cualquier cosa que conozcamos. El reinado universal del Chato Lafita se caracterizó por las camisetas inexistentes, la eliminación por orden inmediata del fenómeno de la sudoración, de la oportunidad, de la excelencia, de la calidad, de los buenos augurios, de una reglamentación precisa, de conceptos básicos. Un dominio que tuvo como objeto el comportamiento moderado, respetuoso a ratos, bien pero sin tonterías, musicalmente hablando regresivo si se puede decir así, atolondrado en cuanto a las relaciones personales, exquisito con los ancianos, poco definido en lo económico pero recto en cuanto a la moralidad. Lo que más destacan sus biógrafos es su ubicuidad. El Chato Lafita es el que dirige la banda, pero al mismo tiempo el que saca el córner y lo remata, el niño en el bautizo, el muerto en el entierro, el trompeta y el que toca el clavicordio que tendrá un nombre pero no estamos por la labor, el muchacho que te convence para que vayas con él a un sitio y el encargado de la empresa que te dice que te puedes ir, que ya se queda él. El Chato Lafita aparece como autor de unas reglas religiosas que no llegaron a aplicarse nunca porque se habla de un Chato Lafita que en un pueblo de los Alpes austriacos alcanza tal grado de comunión con la naturaleza que desmonta las anteriores creencias y monta una nueva, pero otro Chato Lafita en el Neuquén se encierra en un laboratorio y con dos bolis, una goma de pollo y tres hierros oxidados, demuestra que Dios no existe y la naturaleza se rige por unas normas muy concretas que se pueden variar al gusto y no pasa nada.
Y todo iba bien o al menos lo parecía. Y Chato Lafita se casó y estoy buscando entre los papeles para ver cómo se llamaba la mujer con la que se casó. No lo encuentro.
- Nadiezhda Golpujina.
Gracias. Continúo, pues. El Chato Lafita camina por la calle camino de la panadería para ir a buscar unos crusanitos pequeñitos que le chiflan para mojarlos con el café con leche fresquito y me te la pata en una línea que señala el fin de su dominio temporal y que coincide con la ubicación del domicilio de aquel su maestro de matemáticas que jamás vio recompensada su atención. Hasta que no le llega una carta del Ayuntamiento solicitándole que por favor haga algo con esa barandilla que tiene podrida, el Chato Lafita no comprende que sus días de gloria terminaron.
A éste le ayudaba Baal en el insti... si no, de qué.
ResponderEliminarOiga, y también iba así en invierno? Porque vaya frío, no? Qué calorías tienen algunos.
ResponderEliminarSupongo que algún día nos contará usted el final de su investigación: lo de por qué lo llamaban chato y eso.
Qué es una goma de pollo, monsieur?
Feliz tarde
Bisous
De hecho, les enseñé fotos de los gigantes y cabezudos.
ResponderEliminarNo sólo es guapa, sino rica y lista. Y tiene un novio de quitar el hipo. Tolya, hay gente que ha venido al mundo a pasarlo bien!