miércoles, 4 de diciembre de 2013

La vida que queremos

Las cosas, la mayoría de las cosas, le pasan a los otros. A los demás. Nosotros las vemos por la tele, o las escuchamos por la radio, y, de vez en cuando las llegamos a leer en alguna parte. Pero principalmente las vemos por la tele. Las cosas, las crisis, para mucha gente, pasan en la tele. La indignación se queda en la tele. Vemos una tertulia en la tele y ya creemos que estamos actuando contra el sistema. Veo la tele, entiendo que el Gobierno es una pandilla de cuatreros y me cabreo. Qué cabrones. Y ya. Eso es lo que pasa. Enciendo la tele, veo que los nacionalistas catalanes son unos fascistas, unos nazis, y yo me lo creo porque lo dice la tele, una cadena que ya sé lo que va a decir, y me lo creo. Y es así. La tele. Es la vida.
Dicen que no, que la vida es otra cosa, que lo que sale en la tele no es lo que de verdad ocurre en la calle. Es mentira. La realidad es lo que pasa en la tele. De hecho, en la tele pasa lo que la calle quiere que pase.
Nos lo dicen ellos mismos. Los programas matutinos se han convertido en el nuevo espacio en el que tratar los temas escabrosos que ocurren en nuestro entorno. La muerte de la niña Asunta, la salida de la cárcel de los asesinos de Anabel Segura, y el caso estrella, la salida de la cárcel de Ricart, el famoso inculpado por la muerte de las niñas de Alcásser. Es lo que la gente quiere. En realidad, vienen a decir, la gente está deseando saber de estos temas. Oyes y dicen... las señoras mayores que ven la tele por la mañana, quieren ver estas cosas. La culpa es nuestra, la calle es lo que tiene, que si les haces caso te llenan la tele de mierda, y qué le vas a hacer... pues tendrás que darles lo que pide.
El debate está ahora en si las televisiones deben o pueden llevar al tal Ricart a la tele, a entrevistarle, pagándole, para que cuente su versión de los hechos sobre lo que ocurrió. Durante mucho tiempo vivimos un auténtico bombazo televisivo en torno a este caso. Programas especiales, entrevistas a familiares, mierda y más mierda. Desde entonces, han habido sucedáneos, casos como el de los chicos sevillanos que no se sabe dónde pusieron a la muchacha a la que mataron, o el padre de la niña que un pederasta mató y que se ha labrado una fama un tanto turbia. Padres coraje que quieren saber y con los que se identifica la población... y al mismo tiempo... el morbillo por saber qué pasó, qué le hicieron, por qué, y por qué esos que no saben lo que pasó no lo investigan, qué esconden, a quién protegen. Seguro que protegen a alguien. Estamos en manos de cuatro mangantes. Al final los de arriba se salvan siempre. Seguro que si les pasara a ellos ya los habrían puesto a todos mirando a Pamplona. Y otro caso, otro padre, otra madre llorando en la tele, y la gente pensando 'hay que ver, está el mundo loco'. 'Al final no vamos a poder salir a la calle'. 'Esto está todo podrido, la policía no hace nada...'. Y ya está el tal Ricart en la calle. En la calle, madre mía, dónde vamos a parar. Vamos a hacer un programa para hablar de si está bien o está mal que esté en la calle, vamos a hablar con los padres de los afectados, vamos a ver si podemos hurgar un poco más. Vamos a ver si...
Ahora nadie quiere llevar a Ricart a la tele. No, no, se están confundiendo. Nosotros jamás llevaríamos a este señor a la tele, pagándole, claro que no. Ya han llevado a otros... pero a este no. A Julián Muñoz, condenado por corrupción, si. Pero a este no. Y vuelven los programas especiales. Y los programas de investigación. Y la gente es lo que quiere. Quiere saber.
La gente quiere que le cuenten la verdad. Pero que se la cuenten por la tele. Una verdad que es la que ellos entienden. Que luego por la calle te puede venir cualquiera a comerte la oreja y sin datos. Nacho Abad lo sabe. Nacho Abad tiene a un experto. A un forense. Al padre de alguien. A la amiga de una amante... ha dicho usted amante? ¿Lesbianismo? Déjalo, déjalo,... a ver qué dicen.

3 comentarios:

  1. Me siento medianamente afortunada porque soy de las que no veo la tele nunca. Tengo bastante con mi día a día como para perder el tiempo en telebasura y montones de mentiras. ¿De verdad crees que queremos que nos cuenten la verdad?
    Un abrazo

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  2. Pero, ¿Y quién ve la tele? Yo casi no conozco gente que vea la tele. Tírela a la basura Tolya, tiene al enemigo en casa.

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  3. yo todavía no he decidido si la gente que sale en la tele es real, si de verdad la mayoría de la gente es así y la gente que yo conozco y yo misma somos excepciones; o si es todo un montaje y nos quieren hacer creer que la gente realmente es así pero en realidad no. Bueno, no sé si me he explicado bien.

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