Tengo graves problemas de memoria. No sé distinguir lo escrito de lo narrado. Lo que escribo ahora lo he contado cientos de miles de veces, pero prefiero así quitármelo de encima dejándolo colgado en la realidad virtual.
Esta historia la contaba mi padre, así que nos toca ahora a mi hermano y a mí ir repitiendo sus historias como si fuéramos los descendientes de Violeta Parra o el hijo de George Harrison. Una historia corta, sencilla, que he querido dejar por escrito muchas veces pero que no he tenido el desto de hacerlo, pero que, en fin. Cosas que uno ve. Gente despidiendo a gente como si fueran a conquistar Peregil, coros y danzas ante oculistas amateurs… voy.
Cuenta mi padre que en tiempos fue sindicalista y que, por aquellas cosas, convocaron una huelga para reclamar algo. Mejoras sociales, puede que hasta algo relacionado con los sueldos, o movidas así. Cosas de antes. Y que, después de encerrarse muchas veces en las centrales de la Telefónica, decidieron plantarse en la Plaza Catalunya, que es donde estaba la Telefónica también, frente al Corte Inglés. Ahora no recuerdo si entran en el Corte Inglés o no. Cuanto más avanzo en el relato tengo la sensación real de haberlo escrito de verdad. Pero no tengo manera de saber si ya…
Sigo. El caso es que ocupan la central de Plaza Catalunya y hacen una barricada o algo así. Una barricada, hermanos y hermanas. Mi padre haciendo barricadas. Mi padre cuenta esto y te partes de risa. Hasta el final, claro. Pero siempre que desto, lo contaba. Decía que estaban allí, encerrados en la central y que vino la policía.
Se pusieron delante de ellos, al otro lado de la barricada. Supongo que andaría mi tito Basilio por allí, me gusta pensar que estaba mi tito por allí. Los dos lagartos. Siempre en el bando equivocado. En fin. Con esa facilidad para decir la palabra justa para molestarte. Y reírse. La policía y los trabajadores. Frente a frente.
Bien. El caso es que entablan conversación. Oye, preguntan los policías, qué pasa con vosotros. Pues mira, que llevamos ya en huelga nosecuántos días y está la cosa calentita ya. Joder, pero tanto tiempo lleváis. Si, pero qué vas a hacer… Es que está la cosa mala de verdad, me cago en la puta. Y tú de dónde eres. Pues yo soy de… ostia, pues yo soy de… me cago en la puta de oros. Joder.
Y entonces sonó el pito. Y la policía se puso a repartir. Serán siempre nuestros. A por nosotros.
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