jueves, 22 de enero de 2015

Hoy, tú.

Lamentablemente no conseguimos reproducir aquí muchos textos llegados desde el lejano Oriente, pero mira, siempre tiene que haber una primera vez. O una segunda, que tampoco llevamos la cuenta muy allá. Este texto se llama 'Hoy, tú' y lo extraemos del libro 'Sí, ya', de Tomi Shumiyama.
'Corrían los lejanos días del emperador Yoshuda cuando en la imperial y magnífica Kyoto un grupo de mujeres avanzaba por uno de los más impresionantes jardines que un humano viera o soñara siquiera. Una de ellas era la encargada del ajuar del propio emperador Yoshuda y les iba contando con todo lujo de detalles las cosas que hacía en palacio. Que si la emperatriz era muy maja, que si la emperatriz la trataba como si fuera una amiga, que el emperador se desvivía por sus súbditos, que los generales del emperador no paraban de proponerle campañas para aumentar el poder del Imperio, que había un general muy simpático que cada vez que volvía de una campaña le traía un regalo, que ese general era viudo y que en palacio decían que podría pedirle matrimonio en cualquier momento, que ella no sabía si decirle si sí o si no, porque el general era muy apuesto y muy valiente, pero tenía fama de ser un poco picaflor, que si en palacio había una mujer de un general que decían que vivía encerrada en una salita desde hacía años porque tenía miedo al aire fresco, que si en palacio decían que esa mujer en realidad no existía y sólo servía de excusa al general para ocultar que le gustaban los hombres y que nunca se había casado, que si en palacio el emperador tenía un salón en el que le gustaba encerrarse a pensar y del que no salía en horas, que si en palacio se rumoreaba que la emperatriz no podía tener hijos y que el emperador estaba preocupado porque eso suponía que podría haber guerra civil, que el hermano del emperador era un muchacho majísimo pero que siempre tenía algo, que la cuñada del emperador, que era hermana de la emperatriz era mayor que ella y que vivía en palacio y que se pasaba el día durmiendo, que si había un ministro del emperador que decían que en realidad era coreano y el hombre vivía siempre asustado, que si en palacio decían que el emperador pensaba nombrar ministro a una mujer, que si en palacio decían que había un país en el que decían que en su Imperio todos eran iguales, que si en palacio decían que un ministro del emperador se parecía muchísimo al emperador y algunos sospechaban que era el propio emperador que se disfrazaba de ministro, que si en palacio decían que el emperador tenía miedo a salir de palacio porque tenía miedo del espacio exterior y el aire fresco pero que la gente había oído la historia de la mujer de aquel general y mezclaba temas, que si en palacio decían que los chinos en realidad no eran tantos y que lo decían para meter miedo a la gente, que si en palacio decían que era imposible que hubiera tanto arroz para tanta gente porque con lo que cuesta cultivar el arroz tú piensa a ver cómo va a haber arroz para todo el mundo si no es que no lo traen de otro sitio, que si en palacio decían que a la emperatriz no le gustaba el arroz, que si en palacio decían que a la emperatriz le gustaba demasiado el arroz, que si en palacio decían que había cierto malestar entre cierta gente que no conocíamos y que vivían en casas de barro y que un día esa gente como se enfadase de verdad iban a venir y nos iban a quemar vivos a todos pero que eso no pasaría jamás, que en palacio decían y decían y decían... Hasta que en un momento, se paró, se calló y le dijo a la que tenía al lado:
- Hoy, tú.
Y la chica se quedó callada, no supo qué decir y entonces la que había hablado hasta ahora, siguió hablando.'

2 comentarios:

  1. Vaya, parece que hoy se ha levantado exótico, monsieur. Se ve que cuando sale de Santaco viaja lejos. Ayer Rusia, hoy Japón... ¿Qué será lo próximo? Lo menos Júpiter.

    Feliz tarde

    Bisous

    ResponderEliminar