Recogemos en esta ocasión una rareza en nuestro repertorio dado que no solemos incluir en este espacio artículos o textos a cargo de personas dedicadas a la ámbitos no estrictamente literarios, pero creemos que este caso merece la pena. Del botánico Osiris Delapierre recogemos la entrada que hizo dedicada a la Flor de Cactus en su obra 'Enciclopedia de las flores', en principio un volumen divulgativo pero, como verán, un tanto fuera de lo que diríamos... formal. En fin.
'Flor de cactus. Un día duras. Un día escaso. Una noche. Flor de cactus que te abres de noche para que nadie te vea y al llegar el día decides morir. Lo decides. Estoy seguro. Estoy convencido de que sabes lo que haces. Tanto tiempo que te llevo vigilando y apreciando y en el momento en el que tienes realmente algo hermoso que enseñarme, lo haces de noche, con mala sombra, con ganas de fastidiar. Cactus que no tienes otra cosa que hacer que crecer lentamente hacia alguna parte que se me escapa. Cactus que vas pariendo pequeños hijitos que suben, se paran, se tuercen, encuentran un obstáculo y no dan la vuelta si no que deciden crear un brazo más para seguir creciendo. Cactus que no necesitas el agua que el resto de plantas reclama sin cesar. Cactus que eres pequeño y finito y no tienes importancia y que de repente, al cabo de los años, al cabo de muchos muchos años de tenerte presente todos los días, decides sacar la flor. Flor de cactus. La flor más bonita que se ha visto jamás. Una flor de cactus que has decidido alumbrar de noche y que es de noche cuando realmente apareces en todo tu esplendor. Fascinante. Una flor blanca, como un fantasma. una flor que tiene el aspecto de los vestidos de las damas blancas que se aparecen en los bosques, con sus vestidos vaporosos, de esas mujeres espectrales vestidas de blanco que vagan por los palacios abandonados, por los cementerios más lúgubres. Flor de cactus que de noche y solo de noche has decidido vivir. Al llegar el día, todavía son apreciables tus encantos. Pero sabe uno que morirás pronto. Como todas las flores. No sé cómo conservarte, flor de cactus. Flor de cactus como un fantasma que por el día sigue allí pero ya como un anuncio de lo efímero de tu existencia. Maldita botánica. Maldita biología. Maldita ciencia en su conjunto que no es capaz de preservar la vida de un fantasma que nace de una planta tan arisca y falta de gracia. Maldita sea la naturaleza que es capaz de crear algo tan fascinante a partir de un tronco espinoso y mal administrado. Flor de cactus. Un día has durado. Durante una noche has sido la reina de las flores. ¿Quién puede ahora mirar tubérculos, comprobar raíces de gramíneas, comparar hojas caducas, seleccionar semillas, cuando el recuerdo de un fantasma le acompañará siempre?'.
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