Ayer en la Plaça de la Vila, un señor repartía estos folletos de Súmate. Nos ofreció y yo se lo cogí. Nos preguntó si lo teníamos claro y yo le dije que sí, que éramos de Catalunya Sí que es pot. Nos dijo, con sorna, que nuestros votos se contarían con el No. Como cepos, saltamos y le dijimos que a él le contarían con la derecha. Nos dijo que era de la CUP. Le respondí, pues con la derecha.
No hace mucho, Raül Romeva hizo unas declaraciones en una entrevista diciendo que aquellos que no quisieran desprenderse de su nacionalidad española, podrían elegir, podrían quedarse y ser españoles y disfrutar de la amplia gama de servicios y ofertas que ofrecerá (perdón) la nueva República Catalana. Que serían como los británicos, alemanes o franceses que residen en nuestras tierras. Me alarmé y me encendí. O sea, que gente de amplísima estirpe catalana, de rancios apellidos ben nostrats que, políticamente, se identifiquen con España porque Dios no les ha dado otras luces que esas, serán poco menos que extranjeros en su tierra. Bien acogidos, pero de otra parte. No lo entiendo. Que eso me pase a mí, que soy negro, judío y homosexual, vale, pero que le pase a esos amigos lleidetans de recias convicciones carlistas por poner un ejemplo, pues me parece injusto. Es decir, podremos elegir la nacionalidad. No me gusta. No quiero elegir. Si soy español, a día de hoy, porque administrativamente me toca, a ver a santo de qué el día que esto sea otro estado no voy a ser lo que se me diga. Yo no quiero decidir, yo quiero que me lo den hecho. Política de hechos consumados. Si nazco en Francia, francés. Si nazco aquí, tal. Es así. No parece muy allá que la peña vaya eligiendo el país al que administrativamente pertenece. Me pido norteamericano. Visa oro.
Estoy viendo que esto, explicado así oralmente me queda mejor. Pierde mucho escrito.
El señor reparte papeles diciendo que somos españoles y queremos la independencia. Otra cosa. Somos españoles, es decir, no hemos nacido aquí, somos emigrantes, murcianos, gallegos, por ejemplo, y aún así queremos la independencia. Supongo que emigrantes murcianos, gallegos, andaluces, cuando llevan aquí uno, quince o cuarenta años, ya son catalanes también. Supongo. ¿O no? ¿Quién es catalán? Eso es lo que me da miedo. ¿Quién es catalán? ¿Voy a ser yo catalán alguna vez en la vida? ¿Lo será mi madre? ¿Lo será mi hijo? ¿Ser catalán es una opción política?
Si, por ejemplo, no estoy con los partidos que piden la independencia, ¿soy menos catalán? ¿Es eso? Somos españoles y queremos la independencia. Pese a ser español, quiero la independencia. Pese a que por origen no debería, quiero. Me huele todo a alcanfor. Pablo Iglesias, Mi Pablo, ayer dijo que los hijos de andaluces y nietos de extremeños no tienen que avergonzarse de sus... y le han dicho de todo. Etnicista. A buenas horas. Llevamos jugando con el fueguecito de 'lo catalán', mucho tiempo. Un día y ese día quizás no llegue nunca, nos dirán que tendremos que elegir, que o se es o no se es. Y yo preferiré que lo que ponga en el papel ya me estará bien. Pero claro, ¿qué se me pedirá a cambio?
No estoy por la labor. No me pedirán nada, pasarán de mí, no soy tan importante. Somos españoles, castellanohablantes, y queremos la independencia. Lo mismo. Pese a no cumplir con el genotipo, estoy ahí, he captado el mensaje, soy salvo.
En fin. Elecciones dentro de nada, libertad de elección. Gente que era de los nuestros, que considera que España ya no da respuestas y que hay que buscar el nuevo modelo en un nuevo estado. España no da respuestas. Las dará Catalunya. No me parece mal pensado. Siempre y cuando no consideremos que en Catalunya no hay nadie que haya fomentado, articulado, pensado, aplicado, las mismas políticas de mierda que han jodido al resto del Estado español (o como se quiera llamar) durante siglos. Si pensamos que todo 'lo catalán' es inmaculado respecto a 'lo español', yo no estoy ahí. Llamadlo arriba y abajo si sois de la nueva ola, o la lucha de clases si sois vintage, pero eso va a ser igual en aquí que en más allá.
Se me está yendo un poco el hilo del discurso. Vamos, que si el asunto estriba en que esto sea un estado independiente para que así TODOS, vivamos mucho mejor, adelante con los faroles. No hace falta tanto rollo, elecciones, referendum como sea y al balcón: proclamo la república catalana. Que no, pues a pelear por lo de siempre, los que más tienen a joder a los que menos tienen. Si el tablero es este, la elección es clara. Los del Rabell y Catalunya Sí que es pot. Si lo que se quiere es que no haya lío, que todo siga igual, que virgencita que me quede como estoy, los que te dije que casi ni se les ve. Si lo que se quiere es un país extraño con gente que es y que no es, que siga contando que 'vine aquí y me acogieron muy bien porque los catalanes (los catalanes de verdad, los buenos) son gente seria y trabajadora y ahora mis hijos son catalanes', como si hubieran descubierto una mina de diamantes, pues a votar al Mas. Al candidato de la derecha.
Ah, y si se quiere ser la izquierda transformadora, que tiene la cara dura de decir que hasta ahora no ha habido anticapitalistas en la oferta electoral, como si ser el niño bonito del nuevo estado, el yerno perfecto, tan humilde, comunista libertario, pero sin pelearle al poder sus espacios porque nos pagan los nuestros, pues Governem-nos.
Ya está. Mañana a ver si no llueve, que tenemos ofrenda floral. Intenten decirlo con un mantecado en la boca. Ofrenda floral. Somos españoles.
Yo no quiero decidir. Yo lo que me digan.
Chapeau!!
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