Continúa el relato de las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes' de Benito Repojo Ostiz.
'Quirino Barrantes comenzó a explicarle entonces a Áureo 'Eldorado' su peripecia vital en la ciudad. Obvió detalles que podríamos incluir en lo que se denomina catálogo de 'saberes inútiles'. Cuánto cobraba en el curro, cuánto tardaba el metro en llegar a su destino, qué ropa tenía que llevar, a quién reportaba, de qué color tenía el pelo una compañera de trabajo, marcas de coche, etc. Quirino le contó muchas cosas, prácticamente todo. Le contó incluso algo más de lo que tenía pensado contar. Pero tampoco se cortó demasiado. Sabía que Áureo 'Eldorado' era una persona en la que podía confiar. Se tiene que confiar en los raros. El mundo avanza gracias a los raros. Aunque lleven combinaciones de colores extrañas. Quizás por eso. Quirino Barrantes llegó al punto en el que tuvo que confesar porqué estaba de vuelta al pueblo. Una vuelta que no era tal, pero que en cierto modo sí que lo era. De esto ya hemos hablado antes. Le dijo que se había enamorado de la mujer de su jefe. Era falso. Pero urdió una historia tan convincente que Áureo 'Eldorado' quiso creérsela, aunque no se la creyera. Áureo 'Eldorado' compartió la historia de Quirino Barrantes con la almohada. La almohada le confirmó que todo era un embuste, pero un embuste bonito. Después de tomarse unos vinos en el Bar-Café Luces, Quirino Barrantes salió hacia su casa. Se olvidó de preguntar algo a Áureo 'Eldorado'. Algo sobre su vida, algo sobre lo que había oído de que había intentado flirtear con su prima. Se acordó de su prima y decidió pasar a verla. Al día siguiente, porque ya era tarde y seguro que estarían ya pensando en acostarse. ¿Acostarse? ¿Estarían? No sabía si su prima se había casado o no. Sabía que tuvo una pareja durante muchos años y que... no recordaba ahora si se habían llegado a casar o no. Al día siguiente iría a verla.'
Ya me he puesto al día con Barrantes, monsieur. Curiosa teoría esa de que el mundo avanza gracias a los raros. Fíjese, yo ni siquiera me había dado cuenta de que avanzaba. Pensé, incluso, que estaba retrocediendo.
ResponderEliminarMuy buena serie, monsieur. Siga, por favor.
Bisous