Mientras estamos hablando y comiendo M. cuenta lo siguiente. Dice que vio una noticia y que se la contó a la gente de su pueblo y no entendió nada, pero él lo ve clarísimo. Dice que en nosequé centro, en la Nasa o en Facebook o vete a saber dónde, hicieron un experimento con dos Bots para que se pusieran a negociar entre sí. Se trataba de que los dos Bots iniciasen un proceso de preguntas, respuestas, etc., pero ocurrió que, al cabo de un rato, se dieron cuenta de que los dos Bots habían avanzado tanto que estaban hablando en un lenguaje propio, que solo entendían ellos, alejados de los propósitos de sus programadores humanos. No sabían cómo volver atrás, así que se les ocurrió simplemente desenchufarlos. Sin emabargo, dice M., esto nos demuestra que estamos perdidos, que esto se nos ha ido de las manos y que muy posiblemente ya el año que viene no tengamos que quedar para comer o para vernos, como hacemos una vez al año. Es el fin.
Encuentro anual con M. Al menos nos vemos una vez al año, podría ser peor. La situación ha avanzado a mejor en aspectos generales, pero sin que sirva especialmente para nada. No vemos bien. La carne se muere. Los ojos, las células, los miembros, el cuerpo, va perdiendo facultades y se va muriendo. Yo, el otro día, le cuento, no fui capaz de enfocar los ojos de manera correcta para ver la luna. Me salía desenfocada. Es la mierda de estar mirando todo el día el puto móvil y la puta mierda del ordenador. M. me cuenta que allí hay una tienda de la Bq, que él ha rajado tanto de la Bq y que ahora le han puesto una batería en el móvil que no ha tenido que cargar desde hace dos semanas. Nos toman el pelo y cuando quieren nos demuestran que si quieren saben.
No hay retos, no hay nada que nos ilusione. M. me cuenta que en nosecuantos años le han cambiado de posición unas cuantas veces en el trabajo, pero que siempre acaba ocupando la misma baldosa, y que así no hay quién se motive. Que la gente joven tiene muchas ideas, pero que pretenden que él las lleve a cabo con ellos. Yo le cuento que estoy empezando a currar en una cosa de inmobiliarias y hablamos de los precios de alquileres, de vivir aquí, de Barcelona, de largarse fuera. M. lleva largándose fuera desde hace años.
Hablamos de los colegas, hacemos repaso de la situación y del balance de daños y de bajas y de las perspectivas de futuro. Ya hemos dicho que no nos ilusiona nada, pero acabo pareciendo un japonés que hace mil cosas a su lado. Está hecho un lapicín. Me cuenta M. que si la camiseta del grupo es rosa no se la puede poner, porque tiene que llevar siempre cosas oscuras, porque se está manchando continuamente. M. me cuenta que el otro día fue a un entierro en su pueblo y que su madre le tuvo que advertir que llevaba el polo con nosecuantos agujeros. Siempre se compra la misma ropa, los mismos pantalones, las mismas camisetas, los mismos polos, oscuros, para disimular las manchas. Dice que el otro día en el entierro apareció un joven con una camiseta del Real Madrid, la negra del escudo verde. Que si ya es una desfachatez ir a un entierro con una camiseta de un equipo de fútbol, ir a un entierro en el pueblo con una camiseta del Real Madrid es... pero es que ya está todo perdido y da igual. Antes le hubieran colgado por hacer eso, y ahora... nada.
Hablamos de fútbol. Si nadie se había enterado de que el fútbol solo sirve para blanquear dinero, no sé qué más se necesita. Lo de Neymar, asegura, no es un pago de cláusula, es un traspaso. Él ya hace tiempo que esto del fútbol no le despierta mayor entusiasmo, pero reconoce que el día del PSG tuvo un repunte. Nada. Este equipo está muerto y no hay nada que hacer. Otros años he intentado colar alguna teoría al respecto sobre mi Athletic, pero este año ni siquiera eso. El fútbol. Vemos pasar a los niños con las camisetas del Barça. M. es capaz de decir de qué año exacto es cada camiseta cuando a uno le parecen todas iguales.
Vemos pasar a gente sin camiseta por la Rambla de Poble Nou. Me pregunta si hace mucho tiempo que no vengo por ahí. Le digo que hace más de... Hace mucho tiempo. Antes. Me dice que en las guías ya la gente dice que las ramblas buenas no son las de toda la vida, que son esas, que van directo a la playa. Y sube la gente en gayumbos o con media teta fuera hasta la Diagonal.
No hablamos mucho de política. O sí. Trump, Rajoy, etc., pero es que claro, a ver, si ya los dos Bots aquellos son capaces de desarrollar un sistema propio y todo esto está en manos de gente que ni siquiera tiene necesidad de preocuparse de salir en la tele, de demostrar que manda, que son máquinas o que tienen las máquinas a su servicio, porqué tenemos que asustarnos si el presidente es Trump. M. sabe que, pese a no estar ya muy pendiente de nada, que hay un think tank que es el que realmente domina las cosas, que Trump es un pelele y que ya le han tenido que dar un par de veces el toque porque se había subido a la parra. Y que es muy flojo. Que ahora tocan ocho años de esto. Le digo que ocho años son muchos años, y se lo piensa, pero dice que pondrán a otro. Pero es que claro, si el tema está en que había que votar a la Hillary, pues qué quieres, es como poner a Rubalcaba, que lo vote su puta madre. De todas maneras, si los dos Bots ya van por donde van... hablamos de ajedrez, de que no han vuelto a hacer la prueba del Deep Blue, de que ya no se atreven a hacerlo. Que ha ganado un danés (noruego) el campeonato y que nadie sabe ya quien es pero que no se atreven a ponerlo a jugar con el Deep Blue que toque ahora. Si ya en el 98 por ejemplo se zumbó a Kasparov, qué no hará ahora con el muchacho ese. Estamos perdidos. El año que viene, digo, por decir algo, por poner algo de mi cosecha también, en breve, igual nos colocan una encima de algo, un dispositivo por el que nos damos por comidos y satisfechos y así se ahorran todo. Al final todo es un puto invento y no nos necesitan, no necesitan que trabajemos, que hagamos nada, que produzcamos, que pensemos, que estemos ahí. Solo que compremos cosas, y poco más. Lo demás no es necesario. No nos necesitan. Que Rajoy sea presidente una y otra vez significa que no tienen necesidad ni de poner a lo mejor que tengan delante. Que da igual.
Ya casi a la hora de irnos le pregunto por lo del 1o y me dice que al otro lado está Rajoy de presidente, que la caspa continúa, que son 300 años de no moverse nada, de nosecuantas familias que lo llevan todo y que nada se puede mover. Que si esto al menos sirve para algo que... yo le coloco mi teoría sobre el gatopardo y le digo que poco se va a mover aquí si quien está montando los circos es el mismo que tiene a peña legislando y colaborando con el sistema de mierda este. Y dice que visto así... le digo lo de la historia del Mas viendo lo del rodea el parlament y cómo se apunta y monta su propia 'revolución'. Y M. dice que esto no sabe realmente cómo va a acabar. Que no hay apoyo internacional, que alguien debería haber dicho algo. Pero es que tampoco ha dicho nadie que no. Y es complicado. Que ni los militares parecen estar tomándoselo en serio. Que si pasara algo, todo el mundo pasaría de hacerse daño. M. dice que a la gente todo esto se la suda. Que los chinos controlan el puerto de Barcelona y que en Rotterdam esto no tiene que hacer ni puta gracia. Que si luego además, esto lo apunto yo, los vascos se unen a la fiesta y les quitan la salida norte, entonces qué. Y seguimos hablando del PP, de las reyertas internas, del documental, de cómo Zapatero se petó al PSOE desde dentro porque se lo ordenaron desde fuera, de cómo el Pdecat es lo mismo que Ciu, de cómo aguanta ERC... y van pasando las horas.
Y no hemos salido de la Rambla del Poble Nou y hemos estado en tres sitios. Y en uno de ellos le sorprende la puerta de cristal y dice que si esa puerta es de cristal, será porque esconde algo. Y dice de ir a ver alguna peli o algo, de llamar a la A. pero no cuaja el tema y nos tenemos que ir. Vemos pasar a la gente, a la gente que va de viaje, a la gente que parece que viene de viaje. A gente feliz y con ganas de hacer cosas. Decimos de vernos a lo mejor el miércoles, pero será que no. Le digo de que venga a los conciertos pero me dice que no.
Y no cuento lo cuento todo, claro.
Y está delgado como un palo y con el pelo canoso y con la carne muriéndose y esas cosas. Y nos despedimos y creo que han sido cinco horas. Por la noche hubiera sido matador. La carne se muere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario