Me gusta mucho cómo ha enfocado Edelmire Adelain su nueva novela 'El futuro' y cómo dedica sus 350 páginas a contar la historia de una ciudad en la que a lo largo de 30 años parece que están pasando un montón de cosas y en donde, al final, te das cuenta de que no ha transcurrido ni un solo minuto y que todo es algo parecido a todo lo que tú piensas que está pasando ahora mismo en el lugar en el que vives y en el que lees este primer párrafo sobre algo que tú crees que pasa y que en realidad no pasa. Me encanta cómo escribe Edelmire Adelain y cómo nos hace creer que hay algún tipo de relación entre la literatura, la escritura, el pensamiento, lo que nos define como seres humanos y cualquier cosa, como si esa relación ciertamente existiera. Edelmire Adelain escribe en 'El futuro' como si ese futuro existiera, como si después del día de hoy, hubiera un mañana. Te lo crees y todo. Hasta el final.
Yo no sabía lo que era escribir bien hasta que no me pasó lo que me pasó. Antes, cuando escribía por escribir, por el placer puro y duro de contar historias, quizás me lo pasaba bien pero sin lugar a dudas escribía peor. Mis primeros libros de relatos eran directos, punzantes, con un sentido del humor ácido y penetrante que intentaba y no sé si conseguía, ser una suerte de ariete contra todo lo que me parecía un obstáculo para el progreso de la Gran Idea. Y sin embargo, una vez que se me concedió el Sueldo de la Integración y la Gran Paga, cuando me pasó, me dí cuenta de que mis relatos, que dejaron de ser relatos para pasar a ser grandes novelas, técnicamente mejoraban mucho. Las historias quizás ya no presentaban el registro anterior, pero sin lugar a dudas, la técnica, la estructura, todo lo que es el armazón estaba mucho, pero que mucho mejor. Y así me lo reconocieron las autoridades que no dejaban de aplaudirme con cada nueva tal. Es magia.
En otro tiempo, Fiodor Rodavanov había sido un obrero metalúrgico en una de esas fábricas escondidas en el corazón de la Unión Soviética donde decían que se fabricaban cosas y elementos ultra secretos que atemorizaban al mundo libre. Con el paso de los años Fiodor Rodavanov se dedicó a publicar libros en los que hablaba de aquellos tiempos, casi siempre con un cierto halo de nostalgia, pero con la suficiente tristeza y decepción como para ser digerible para el público occidental. Hoy Fiodor Rodavanov es una de esas voces autorizadas para hablar sobre el derrumbe de las ilusiones, el fin de los sueños, la pérdida de la esperanza. Sobre todo de la tuya. La esperanza tuya esa que tienes ahí metida dentro y que crees justa y divina, pero que en realidad no es más que una pérdida de tiempo y si no te recomiendo que leas a Fiodor Rodavanov porque él sabe de lo que habla.
Me llamó para ir al concierto y fui. Actuaba Lorelle McAusten y después de tantos años diciéndome que no estaba de moda, decidí acompañarla a la actuación de aquella nueva figura emergente de la canción a la cual no tenía tampoco el gusto de conocer. Me puse mi vestuario más así y fui con ella. No desentonaba demasiado entre un público eminentemente extranjero y bien avenido con la vida en general. Yo me mostré interesado en el tono íntimo de las canciones de Lorelle McAusten y en el halo como de cierta santidad que desprendía. No sé porqué dije lo de santidad porque realmente no tenía pinta de santa ni aquello parecía una cita religiosa. Pero a ella se le iluminaron los ojos y dijo que, efectivamente, su música trascendía más allá de lo real a otra dimensión espiritual. Sigo estando en buena forma.
Los cómplices del asesinato de Frenand Domanju declararon que habían acabado con la vida del afamado poeta por un asunto relacionado con la calidad del arte. El autor material del asesinato, el también poeta Armande Sholajin, explicó que todo se había originado en torno a la clásica discusión sobre el acto artístico perfecto, que derivó en la consabida discusión sobre si crear vida o eliminarla era lo más, y que terminó con un poeta levantando un hacha contra otro poeta y el resto de poetas sobrecogidos y con sus manos en sus pechos enfebrecidos por un exceso de delirio lírico, épico y epistolar. Finalmente, el hacha de Sholajin atravesó el pecho de Domanju causándole la muerte, muerte que ha servido de inspiración a este vídeo libro en el que los cómplices y Armande narran de manera rimada, a veces libre otras no, lo que les vino a la mente y al corazón y a sus cuerpos y cabezas todas.
La mejor terapia contra el aburrimiento la encontraremos sin duda en la novela de Tomasi Alarcos, publicada recientemente con el título de 'El futuro', en la que nos cuenta la historia de una ciudad, su ciudad, en la que van sucediéndose una serie de hechos más o menos verosímiles pero completamente encuadrados en lo que sería la cotidianeidad de una ciudad normal. Son 30 años de obras, inauguraciones, remodelaciones, proyectos, fiestas de barrio, actividades de zumba y bailes en línea contadas de una manera que quiere ser aséptica y formularia pero que dejan relucir un resentimiento profundo, profundísimo, con la ciudad, con sus habitantes y con el género humano en su conjunto. No aconsejable para largos viajes porque si estás de viaje en Francia, por ejemplo, se te quitan las ganas de ir a Francia para ir a...
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