domingo, 6 de marzo de 2016

La venganza de Don Mendo en el Sagarra. Ha nacido una estrella.

Pocos momentos en la vida de una persona pueden definirse como trascendentales. Vamos a tirar por elevación. Vamos a decir cosas así como muy grandilocuentes, para inflar la cosa todo lo posible. Ya bajaremos. Ya nos pincharán el globo. Vamos a hacer el indio y vamos a contar las cosas de una manera pomposa, hinchada. En muy pocas ocasiones, uno tiene la sensación de estar viviendo un momento único. El nacimiento de una estrella.
El pasado sábado, en el Teatre Sagarra y con motivo de los actos del centenario de La Colmena, se representó en dos pases la legendaria obra de Muñoz Seca 'La venganza de Don Mendo'. Quienes tengan algo de memoria, recordarán que esta obra, algo ripiosa y de factura un pelín rancia, ha sido representada por actores de la talla de Fernando Fernán Gómez o Manolo Gómez Bur, nada menos. Y digo ripiosa y rancia y al mismo tiempo digo que yo con esta obra me río desde que sale el primero de los bufones hasta que acaba. No lo puedo remediar, me encanta.
Como digo, la compañía de Teatro de La Colmena representaba la obra en dos pases. El de las nueve fue el que ví yo. Supuse que a esa hora los nervios de la primera representación habrian pasado y que los actores irían más sueltos. Tenía ganas de ver a Marcos Moreno, el actor protagonista y miembro de la Peña en esta faceta de actor. Aunque ya sabía que había hecho cosas, creo que era la primera vez que lo veía. Sabiendo la obra que era y que él era el actor protagónico, estaba ansioso por ir.
Más, bastante más de media entrada en este segundo pase. Comienza la obra, no, primero intervención del responsable de la Colmena y luego de Andreu Banús, director de la compañía junto a Joan Fernàndez. Y empieza, pero no, porque antes, un actor de la compañía, se encarga de hacer una presentación, que a mí me gusta. Resulta que para la representación y con motivo del centenario, la compañía ha recuperado a actores de que han sido parte de la historia de la Colmena, y el amplio elenco de actores de la obra, permite que se diera cabida a muchos de ellos aunque fuera en papeles cortos.
La obra consiste en cuatro actos, las cuatro jornadas en las que Don Mendo ve su vida transcurrir como en un tobogán de subidas y bajadas para finalizar todo como el mismísimo rosario de la aurora. Como no se trata de contar de qué fue la obra, sino de ensalzar sin dudarlo ni un instante la figura del actor protagonista, daré algún apunte del argumento para pasar a la coba indisimulada, que es de lo que se trata a la hora de contar cualquier evento.
Magdalena está liada con Don Mendo, pero el padre la casa con el Duque de Toro que es muy rico, Don Mendo va a ver a su amada y mientras está con ella lo enganchan in fraganti. Para proteger a su amada, se autoinculpa de un robo. La amada, que ve peligrar su matrimonio con el potentado, no hace nada por salvarle. Le condenan y va a morir en la cárcel emparedado, pero unos amigos le rescatan y le salvan. Se jura vengarse por lo que le han hecho y cambia su nombre, se convierte en juglar, se llamará Renato. Pero ay, vuelve a caer en las redes de la amada... pero es que además enamora a la mora Azofaifa y a la mismísima reina de Castilla y León. Y a la que se ponga por delante. Se organiza un sinfín de enredos amorosos que terminan, pues eso, con muertes sin más.
Bien. Pues Don Mendo en este caso lo interpreta Marcos Moreno, joven actor que sorprende a conocidos y a no conocidos con una intrepretación que se sale. Ojo, el resto de compañeros no tienen ni una pega, pero el compañero Marcos, desde que aparece en escena, ya no hay más. La obra tiene apuntes de actualidad, interludios musicales... adecuados a la situación. Y Marcos lo borda. En serio. Y en broma. Porque te ríes mucho, porque la obra tiene gracia. ¿Sabían que a Muñoz Seca lo fusilaron en el 36? Bueno, pues ya lo saben. En todo caso, la obra, sea como sea, se presta a que te rías por la cantidad de tontunas, disfrazadas de ripios, que se sueltan. Y Marcos lo lleva todo con mucha gracia. Y hace que el público se ría con él y que le siga en las gracias y que esté pendiente de él durante toda la obra.
A cada jornada le sucede un nuevo interludio de tres minutos. Muy gracioso todo. No sé, me pilló con la guardia baja, o que ya iba uno predispuesto a pasárselo bien y a escribir luego una crítica para ensalzar a Marcos. Que es de lo que iba todo esto.
Yo creo que he visto nacer a una estrella, o por lo menos, he visto en el escenario a un actor con una vis cómica importante. Y me alegro mucho.
Espero que la suerte, el talento, lo que quiera que sea, no se lo lleve lejos otra vez y podamos seguir disfrutando de su arte. Y si no, seguro que será por algo mejor.

PD. La memoria de la gente mayor... también podré decir que ví el estreno en los escenarios del hijo de Joan Fernàndez. Eso también.

Foto: AS.

4 comentarios:

  1. Gracias Toni por tus palabras. Solamente puntualizar que la dirección artística de la compañía de la Colmena la llevamos un servidor y Joan Fernández, y en este caso en particular, la dirección escénica iba a cargo de Joan.

    Salut.
    Andreu Banús

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  2. Una de teatro clásico de tanto en tanto, muy bien.

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  3. Como nunca me han dedicado por escrito unas palabras como estas, no sé como se contesta a unas palabras como estas. Me ha dejado un poco helado. Supongo que esta réplica mía es la versión astracaniana y colomense del "Oh my god, I didn't really expect that award and I was not ready to talk!".
    Muchas gracias, de verdad. Supongo que la mejor forma de contestar es seguir disfrutando de toda la compañía, de las peculiaridades de todos los compañeros que aportan variedad y riqueza y, por lo que a mí respecta, mantener el nivel y pasarlo bien.
    Cosas como esta te hacen echar raíces.

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