Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre Malgrat. ¿Han visto cómo ha quedado el Passeig Llorenç Serra? Qué cosa más primorosa. No dábamos un duro por ella. No doy un duro por nada nunca, pero al final las cosas pasan. Qué portento de obra, qué maravilla de la ingeniería. Uno de los más espectaculares logros de este mandato municipal del Partit dels Socialistes de Catalunya que ahora es nuestro amigui más amigui más bien. Una legislatura que se ha ido a la papelera. Cuatro años que comenzaron con nuestra alcaldesa haciéndonos escuchar en la plaza de la Vila a Tanita Tikaram, perdón, a… se me ha ido el nombre, bueno, escuchando la canción Talking about the revolution, o fue en el mismo pleno de constitución de tal, no me acuerdo. Han pasado estos cuatro años y no nos hemos enterado de nada. A la papelera. Cuatro años perdidos para Santa Coloma o bien cuatro años de la consolidación de un proyecto soterrado que tiene como objetivo hacer de Santa Coloma una ciudad de flequillos rectos, modernos de pueblo, pretensión de contemporaneidad y al final nada. Un proyecto de ciudad que mira con mala cara, con fastidio, las cosas feas y oscuras que se esconden más allá de lo que se monta periódicamente en el Mas Fonollar. Esa ciudad. Nada. Cuatro años que comenzaron prometiendo una revolución que se queda en la promesa de nada y en el mantra de ‘vamos a tener un balneario, tenemos un campus, tenemos fondos europeos’, que son grandes logros que presentar en una ciudad con un 30 por ciento de población en el umbral de la pobreza. Fantástico.
Cuatro años, último pleno con contenido. Una papelera vacía y unos calcetines de Zambrana. Todo pasa y todo queda menos Zambrana, que posiblemente, tal y como pinta la película, se quedará fuera del consistorio a poco que le vaya como a su partido, el Popular. Aquel partido que antes, se acordarán, era como un todo muy así, como azul como el cielo y el mar azul. Y ahora es un cagarro. Pero no den por muerto nada. No les dará tiempo a revivir para intentar sacar algo en las municipales aquí en el pueblo, creo, y por eso mismo ayer Zambrana nos deleitó con un modelito sobrio si quieren de camisa azul clarito y pantalón tal, pero con unos calcetines con distintas tonalidades de color teja o fucsia o yoquesé, que clamaban al cielo por una parte y te hacían profesar una admiración inmensa para quien, no siendo de Santako, parece de… y el Pleno.
El pleno comenzó con una primera intervención de los sindicatos, Comisiones, ugeté y cegeté, que vinieron a protestar por lo del pleno pasado, aquella subida, que recordarán seguro, que se acordó para un colectivo concreto, el de la poli local, y que dejaba fuera al resto de trabajadores municipales. Pitos y silbato desde la seis y media, intervención en el pleno, aplauso para los grupos que les apoyaban en su reivindicación, nosotros y Som y… si, nosotros, los de icv euia, nosotros, los que ya somos En Comú Podem. Esos. Pitos y silbatos, que ya lo estamos mirando y que lo vamos a arreglar porque ahora lo vamos a arreglar todo ya, clásica respuesta de Esteve Serrano o del que se ponga y venga.
Y la PAHV, que hizo entrada en el pleno y eclipsó a los de los sindicatos. Entraron como siempre, hicieron su reivindicación como siempre, Juan Pastor amenazó con no marcharse del pleno como siempre, y al final Diego Arroyo se fue con ellos para resolver de manera democrática y consensuada los conflictos presentados. Y es una mierda. Porque es un drama el de esta gente y el de gente que lo tiene todavía peor, bastante peor. Peor. Y así estamos. Y ya estamos otra vez. Y veniros conmigo a ver qué podemos hacer.
Y parecía que iba a ser pleno largo, denso, tenso. Y no. Después de la jornada electoral que colocó a los socialistas de nuevo en una posición de preeminencia sobre el resto, con la consiguiente felicitación, no pareció alterarse demasiado la dinámica. Eso sí, ya flota en el ambiente el consabido ‘la alcaldesa estará aquí un añito y se pirará’. Ya empezamos. Con cada victoria socialista, el mantra que sitúa a nuestra alcaldesa en cotas más altas de poder se dispara. Y al final, nada. Un día, quizás ese día no llegue nunca, eso pasará y podremos ver a nuestra ahora alcaldesa como ministra, o viceministra, o secretaria de estado de algo, o algo, y entonces ellos verán. ¿Porqué damos por sentado que van a ganar las elecciones?
Qué clase de ciudad somos, qué clase de alternativa presentamos que no somos capaces de pensar que, efectivamente, podemos cambiar la elección de buena parte de los ciudadanos y que confíen en otro proyecto. Siempre me hago las mismas preguntas. Las porras con Xavi Chica, la ausencia de mis compañeras en la labor de SOM, los cuchicheos sobre esto y sobre lo otro, el vestido de corazones de la regidora Ana Belén, esa sensación de sí pero no de los de Ciudadanos, no sé. Una sensación de que al final, nada.
Cuentas de Grameimpuls y de Gramepark. Que no. Que no es nuestro modelo y que patatín y patatán, que nuestro mundo es otro.
La legislatura, lo recuerdan, comenzó con las ganas de emular a todo lo que fuera comú por parte de la alcaldesa, fotos, fichajes comunes, etc., todo aquello pasó. A la papelera. Ahora vuelven a ser socialdemocracia y eso. Los puntos avanzan y solo Anna Pèrez tiene ganas de preguntar, argumentar y de buscar los tres pies al gato. Pero Anna Pèrez no estará dentro de dos meses de nuevo como regidora, por elección propia al parecer. Por qué. Es, con mucho, una de las regidoras que más intervenciones, argumentaciones, ganas de jaleo, a veces con argumentos pse y otros con argumentos currados, que uno recuerda. Y no estará. No salgo de mi asombro. Porque si no me gustara o si se aplicase con ella esa especie de desprecio por lo que la institución y el trabajo institucional significa que traspuaba su formación, al menos en antes… pero no parece.
Eran muchos puntos, pensaba que saldría más tarde, perdona cariño pero llego para cenar. Cuatro años que han pasado como un nada. Cuatro años en los que nuestros dos concejales, nuestros dos regidores, el Jonatan Fornés y la Alexandra Sevilla, se han esforzado por hacer una oposición diferente, que no fuera la oposición constructiva al servicio de su majestad de otras veces, que no fuera una oposición destroyer porque sí, sino una oposición a un modelo que ya no se aguanta. Que ya no traga tanta y tanta gente que está cansada de la inercia, de la continuidad, del puesto hereditario, de la cara sonriente que esconde nada. Una ciudad que funciona en base a proyectos que te anuncian un viernes en el Full Informatiu y te impactan lo que dura una intervención de Mireia González. Zas.
Qué cuatro años. Qué plenos. Qué de cosas nos han pasado y qué de cosas no hemos sabido contar. Un último pleno con mociones diversas y varias declaraciones institucionales. Pero pocas. Y mociones. Menos.
Declaraciones institucionales. Una para recordar a las personas desaparecidas sin motivo aparente, motivada por la desaparición de nuestro vecino Óscar, que lleva una pila de meses fuera de casa. Una declaración institucional contra la criminalización de los Menas, los menores no acompañados que han sido últimamente protagonistas de muchas informaciones y de un cierto ambientillo que buscaba un caldo de cultivo que finalmente no ha cuajado. Al menos todavía.
Y una declaración que no lo fue, una moción por el día internacional del Trabajo. Workingman’s dead. En principio se hace una declaración institucional. Se redacta un texto que pone de manifiesto que la situación de la clase trabajadora es una mierda. Simple y llanamente. Pero de manera que ni PP ni Ciudadanos puedan decir que no. Y quién dice que no. Quien no quiere una declaración institucional. Pues claro que sí. Que el enemigo es el enemigo, que el capitalismo, que tal. Está claro que ni ciudadanos, ni pp, ni psc están luchando contra el capitalismo. Ya lo sabemos. Pero si les haces comulgar con un texto como el original, pues eso que tienes. Que no lo quieres, quién eres, porqué me hablas, no, no quiero ir, no, en serio, la mano, suéltame, hace calor, tengo frío. Se vota la moción, se aprueba la moción. El capitalismo y eso. Luchando contra el capitalismo todos los días. Pero a tope. Denodadamente. Sin tregua. Poniendo la línea. Marcando la raya.
No hay más preguntas. Queda un pleno. En el que leeremos bellos poemas de Pemán, cantaremos a la luz y a la paz, nos haremos halagos, nos daremos la mano y estaremos ya, si no me equivoco con todo el pescado vendido.
¿Qué pasará? Quién dará el petardazo. Quién pinchará. ¿Seguirá todo igual? ¿Seguiremos sin grandes cambios? ¿Seguiremos sin gobierno? ¿Seguiremos sin oposición? ¿Seguiremos intentándolo desde las catacumbas? ¿Nos contentaremos con estar en las catacumbas? ¿Nos cegará la luz del sol y querremos volar hacia él como aquellos que ya volaron hacia el sol y se quemaron? ¿Seremos lo que decimos que somos?
Todo a la papelera. Cuando haces las campañas electorales tú, cuando lo organizas, lo cuelgas y lo descuelgas tú, todo eso, estás cansado. Estábamos muy cansados. Y el pleno fue corto.
Contar los plenos. Qué cosa. Qué conclusión habremos sacado de estos plenos, de la política municipal, qué cambia y qué es inalterable. De qué sirve contar los plenos. Yo era de los que animaba a venir a los plenos, para que conocieran a los políticos locales, esos grandes desconocidos que dentro de nada verán en su versión fotoshopizada en los carteles. Que les vieran enfadarse, gritarse, reírse, humillarse, odiarse, piropearse, hablar entre sí. No ha cuajado. Sigue sin venir casi nadie, pero creo que mucha gente los sigue por internet.
Un saludo.
Por si acaso este es el penúltimo texto dedicado a contar qué pasa en un pleno de Santa Coloma, me alegro.
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