El mejor de los Beatles, se entiende. Se cumplen nosecuantos años del nacimiento de John Lennon y con solo dos días de retraso y ante la multitud de voces, de emails, de mensajes al móvil que me han pedido que diga algo sobre el tema, me voy a pronunciar. John Lennon son los Beatles. Si con esto no os dáis por vencidos, no sé qué más puedo decir.
Empecemos. Uno por uno. Ringo Starr son los Beatles, claro. No se puede escuchar un disco de los Beatles sin reconocer la batería de Ringo. El fraseo, el golpeo, la simplicidad. Eso está dicho y visto y oído incluso. Pero no era compositor. Era un personaje simpático y en solitario no hizo demasiado. George Harrison es, para muchos, el Beatle preferido. Introvertido, místico y con una obra musical muy recomendable, a mí, personalmente, se me cayó mucho cuando ví la biografía que hizo Scorsese. Me parece que era un señor al que no le gustaba demasiado la música. Le gustaba vivir bien y no complicarse la vida demasiado. Pero la música... una vez que deja The Beatles, poco a poco se va cansando y, en fin, coge la guitarra poco y... no sé. No quiero seguir, porque va a parecer que me cae mal George Harrison y nada más lejos. Cada canción de Harrison con The Beatles es oro. Pero sin Harrison, también hubieran vivido. Creo. Mccartney. Paul Mccartney es los Beatles, eso está claro. Pero para mí, con sus pros y sus contras, es un personaje plano. No tiene excesivas contradicciones y en sus canciones, en principio y si no me dejo ninguna, no hay demasiados rollos. Amor, vivir tranquilo, alguna paranoia a su tiempo, musicalmente hablando es capaz de hacer de todo, desde baladitas ñoñas hasta lo más bestia y salvaje. Bien. Pero, siendo su repertorio bestial, me parece que hay algo en las canciones de Lennon, en el personaje propiamente, que le hace especial. Especial. Escribo una palabra y luego pongo un punto. Un punto. Ya paro.
John Lennon es un personaje equívoco. Si algo pasa con las canciones y con el mismo personaje es que, podría ser un loco enamorado y al mismo tiempo un cabronazo, podía ir de revolucionario y al mismo tiempo tener dudas y pedir que le contasen fuera, o dentro, según. No sabía. Se moja, se manifiesta, y puede decir una cosa y la contraria. Puede hacer canciones tiernas y canciones en la que no se entiende nada. Puede hacer cosas simples con una guitarrita o con un piano o bien puede marcarse un Revolution nº9... son cosas musicales, sí. pero es algo más.
Es una especie de imagen de tío con el que molaría ir de birras por ahí, a sabiendas que es muy posible que acabes con ganas de partirle la cara, o bien, que se la partan por ahí. Antes de eso, te lo has pasado de puta madre con un tío raro de narices que puede hablar de mil cosas y que parezca que no tiene ni puta idea de nada. Por eso es el mejor. Porque es raro, es contradictorio, no es la imagen de la fidelidad a unos principios, a una idea, quizás a una música de manera muy etérea, el rock and roll, pero poco más. Porque es capaz de estar con una mujer del nivel de Yoko Ono y empatar. Porque se la bufa lo que los fachas de mierda digan de Yoko Ono. Porque mucho working class hero, pero lo que le iba era irse de farra y perder la noción del tiempo como en el lost weekend. Porque era raro. Porque tiene canciones que le hacen a uno llorar, estrellar containers contra escaparates, pensar en quien no está, en cómo tirar para delante, en lo chungo que es todo esto, en lo mal que se pasa y en lo de puta madre que es estar enamorado de alguien que te quiere también. O no. En Dios y en la Virgen. Todo eso. Y lo contrario.
Y porque lleva gafas. Y eso no es fácil.
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