El malo que sabe que se la ha ganado, que no tiene otro fin que recibir todo el odio que ha generado, y que no se sabe si todavía tiene la idea de que esa muerte es una 'buena muerte', o, en el fondo, está deseando escaparse y no sabe como.
Ayer dieron un documental sobre la República Social Italiana, basada en imágenes recogidas en la época y con una voz en off que iba narrando lo que se veía según el orden cronológico en el que las cosas iban sucediendo. De 1943 a 1945. En 1943, un golpe de palacio, una votación de los jerarcas fascistas (la palabra jerarca se repite mucho siempre que se habla de esto, jeararca fascista), destituye nada menos que a Mussolini, el jefe del tinglado, porque tienen miedo ante el avance de los aliados y piensan que quitándose de encima al malo malón, podrán hacerse perdonar por los anglonorteamericanos. Y no es mala jugada. Badoglio, el mariscal Badoglio asume el mando. Los alemanes rescatan a Mussolini, que estaba medio preso en un hotel y se lo llevan a Alemania. Qué imágenes. Mussolini, con lo gallito que era, con un chaquetón negro, con la cara chupada, ojos de 'vaya cangui, nen', tan valiente. Esa cara de 'he visto a la dama blanca y no se me va el susto de encima', no se le va.
Los alemanes entran en Italia, machacan lo machacable y más, y montan una República títere con Mussolini a la cabeza. Ellos saben que son unos títeres pero se ensañarán con todo el mundo a sabiendas de que no les queda otra que aplastar a los demás para seguir viviendo. Aplastar, venganza, represalias. Profusión de brigadas, paramilitares, zumbados de toda clase que se alistan (no son tantos) para combatir a los partisanos. Tíos con cara de loco. Gente de orden.
En el libro de Ferran Gallego 'Neofascistas', cuenta cómo esos voluntarios de la República Social Italiana estaban seguros de que iban a perder, pero aún así iban en busca de la venganza, de la reivindicación de que eran fascistas de verdad, de que no le temían a nada. No estaban locos, eran fascistas. El fascismo era eso, violencia, fuerza, machacar sin más. Pero esta vez no tenían el gesto altivo y arrogante de Mussolini para inspirarse. No. Esta vez Mussolini tenía cara de ido. La cara algo más chupada, los ojos más... no sé. Raros.
Quien ha querido dar lecciones al mundo, inventarse un orden nuevo, crear una sociedad basada en la fuerza bruta, en la represión y la coerción, tiene que tragarse el sapo de saber que está donde está porque otros le consienten estar. Y eso genera mucho odio. Vean a Mussolini leyendo el periódico, con un trajecito, con sus gafotas, rodeado de limones. Si está allí es porque le dejan que esté. Él lo sabe. De creerte todo a saberte un pelele.
En el documental se nos habla de casos de represión en los que los alemanes entraban en los pueblos y fusilaban a todo cristo, con los fascistas señalándoles por dónde tenían que ir y demás.
Los malos. Nicola Bombacci. El comunista que se vuelve fascista. O que consideraba que el fascismo era el nuevo socialismo. El mejor socialismo. Durante la RSI, los fascistas hacen el amago de 'socializar' la economía. Darle un tinte 'auténtico' a su fascismo, alejado de la contemporización de años anteriores en los que tuvieron que ser conservadores para ganar base social. Ni eso. Retórica. El trabajo, imágenes de discursos en las fábricas, y los trabajadores mirando mal. No sale Bombacci en el documental. Si que sale, pero no lo sé reconocer en la montonera de cadáveres de Piazzale Loreto.
Mussolini revistando a las tropas. Tropas que quieren salir de Alemania, reclutadas casi a la fuerza, para volverse a casa. Mussolini en su última salida a Milan. Discursito. Pero no se le ve tan puesto. Tan histrión. No hay casi sonido del discurso. Sensación de 'se nos acaba el billete, pero vamos hasta la última parada'.
Últimas imágenes, los cadáveres de Mussolini, de la Petacci, colgando, en la gasolinera.
Un documental extraño. En dos partes. Con una música de fondo inquietante. Todo es inquietante. No es una peli de Passolini. No es una peli de Visconti. Es la realidad. Filmada. Gente colgando en un pueblo, en cada árbol uno. Fusilados. En fin.
Que no nos tengamos nunca que ver así.
Los hay malos malísimos pero no peores que los anteriores. Toda la historia de la humanidad
ResponderEliminardesde los comienzos, esta jalonada de violencia , guerras, terror y muerte en nombre de la justicia y de la paz. Palabras de las que casi todos desconocen su significado.
¿Es que ha habido alguna vez PAZ?
Un abrazo y buena semana
¡Esperemos!(que no nos tengamos nunca que ver así)
ResponderEliminarbona tarda!