En teoría, este texto tendría que haberse llamado 'Envejeciendo', pero finalmente me parece más idóneo llamarle así. Envejeciendo. La revista Rockdelux hace de nuevo el alarde de editar un número especial que hay que tener, lo que se llama un must. Qué es lo que se ha llevado, qué tendrías que haber escuchado, visto y leído, a lo largo de esta década. Música hecha durante esta década, películas, series, libros, cómics. Y hojeando por encima, sobre todo en la lista de los discos internacionales y también en los nacionales, es que estás fuera de juego. La primera impresión es la de estar envejeciendo, pero mucho me temo que quienes hacen esta revista no son tampoco jovenzuelos imberbes y tienen más que ver con gente de mi edad que con veinteañeros con el pelo teñido de azul.
Porque la música que proponen tampoco es para veinteañeros aunque no te suenen de nada. Y no te suenan de nada porque, amigo, el rock ha muerto.
El rock es cosa de viejos, de nostálgicos, de un reducto de sectarios que no quieren saber nada con la vida moderna, la contemporánea, con las cosas que estén en el mundo, viviendo en eternas listas de reproducción con Ramones, Led Zeppelin, La polla Records, Beatles, Rollings, Kinks, Leño, Nirvana, Sonic Youth, White Stripes, Sex Pistols, Stooges, y todo lo que tenga que ver con guitarras eléctricas, baterías, bajos. Lo que se lleva, al parecer, es otra cosa.
Kanye West y Kendrick Lamarr. Rosalía. Y otras músicas. Músicas que ya no tienen que ver con los grandes astros que nos metieron en esto. De tanto rebuscar secuelas, finalmente nos hemos encontrado con que no hay secuelas y los festivales se llenan de esas músicas que nos parecen raras, extrañas, no comprendemos, no nos las sabemos, qué hacemos aquí.
La revista Rockdelux ha sido una guía de estilo. Qué es lo que hay que ver, qué es lo que hay que escuchar. Recuerdo el número 200, con los mejores discos del siglo XX, o cuando sacaron el de los mejores discos españoles del siglo XX, biblias que hacían el trabajo de prescripción. Y las demás compilaciones donde ya notabas que te ibas quedando fuera.
Y es lo que hay.
No hablamos ya de cine o de series. En el campo del cine, ni siquiera he visto la película que se considera la mejor película, 'El hilo invisible'. En el campo de las series, colocan a Twin Peaks porque sí, pero el resto de series recomendadas me suenan a chino.
Ya ni siquiera hablo de la lista de los libros.
En cuanto a pelis y series, ahí se nota cierta voluntad de ir de guays que es inevitable en la revista, pero es que a mí también me ha gustado siempre ir de guays. Aunque esté fuera de onda, sé que estáis peor.
La lista de canciones me haría huir de un bar. Miento. Me quedaría.
Porque hay que aceptarlo. Estoy fuera de juego. Escucho a Rosalía y hago esfuerzos por relacionarla con cosas que me gustaron, y la entiendo, pero entiendo mucho más que esa música ya no es para mí. Que la música ya no se hace para la gente como yo. A no ser que sea música con voluntad revivalista, canal nostalgia, grupos de imitadores de cosas que ya fueron.
Nos queda empaparnos con esta revista, ver algunas pelis que medio nos suenen, o bien recular y leer otras revistas, las de rock, donde gente más falsa que un duro sevillano nos querrá hacer creer que los 70 no han muerto y que el rocanrol sigue vivo en los corazones de los niños del mundo, con outfits de gente bien. Camisetas negras con targetuquis repletitas.
Por lo demás, esperando en casa a que traigan una olla express. Fuera de juego.
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