Las sospechas que albergábamos desde hace tiempo se han cumplido y finalmente ha sido el profesor Cielinsky de la Universidad de Jalisco quien ha llegado al fin a desarrollar una teoría que recoge el ingente trabajo del profesor Almayr acerca de la Mirada Ovoide y lo lleva directamente a la manipulación de las masas. En concreto de las masas jóvenes.
El profesor Cielinsky ha registrado sus investigaciones en la revista 'Ojival' bajo el título de 'El efecto muppet', por el cual ha investigado cómo el visionado de programas en los que aparecieran muñecos de peluche, de tela, de esos con los ojos pegados o cosidos, consiguen en los más jóvenes, en nuestros hijos e hijas un efecto hipnótico que no consiguen por otra parte otro tipo de elementos. Ni tan siquiera los estudios llevados a cabo con dibujos animados, concretamente los dibujos japoneses que tienen los ojos más grandes de lo normal, han conseguido el efecto que consiguen los ojos de muñeco. El profesor Cielinsky ha manifestado lo siguiente en el artículo que pasamos a reproducir: 'Situando a diversos y diferentes niños y niñas de edades comprendidas entre los dos y los diez años de edad ante un aparato televisor y reproduciendo ante sus ojos diversos programas de televisión intercalando los que contuvieran en su registro artístico la presencia de muñecos y los que no, concretamente los que se titulan Barrio Sésamo o Sesam Street, consiguen en el niño o niña que los visiona un efecto por el cual todo aquello que los muñecos hacen o dicen, es efectivamente grabado en el interior de la mente de los niños de una manera eterna, indeleble. Reproducen sus gestos, imitan sus voces y lo más preocupante... calcan sus miradas.
Este es el más alarmante de los resultados obtenidos. Los ojos de los muñecos, los ojos de Muppet, en tanto que no acostumbran a estar fijos en ninguna parte, ya que son muñecos y muchas veces lo que parecen ser las pupilas bailan de manera azarosa dentro del globo ocular, supuesto globo porque está cosido y no es un globo ocular real, tal y como conocemos y apreciamos los globos oculares y tal y como recoge el profesor Almayr en sus investigaciones, sin embargo, esos ojos, decimos, esos ojos, parecen volver loco, hacen entrar en trance al niño o niño que los mira y ya jamás el niño vuelve a parecer una persona en su sano juicio.
Los rayos catódicos ejercen así una suerte de combinación funesta entre el ojo con mirada ovoide y el propio ojo muppet, que trasladan una fuerza, una serie de indicaciones fatales a los ojos del propio niño o niña que condicionan su comportamiento de aquí hacia el infinito. Esta manipulación, que puede parecer burda y que debería sustentarse en la fuerza de sus canciones, en el vívido colorido de cada uno de sus muñecos o en las hilarantes situaciones que se producen en los programas, no son en realidad tales, ya que eliminado el sonido, eliminada incluso la misma presencia de la televisión y expuestos los niños a los ojos sacados de sus muñecos correspondientes, no dejan ya de sonreírse, cantar de manera inveterada y hacer cálculos o pensar en delante y detrás como si... como si estuvieran poseídos por la mirada que lanza el ojo blanco con fondo negro, en la mayoría de los casos.
Los niños y niñas de nuestro mundo, influidos por esos ojos, son así presa fácil para cualquiera qué...'.
Por dios y por la virgen.
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