Hay calles en Santa Coloma que no sabes dónde empiezan y dónde acaban. Calles que crees que empiezan aquí y empiezan más allá, que terminan en un lugar y resulta que siguen más adelante. Nada nuevo bajo el sol. Pero que eso ocurra con el Passeig Llorenç Serra, lo único que demuestra es que vivo en el limbo. La Lorenzo Serra. Tenemos claro dos cosas. Una, que el nombre de la calle no es en honor del entrenador del Mallorca, Betis y Barça, sino que está dedicada a un alcalde de la ciudad de principios de siglo XX, considerado el mejor alcalde de la ciudad de los que había habido hasta entonces. Entonces.
Hablar de calles de Santa Coloma y pretender hablar de la Llorenç Serra puede que demuestre poca osadía. Pero hoy hacía un día muy malo, realmente malo, y no estaba la cosa para paseos. Así que hoy, explorador de cercanías. De cercanías mías, claro. Pero es que además, el motivo del análisis viene dado por el hecho de que se ha inaugurado un nuevo espacio de comercio, llamado Brillant, creo, dedicado a expender cacharretes y adornitos de esos que uno considera banales y carentes de sentido hasta que los tiene y entiende que, efectivamente le dan lustre a un hogar. Tazas, espejitos, toallas, paños, cajitas, botellas para el agua, cuadros, sillas, etc. Lo mismo que podemos encontrar en el Crack, ahora dos portales más abajo. ¿Quién sobrevivirá?
La Lorenzo Serra. Para marcar bien el viaje tendremos que bajar al metro y salir del metro por la escalera mecánica. A partir de ahí, Lorenzo Serra. El tramo entre Generalitat y Sant Carles es Plaça de la Vila. Vamos. Salimos de la parada del metro y como va a llover nos metemos rápido bajo los balcones. Ahí está el Fotoprix, poco money mucha foto. Hace unos años era de esos comercios esplendorosos que señoreaban las calles de cualquier ciudad, hoy parecen reliquias de otro tiempo. Cámaras de fotos. Qué cosas. Qué tiempos. En uno de los portales adyacentes se encuentra el centro al que tienes que ir para renovar el carnet de conducir. Ya saben, no te salgas de la línea de puntos, la foto, etc. En ese tramo de la acera, bajando un poco, otro negocio de otro tiempo. Un kiosco.
Un Kiosco.
Y casi en frente el Bracafé. Vamos a tomar un café en el Bracafé. He quedado para tomar un café en el Bracafé con. Yo he quedado muy pocas veces ahí. Pero alguna vez, alguna, muy alguna. Pero hay gente que lo hace. Antes. Antes qué había.
Y dos bancos, un Sabadell y un cajamadrid y esos son negocios que no sabes si están de moda o no. Si sobreviven o no. Y es un tramo de la calle curioso porque se anuncian muchos negocios en pisos, en el segundo, en el tercero. Pero no miro casi nunca hacia arriba. Y eso que me pierdo.
Antes. Antes había otros comercios, otros espacios. Control del espacio, control de la memoria. Sí, efectivamente, si sigo caminando me encontraré con las dos tiendas de ropa. La de antes del Mulaya y el Mulaya. He ido mucho al Mulaya. A la de antes del Mulaya no, casi nada, muy poco. Antes, qué había antes. Creo recordar que una panadería de aquellas en las que el pan olía desde fuera, que olía como a bollo, a panecillo de viena, o a bastón de esos duretes que estaban tan buenos. Y la puerta del Styloo. Madre mía. Antes me dicen que el Styloo se llamaba de otra manera, el Casino, creo. Ahora hay un bar, la Rambleta, que antes fue el Metropoli... o no era el Metropoli. No recuerdo.
En la otra acera está el Crack. Tienda emblemática, estoy mirando algo en el Crack, mientras vienes y no vienes del metro, estoy en el Crack. En esa acera hay negocios intercambiables. Solo recuerdo como estable el de las placas solares, perdón, el del Solarium. Vamos, al que va la gente a darse rayos y depilarse. Creo. Qué observador. Qué dotes de observación. Un poco más arriba, ayer, abrieron otro lugar como el Crack, ya lo he dicho. Qué había ahí antes. Proyectos de panaderías, proyectos de. Tiendas de muebles. Algo. Pasas por delante de esa acera mil veces al año. Mil veces sin exagerar. Todos los días y no te fijas en nada. No sabes de nada. No te enteras.
Una parada de taxis. Te acompaño a la parada de taxis. Píllate un taxi aquí mismo.
Más abajo, antes, estaba el Badosa. Badosa era la tienda de coches. Llorenç Serra i Badosa. Así era el nombre completo. Ahora hay un Burger King. O un chiquipark de esos. Un lugar para fiestas. A veces el Burger king es un chiquipark. O algo. El Burger King. Cuando lo abrieron era como 'oh, en Santa Coloma un Burger King, símbolo de progreso o pérdida de identidad'. Ahora al Burger King vas a que te salve la vida un viernes por la noche con las hamburguesas a tres euros. Gente joven quedando en el Burger King. Gente muy joven haciendo del Burger King el punto de encuentro. Aceras sucias en el Burger King. Y un poco más abajo el Telepizza, que tiene otro rollo claro, más de paso. Estamos llegando al cruce con la avenida Santa Coloma. Vamos a cruzar.
La General Optica a un lado, y a su lado una acera en la que conviven, dos o tres o cuatro todo a cien, además de un Bonarea y el bar Múnich al que nunca he entrado a pesar de estar ahí mismo. Y no he entrado hamás, perdón jamás. Y algo más arriba está el centro de rehabilitación, y ahí si que he ido muchas veces. Y tú. Y tú. Y tú. Y tú. Y una tienda de zapatos también. Y antes había una peluquería, mucho más abajo. Y ahora hay también un Cash Converters al que entras y no acabas de darle confianza. Y también hay una iglesia.
Una iglesia evangelista, o metodista, o... con las siglas de la CIA. Así, y con un águila y todo. Da que pensar.
Y llegando al final dos cosas. El edificio donde vivía el Edu, al que llamábamos de una manera hace tiempo. El edificio Dakota. Con su ascensor de hace dos mil millones de siglos. En el portal esperando a que bajase el Edu para ir a tomar algo. Y el estanco. El eterno estanco. El estanco no es como el Fotoprix. Es un negocio que nunca pasa de moda. Hablaba el otro día con alguien, no recuerdo, que los estancos son lugares para mí como las mercerías. No sé porqué pero me gustan, no fumo, pero me gusta ir. En fin, manías.
En la otra acera. Volvamos, bajando a mano derecha. La fachada del edificio donde está el Consum o Eurocity o como se llame el super grande de todo a un euro y medio. Y antes qué había ahí. Había una tienda de muebles. Y no recuerdo el nombre. Y bajamos. Y bajamos y hay pisos y la sede de Hacienda. Y por las mañanas la gente esperando a que abriera Hacienda. Y gente saliendo de Hacienda. Y la oficina de Endesa con las oficinistas fumando fuera. Y el Casa Tió, carnicería que no sabemos cómo subsiste porque cuando vas parece que estés solo, pero tiene su público, porque lleva ahí mucho tiempo ya. Y más abajo la antigua entrada del teatro Goya y más abajo el Moreira.
El Moreira era antes otro bar, pero cambió y se llamó Moreira y lo llevaba un matrimonio gallego que no hablaba casi nada pero que hizo afición. Y dejaron el bar y ahora lo llevan unos chinos y mis padres siguen yendo los viernes por la noche después de cenar. Y los que salen del Rey van allí si hay fútbol. Y luego está el piso donde vivían todos, el fernandito, el abel, el mario, la cuadra, la señorita pili, los mesías, los bassols, todos juntos todos del Seimar. Y más abajo la tienda de muebles que se llama Sayez sino me equivoco. Y la parada de autobús. Y coger el 42 y a ver cuándo llegas donde tengas que llegar.
Y el último portal, donde vivían el herminio y la rojano.
Y cruzas. Y eso también es Lorenzo Serra.
Y hasta el puente. Qué hay ahí detrás. Qué había. Hay una tiendecita pequeña de ropa. He entrado una vez, creo. Alguien compró algo. Una panadería, tres barras un euro. El Condis. Uf el Condis. El Condis de antes, el Condis de Ahora. Ahora es un Condis Express, homologable a todos los Condis del mundo Condis. Antes tenía su rollo y conocías a todo el mundo. Bueno. Qué más. En frente está el Rey, pero hablamos del Rey como perteneciente a San Joaquín, creo. Y del Rey a la Gestoría, y de la Gestoría a Serveis Socials, y de Serveis Socials al piso nuevo ese que tiene un pasaje por donde se va a la calle Lluís Companys. Y de ahí pasamos a la Ciba. Y al Parking. Al parking antes que la Ciba. Yo dejé el coche en ese parking cuando tenía coche. Y la Ciba. Ya lo he dicho. Que ahora será otra cosa. Y ya no le llamaremos la Ciba. O diremos que en la Ciba hay otra cosa. A qué insti ibas, a la ciba. La Ciba. Los juzgados, dónde están, en la Ciba. Yo quería ir a la Ciba pero fui al Berenguer y al año de estar allí no quería estar en la Ciba. Y llegas a la esquina. Y pienso ahora que una vez entré en la Ciba para hacer una entrevista con la gente de la Universidad. Una entrevista a los alumnos por no sequé tema. Y nunca más. Mi hermano estudió en la Ciba. La gente de la Ciba yendo a desayunar. Me he dejado el Churrasco. Ahí si que he ido pocas veces pero siendo pocas, son más veces de las que he ido al Múnich. Frankfurt Múnich. Churrasco.
Y en la otra acera, después del Condis, había antes una tienda de colchones. La del Manzano. El Manzano venía a veces a tomar algo al Rey. Decían que llevaba pistola. Yo trabajé con una hija. Ponía marchas militares en la oficina. Y más allá está lo que antes era un concesionario de la opel y ahora es un todo a cien enorme, el más, lo más, la madre de todos los todo a cien. Y sin embargo, siempre habrá un todo a cien más grande. Los más grandes los encontré en Jaén, pero eran ya en plan naves industriales. Y más allá, portales y llegas al Mississippi y sanseacabó.
Y has recorrido una avenida, un paseo, una calle y parece que no hay nada, porque parece que es corto, porque parece que no pasa nada, pero hay un montón de cosas en esa calle, en ese paseo y en esa avenida y pasas por ahí miles o millones de veces y sin embargo habrá tramos por los que no habrás pasado jamás. Desde que cerraron la Ciba, cuántas veces has ido por allí. ¿Sabías que existe el bar Mississipi que está mirando al río Besós?
¿Lo sabías?
No sé. No sabemos de nada. No conocemos a nadie.
Edición de texto 11 de abril: me he dejado al parecer dos establecimientos, si no más. La oficina de la Mapfre, que está ahí y que estando ahí, jamás nunca jamás la he tenido en cuenta. Pero estar, es cierto que está. Y otro error, el banco de Alimentos. Al lado del Condis, con la persiana bajada, abren solo en el momento en el que reparten. Solo un par de veces, creo, lo he visto abierto. Creo que cuando escribí el texto lo tuve en cuenta, pero pensé que al no verlo abierto con asiduidad, no funcionaría. Se ve que sí. No está la cosa como para que no funcione.
Ha faltado la oficina de Mapfre de toda la vida
ResponderEliminarEdu????
ResponderEliminarSi, Eledu. No nombreis mi nombre en vano...
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