jueves, 30 de enero de 2014

Villastanza de Llorera XIII

Continuamos con las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz.
'Facundo Kohthenberg volvió a su casa convencido de que iba a hacerse con la posesión de aquel documento. Vivía justo al lado de la iglesia, en un caserón con aire palaciego, dentro de lo palaciego que pudiera ser un caserón en un pueblo... en fin. Abrió la puerta, se dirigió a la cocina para prepararse un vaso de leche con lo que cenar y encendió la radio para escuchar un programa de música clásica. Era lo único que escuchaba. No se enteraba de casi nada de lo que sucedía en el mundo. Vivía por para sus investigaciones, sus libros, sus legajos, y la música clásica. De pequeño incluso había tocado el piano, pero... le entristecía tocar para él solo. Ahí estaba, con la estufa todavía por encender, cuando alguien llamó a su puerta. Nadie había llamado a su puerta nunca, de hecho ni siquiera tenía timbre. Tuvieron que golpear la puerta con fuerza. Extrañado, pensando que era algún crío que estaba de broma, o que habían dado un balonazo, no hizo demasiado caso. Volvió de nuevo a sonar la puerta y no tuvo más remedio que ir a ver qué pasaba.
Al abrir la puerta, se encontró con Poli. Con la prima Poli. Para Facundo Kohthenberg aquella mujer con el pelo rojo no era nadie. El resto del pueblo, salvo el alcalde, y un par de propietarios más, le era prácticamente desconocido. Sí que es verdad que el pelo rojo de aquella mujer le resultaba familiar, porque en Villastanza de Llorera no había nadie o casi nadie... no, nadie, que llevase aquel pelo rojo.
- Hola, señor Facundo, perdone que le moleste, pero hace unos días, paseando por el campo, creo que encontré un colgante que creo que puede pertenecer a alguien de su familia, porque el escudo que aparece... si lo quiere ver.
- Claro, claro, pase, pase -Facundo hizo pasar a Poli dentro de la casa.
Quirino Barrantes salía del bar-Café Luces cuando se encontró con su prima Poli unas horas después. Había estado hablando de muchas cosas con Áureo 'Eldorado' y lo poco que este le había contado le había dejado un poco igual. 'Prima, qué tal, de dónde vienes...'. 'Pues nada, de hacer un mandao. ¿Qué, ya nos recogemos?'. 'Si, he estado hablando con Áureo 'Eldorado', tu amigo...', dijo Quirino sabiendo que el nombre de Áureo ponía frenética a su prima. 'Ah, muy bien, muy bien, aprovechado el tiempo, bueno, pues nada, que tengo prisa y hace fresco, que nos vemos mañana para desayunar, si quieres.' 'Claro, prima, claro'.
Quirino llegó a su casa, puso la tele y se quedó dormido. El vino blanco. Cuando se levantó al día siguiente y salió al bar a esperar a su prima, había mucho revuelo en el pueblo, en dirección al camino de la Iglesia. Habían encontrado muerto a Facundo Kohlthenberg.'

1 comentario:

  1. Nadie había llamado a su puerta nunca?? En serio el círculo de lectores respetaba su casa? Y los testigos de Jehova? Qué raro.

    Madre, ahora un asesinato! O bueno, no sé, igual es muerte natural, o un accidente. Supongo que nos lo contará usted!

    Buenas noches

    Bisous

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