viernes, 6 de julio de 2018

Emperador

En sus memorias, el emperador chino Zen Xi, cuenta lo siguiente:
'He visto las mejores cabezas de mi generación arrasadas por el odio y la guerra. Recuerdo a mi amigo Xie, a quien de pequeño llamábamos cabeza de burbuja, que imaginaba muñecos, cosas, animales, historias. Su cabeza burbujeaba. Su cabeza no cesaba de inventar. No dejaba de pensar. Pensaba tanto que cuando fui finalmente coronado emperador, pensó que yo no era el mejor emperador posible. Y me lo hizo saber. Y un día, ya éramos los dos mayores, vino al palacio y se presentó ante mí con unos cuantos seguidores que había reunido de entre lo más bajo de la sociedad y me ordenó que abandonase mi puesto. Sacó de un bolsillo un papel donde había anotado toda una serie de motivos por los que yo debía ser depuesto y otra persona ocupar mi cargo. El emperador era necesario, decía, pero no era yo la persona idónea. El caso es que aquella lectura me conmovió. Arresté a Xie y a sus amigos y pensé largamente en lo que había expuesto en aquel papel. Mandé que lo registraran y averigüé que tenía escritos varios textos más. Muchos de ellos referentes a diversos asuntos de orden nacional e internacional. Otros referentes a pensamientos y reflexiones más banales. Ordené que fueran a su casa y que me trajeran todos sus escritos. Efectivamente, en la cabeza de Xie, había un mundo nuevo. Una serie de ideas para crear un mundo nuevo. Tras una profunda lectura, ordené traer de nuevo a Xie. Le dije:
- Amigo Xie, he leído detenidamente tus ideas. Tu Discurso me conmovió. Creo que, efectivamente, no soy el emperador para ese mundo nuevo que avanzas en tu ideario. Pero creo a su vez que soy el emperador correcto para este mundo de aquí. Así que voy a ordenar tu ejecución. Creo que en otra vida, en otro mundo, podrás ser tú mismo quien pueda crear esa maravilla. Y esta mierda, ya me la como yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario