martes, 2 de mayo de 2017

Aurora


Olvídate del hilo argumental. Olvídate de la imaginación desbordante. Olvídate de las cosas que han pasado hasta ahora. Olvídate de una sandía abriéndose, de una cabeza abriéndose, porque no se va a abrir ninguna cabeza. Olvídate de gente volando, de tu madre volando, olvídate de volar porque aquí no se va a volar nunca más. Olvídate de los antiguos repobladores alemanes que vinieron a las nuevas poblaciones. Olvídate del poder que tienen todos esos que están apoyados en la barandilla. Olvídate del narrador omnisciente. Olvídate de no participar en la historia más que como un simple contador de escenas pintorescas. Olvídate de todo lo que tenías pensado hasta este momento. Olvídate de una sucesión de recuerdos camuflados en una historia ficticia. Olvídate del planteamiento que tuviste una vez hace años. Olvídate de Gorteza y de sus momentos de ensoñación. Olvídate de Gorteza como un personaje de ficción. Olvídate, si es que lo recuerdas, del nombre de la policía que se enamoraba de Gorteza. Olvídate de los nombres de los personajes de la novela. Olvídate de los nombres de los personajes del cuento. Olvídate de cómo estaba distribuida la villa de Villastanza de Llorera. Olvídate de una camiseta de Barricada que una vez le viste llevar a alguien. Olvídate de la idiota pretensión que se te ha metido en la cabeza de pensar que el bar del Frederico es en realidad el bar de los Cazadores, no es el Bar de los Cazadores, no has entrado nunca al bar de los Cazadores, el bar del Frederico es otra cosa. Olvídate de pensar que no vas a entrar nunca en el bar del Frederico. Olvídate de todo lo que habías pensado que harías en el bar del Frederico. Olvídate de no probar una tortilla de patatas medio hecha por dentro en el Bar del Frederico. Olvídate de la idea de que tú no estabas participando en la novela, en el cuento, en la historia. Olvídate de no levantarte para saludar. Olvídate de venir nunca más al pueblo. Olvídate de seguir pensando en Villastanza de Llorera. Olvídate de la cara más bonita y más linda de todas las caras que nunca hayas podido imaginar. Olvídate de escribir sobre la cara más bonita, más dulce, más preciosa, más resplandeciente que jamás alguien haya podido describir con un vocabulario que vaya más allá del ‘guapa, bonita, linda, preciosa’. Olvídate de esa cara que daban ganas de transportarte a otro lugar, al lugar que fuera, al interior de la cabeza de quien te diera la gana, al espacio interior vedado para las miradas de los no creyentes, al agujero negro que dicen que va tragándose la materia y todo eso. Olvídate de la cara de la mujer que aparece en todos los cuentos y en todas las historias y que dijimos que vivía en Villastanza o quizás no lo diimos, pero ya hemos dicho que nos tenemos que olvidar de muchas cosas y ahora mismo vamos a ir pensando muy poco a poco, muy lentamente, muy despacito. Olvídate de pensar. Olvídate de esa cara. Olvídate.
Si ya te has olvidado de todo, acuérdate de esa cara. Lo hago por joder.

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