La ficción se mezcla con la realidad. La realidad supera a la ficción. La micción no tiene nada que ver con esto. Yo tenía un amigo. Un compañero de instituto. Era mi amigo, pero no era mi amigo. ¿Me entienden, verdad? Era amiguete, pero no lo era de verdad. Era mi amigo, porque nos hablábamos, le saludaba, creo que es que nos tuvimos que sentar juntos. Algo así pasó. No era de mi colegio como el resto de mis amigos. Teníamos cosas en común. A los dos nos gustaban los juegos de estrategia, y a los dos nos gustaba el rock sinfónico.
El rock sinfónico. Era yo jovencito y ya me aburría la música de los 40 principales. Buscando programas punkis por la radio, caí en las redes de Radio Bronka y de Radio Inoksidable, que era de mi Santaco del alma. Y en unos años muy oscuros, recuerdo que mi padre se puso malo y que no había que poner la música muy alta, años en los que me grababa la música de un contestador automático puesto al lado de un radiocasette del que salía lo que salía... yo escuchaba un programa muy oscuro, en el que hablaban casi dormidos, sobre rock sinfónico. No me acuerdo de cómo se llamaba el programa. No recuerdo su nombre y me jode no acordarme. Era buenísimo. Me he acordado de todo esto con el especial de los últimos días. Me acuerdo de escuchar canciones de Vangelis, de Tangerine Dream... y grabarlas en cintas que luego escuchaba y escuchaba y escuchaba. Memorizaba hasta las presentaciones de las canciones. Esto es una producción de Macnamarawatsss para radio bronka... qué cosas. Rock Sinfónico con 13, 14, 15 años. Rock Sinfónico en el Instituto. Nadie escuchaba esas cosas, King Crimson... creo que fue él, mi amigo, quien me dejó la primera cinta de King Crimson. Y un disco de Pink Floyd. En cinta, claro.
Me caía bien, pero no me caía bien. Estaba bien ser raro, pero me incomodaba que fuera tan raro. Una cosa es ser raro, otra cosa es desentenderse del mundo. Me gustaban las muchachas, me gustaba el fútbol, me juntaba con los jevis y todo eso. Él no. Y su grupo de colegas tampoco. Qué gente más rara.
Así que un día, después de algún tiempo, le dije que se viniera a casa a jugar a un juego super complicado que me había comprado, el Waterloo. No recuerdo cómo fue ni cómo dejó de ir, pero no me acuerdo de nada de aquella cita. Creo que nos aburrimos muchísimo. Así que tocó ir a su casa a la semana siguiente a jugar a otro juego parecido. El Sinaí.
Llegué a su casa y desde el principio vi que mi amigo no estaba de humor. Algo le molestaba. No sé. Algo no iba bien. Sacó el juego, lo desplegó, puso las fichas, me explicó las normas... el juego concluyó en cinco minutos. El Sinaí era una mierda de juego, nada parecido al Waterloo que sí que tenía dos pares de huevos como juego y como todo. El Sinaí era un truño. Ponías todas las tropas en los puentes y sanseacabó. A la media hora, creo, que aquello ya había acabado. Yo recuerdo haber puesto música en mi casa para amenizar la tarde, pero mi amigo no hizo nada. Acabó el juego y se acabó todo.
Quizás a mi amigo le molestaba que fuera su amigo. No quería que fuera su amigo. Cualquiera que me conociera entonces sabrá que y no era precisamente una animadora colegial, ni el capitán del equipo de fútbol, ni fumaba a escondidas, ni jugaba en la Grama, ni tenía una novia de otro Insti, ni nada de nada de nada. Pero era demasiado para mi amigo. Hablaba, contaba gracietas, llevaba camisetas de La polla records. Demasiado.
Cuando acabó el Sinaí me fui a mi casa. Al cabo de un tiempo, prácticamente dejamos de hablarnos. Qué relaciones tan extrañas.
No hace mucho me lo he encontrado en el metro y nos hemos hecho los locos. Él llevaba puestos los auriculares. Me pregunto qué escuchará ahora, si seguirá con el rock sinfónico, si le irá lo medieval, si... yo que sé. No me importa.
Per mi King Crimson és sinònim de J.G. (prefereix mantenir-se en l'anonimat), i sempre anirà lligat a Jethro Tull, el penjat de la flauta (i que J.G. em perdoni...)
ResponderEliminarPetons!
Desde luego a juzgar por tu entrada no era tu amigo, ni te importó demasiado. Si no llega a ser por este encuentro fortuito nisiquira te habrías acordado:-)
ResponderEliminarBuena semana sin complicaciones.
Sí, un gorro-peluca se llama: tocado.
ResponderEliminarNo es sólo ir a San Sebastián. La dificultad es llegar hasta Guetaria combinando autobuses.
Ja ,ja, yo grababa Siglo XXI en un cassette y me lo ponía 100 veces... Con hambre no hay pan duro.
ResponderEliminarY durante el juego, ¿su amigo recibió 60 mails de sus amigos llenándole la bandeja de entrada? Nada, era por saber.
Feliz Año Tolya.