Continuamos adelante con las 'Espantosas escenas en la vida de Quirino Barrantes', de Benito Repojo Ostiz. ¿Saldremos alguna vez de esta nebulosa de giros argumentales, sorpresas, confusiones y demás?
'Quirino Barrantes no conseguía salir del cuarto de aseo del bar del Frederico. Aurora Boreal. Boreal. Aurora. Vera. Su prima Poli. Áureo. Aurora. El pequeño niño Jonás. Áureo 'Eldorado'. En cuanto saliera de ese estado de absoluta y total malestar general en el que se encontraba iba a hablar con Áureo 'Eldorado'. Seguro que él sabía alguna cosa y que no se la estaba contando. El de la voz de pito, sin venir a cuento, comenzó a recitar un poema que Quirino Barrantes coligió que se trataba de un romanero (sic. en el original) popular del pueblo, que decía lo siguiente:
Bonica eres por la mañana
con el pelo colorao.
Pero estás en la cima de un cerro
y yo no estoy apañao.
Algún día llegará, y bien te lo aseguro,
yo subiré al cerrete, a descifrar el conjuro.
Te veo yo pero no mi padre,
y mi madre te tiene miedo.
Por tu pelo colorao,
un día subiré al cerro.
Algún día llegará, y bien te lo aseguro,
yo subiré al cerrete, a descifrar el conjuro.
'Tsss, calla ya tontolín, que no estamos solos...', dijo Frederico. Quirino Barrantes estaba anonadado. ¿De dónde venía aquella canción? El de la voz de pito, de repente y sin saber Quirino cómo... cambió de voz. Una voz que no le resultaba especialmente familiar. Pidió perdón, la cuenta, y se fue. Quirino Barrantes parecía despejarse un poco. Consiguió levantarse y se lavó un poco la cara. No se le acababa de ir una cierta sensación de mareo, pero al menos lo del vientre ya se le había medio arreglado. Se apañó un poco y salió del lavabo. El bar del Frederico estaba lleno de hombres que no le hicieron ni caso. Quirino, en un primer momento, deseaba salir del bar para irse a su casa, pero cuando ya estaba a punto de empujar la puerta para salir, a voz dentro de su cabeza le dijo 'espera, quédate un momento a ver'. 'Una manzanilla, Frederico, que me parece que me ha sentado mal levantarme tan temprano'. El Frederico, con aquel agrado, le preparó la manzanilla. Le preguntó si le ponía un poco de anís, que por allí era costumbre. Quirino, sólo de oír mencionar el anís sintió que el estómago se le giraba de nuevo. 'No, gracias, Frederico, no tengo la panza para experimentos'. Y se tomó la manzanilla. La estampa o el cuadro del Sagrado Niño Oculto de Getsemaní estaba justo enfrente de él. Quirino miró detenidamente la estampa. No podía ser que Jonás y el pequeño Niño inspirado en Áureo fueran la misma persona. Quirino, ya puestos a preguntar, quiso cotillear un poco con Frederico. 'Oiga Frederico, usted que debe saber mucho de estas cosas. Ese niño es que se parece mucho al nieto de mi prima Poli y...'. Frederico no dijo nada. Pero uno de los clientes, uno de los hermanos Menases, le cogió del brazo y le dijo mirándole a los ojos 'su prima Poli no puede tener nietos si no tiene hijos, a ver si nos vamos enterando'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario