jueves, 21 de mayo de 2015
Campaña electoral. Días 13 y 14. Triquiñaqui
Tu nombre ha vuelto a sonar. Trikiñaki. Triquiñaqui. Anda que no he llorado yo nada por no querer ir al triquiñaqui. Años ochenta, Santa Coloma, verano. Los niños podían ir a una especie de esplai de verano para socializarse y dejar a las madres un poco a su aire… pues no. A mí no me llevan al triquiñaqui ni atado. Y mi madre que sí, año tras año. Y yo que no. Y a llorar. Y porqué no te apuntas si va el tal y el cual, y yo que no, que no voy. Que no quiero ir. Y a llorar. Triquiñaqui. Me cago en el copón colorado. Acto de educación organizado por la formación y una maestra habla de los tiempos pasados y dice que podríamos recuperar espacios como el Triquiñaqui. Y me he acordado y tu nombre ha vuelto a sonar. Qué tiempos. Ahora ya casi no lloro nunca. Dos días de campaña y queda un día de campaña. Día de ayer. Más frío que en Copenhague. Vamos a la Ramon Berenguer y la prensa, pese a ser el partido, o la formación, o lo que quiera que sea que seamos, todavía viene a nuestras convocatorias. Vamos a denunciar que hay una residencia de ancianos que tiene unas pocas plantas cerradas y que parece que bueno, son cosas que pasan. Y hay que preparar el debate. Yo no puedo hablar mucho del debate porque apenas estuve pendiente, porque nos lo pasamos de puta madre con los móviles, los colegas, mis nuevos amigos, con los tweets y las cosas. Yo antes tenía otros amigos, que espero recuperar el 25 de mayo. Los colegas de ahora, agotamos las baterías de los móviles en un momento, en un nada, así. Antes molaba. Del debate poco tengo que decir, tendrán que esperar a la crónica de Nadio Teins. Vuelco electoral. No sé. Yo creo que somos el niño repelente ese que lo sabe todo y al que todo el mundo quiere ver caerse para reírse de él. Un poco así. Nosotros somos los listos. Los que en el insti sacaban buenas notas, los nerds, los que no hacían gimnasia. Y está todo el mundo queriendo ver cómo se caen. Un niño que corre y se cae. Un niño que sabe que está corriendo para caerse. Con las rodillas llenas de costras, porque se ha caído ya otras veces antes, pero aún así, sale a correr, a jugar con otros niños y se cae. Y llora. Somos ese niño que se cae. Pero nosotros sabemos quiénes somos y lo decimos. Somos los listos. Otros van diciendo que una gente que hace tiempo que ya nadie recuerda porque ya no salen en la tele está en su espíritu. Esta crónica debía llamarse manitú. Espera, ven un momento, me molas. Me molas porque no me molestas. Me gustas porque tienes tu espacio. Me encantas porque no me haces caso. Me chiflas porque pasas de mí. Te quiero conmigo, porque me dejas hacer lo que quiero. Ven, que ha acabado el debate y quiero hablar contigo. Ven, que te quiero ver sonreír. Ven, que me gusta ver que no me quieres y estás nada más que callado ahí en un rincón y me he dado cuenta de que eres tú. Te amo. Te amo porque me dejas hacer lo que me da la gana. Que tú te entretienes con tus cosas y tus movidas y tus rollos y me dejas en paz. Qué gusto haberte podido conocer pudiendo haberte conocido siempre. Te amo. No me mires. Bésame. Otra vez. Horta de sant Joan. Al día siguiente vamos a la plaza del Reloj y un señor me dice que es de izquierda unida, que estuvo en la cárcel, que era de la joven guardia roja, que era amigo de Luis. Hay tantos amigos de Luis. Que siga. Buena acogida. Viene Laia Ortiz, que es de Iniciativa, pero es de Barcelona en comú y vosotros no. Vosotros sumáis para la candidatura Poble Actiu, que es la marca de la CUP. Porque si vamos a decirlo todo, vamos a decirlo todo. Y ser de la CUP no es malo. Ser de la CUP es ser como haber sido de los nuestros. Como tanta gente. Es un paso. Sigamos. Laia Ortiz viene a lomos de una brompton, que es una bici de esas chicas, de las que das una pedalada y avanzas mil metros. En fin. Hacía calor. Comer, ir a Can Calvet a ver qué y vemos qué y resulta que el tema de la inmigración escuece. Y uno explica su visión y no parece que case demasiado. No liga. Es raro. Nos vamos. Acto de educación. Triquiñaqui. Y nos vamos y volvemos al sitio donde se cuece la broma y nos encontramos con la prensa, con el rocanrol, con el establishment. Antes, la gente molona y bien, votaba una cosa. Ahora quiere votar otra. Nosotros somos los de los bolis en el bolsillo de la camisa. Pero en los vídeos, cristina aguilera se enamora del nerd. O es Mariah Carey. No recuerdo. Falta un día. Un día y ya lo dejamos. Un día para el último dron. No digo que me encuentro con una carpa de ciutadans al lado del Seimar. Lo lleváis claro, que los del Seimar somos gente de orden. Que no arriesga. Me he encontrado esta mañana con Gemma Gironés, a la que no veía desde los cinco años, creo. A la Mónica Solares le di un papelito el lunes. Soy yo. No nos vemos desde octavo. Pero que Gemma Gironés se acuerde de mí… en fin. Qué mundo. No sé qué más tengo en el tintero. Lo voy mirando. Marga Dordella diciendo que después de esto hay más cosas. Que la vida es más que esto. Yo soy de izquierda unida y esto no lo diré jamás en público, pero Marga Dordella, es mucho. Supongo que será casta o pequeña burguesía, pero es mucho. Estoy ahí.
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