Interesante y muy al hilo de lo presentado artículo que hemos encontrado en la revista 'Ciencias y cosas de interés', editada en la ciudad de Santiago de Chile, consistente en una carta que remite Doña Fidedigna Weissfuller de Talcahuano y que se refiere al concepto de Mirada Ovoide, reflejando un punto de vista ciertamente novedoso.
'Muy buenos días o tardes, incluso noches, porque no sé realmente en qué momento leerán ustedes la carta que les remito. Sea como fuere, les saludo muy cordialmente desde la ciudad chilena de Talcahuano, en la que resido y donde regento una óptica desde hace más de treinta años, establecimiento heredado por parte de padre, que también fue óptico como yo.
Vengo a referirles un suceso que ocurrió hace un mes aproximadamente. Me encontraba yo, pues ya saben, con los asuntos propios de un comercio óptico, probando gafas a niños que borroseaban las letras, actualizando la graduación de los que ya manejaban anteojos y vendiendo nuevos modelos más acordes a la moda a alguna señora coqueta, y, claro, también a algún coqueto. Todos somos coquetos, para qué vamos a engañarnos ya. Hoy en día las cosas son más naturales de lo que queremos imaginar que son. Todo es más sencillo. Y sin embargo, lo que ocurrió y sigue ocurriendo desde aquel día en mi comercio, que por cierto no les he dicho su denominación comercial y esta es 'Óptica Fidedigna', porque mi madre también se llamaba Fidedigna y mi padre tuvo ese detalle para con ella, es harto complicado de entender incluso para alguien dedicado a la óptica desde chica como yo.
Un muchacho entró en mi establecimiento y les diré el día en que ocurrió exactamente, el 24 de enero, que fue viernes. Me pidió si por favor podría revisarle la vista, porque llevaba tiempo en que notaba que algo raro le pasaba porque no veía bien. Le pregunté, como siempre, si veía borroso, si no veía de cerca, si acaso se cansaba leyendo... y me dijo que no, que algo le ocurría pero no veía bien. Insistí y le pregunté si acaso era que le molestaba la luz, si tenía irritación... el muchacho, que se llamaba Doriano, me dijo que no, que era algo extraño. Que si me decía lo que le ocurría me iba a reír de él. Era y es, porque vive aún, claro, un chico de unos 20 años y parecía bastante poco dado a las relaciones sociales. Parecía asustado. Le dije que no se preocupara, claro, que para ayudar estábamos y me contestó: es que mezclo imágenes.
Pensé en alguna derivación del estrabismo y le dije que pasara a la sala para hacer las pruebas pertinentes. Doriano me acompañó y me dijo que, aunque se haría las pruebas, no se trataba de nada así. Su problema era que mezclaba imágenes. Que veía lo que veía, y además veía cosas que ya había visto. A la vez. Su mirada parecía contener imágenes del pasado. Su mirada, me dijo, parecía haberse desajustado. Veía lo de hoy y veía lo de hacía dos semanas, o tres años, o quince. En el mismo ambiente, en el mismo lugar, pero con años de diferencia. Imágenes superpuestas. A la vez. Que no sabía que le estaba ocurriendo.
Suscrita como estoy a su revista, conozco las publicaciones dedicadas a La mirada ovoide, la teoría del discutido Profesor Almayr, y relacioné enseguida este caso con dichas teorías que siempre he considerado fantasiosas y poco sujetas a una consideración seria.
Pregunté a Doriano 'y no será que recuerdas cosas y en tu mente se forman imágenes de lo que ocurrió...'. 'El caso es que no, porque yo recuerdo en mi mente otras cosas y pienso en mis cosas, pero lo que veo no corresponde', contestó Doriano. Sin duda, me encontré en un trance un tanto peculiar. Debía resolver un caso de Mirada Ovoide desde una consulta óptica de Talcahuano... y la verdad, no se me ocurrió otra cosa que probar algo descabellado y por supuesto inicial antes de seguir con algo más científico. Se me ocurrió algo como coger una montura de unas gafas de muestra y pedirle a Doriano que se las pusiera. Unas gafas sin montura, si más. Me acusarán de loca, pero cualquiera que revise la teoría de la Mirada Ovoide o cualquiera de los textos del profesor Almayr, considerará que todo es posible.
Y, oigan o lean mejor, Doriano salió a la calle, dio una vuelta a la cuadra y regresó a la óptica diciendo que sin duda algo ocurría, porque su problema se había solucionado. Ya veía bien. Sólo con la montura, sin más cristales ni... no salía de mi asombro.
Sólo una cosa más, he decidido investigar por mi cuenta con Doriano. Quedamos en cafeterías, salas de baile, restaurantes, incluso en el cine y hacemos pruebas con y sin la montura. Los resultados son fascinantes. Estoy pensando en hacer una prueba en mi propio domicilio. Si mezcla también imágenes, me voy a empezar a preocupar. Porque Doriano no ha estado nunca en mi casa. Espero reportarles informes muy pronto. Muy agradecida por su atención.'
Muy bueno. Me has recordado mi operación de cataratas. Ahora a veces voy con la montura y cristal normal y corriente. Pero no mezclo imágenes, me encantaría tener esta mirada ovoide:-)
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
y cuándo unas gafas ovoides?
ResponderEliminar