Esa lavadora no estaba ahí ayer. Poco a poco y superando mis resistencias iniciales, intermedias y finales se ha movido hasta ahí. Porque yo soy de no hacer nada y si me han dicho que hay que descansar no sé a qué vienen los esfuerzos y los alardes. La lavadora no estaba ahí, ahora lo está. Confinamiento del segundo día o del tercero ya porque el viernes ya se clausuró la cosa y solo salimos a comer con la mama y a comprar artemisa, que alguien, el doctor muerte ese del Pamies había dicho que eso y resulta que ese mismo vídeo lo ha visto todo el mundo y la mujer del tostadero de la Sant Josep ya no tiene artemisa, pero que no se qué bebida ya lleva artemisa y haces el apaño. El vermut. Los vídeos. Los rumores. La edad de oro del wasap y del telegram menos pero también. La edad de oro de los mensajes del wasap, del vídeo de risa, del experto que nos dice con la mascarilla o sin la mascarilla que esto del coronavirus se arregla de la siguiente manera y forma. La edad de oro del audio de risa, del audio tremendista, de las consultas. ¿Pero se puede o no se puede salir? ¿Cómo puede ser que nos digan que no salgamos y que nos envíen a trabajar? ¿Acaso te está pagando el Pedro Sánchez? ¿Es que no te estás dando cuenta de que el Urkullu y el Torra le están poniendo las pilas al establishment? ¿Nadie defiende a la clase trabajadora? ¿Pero a correr puedo ir? La edad de oro de la especulación y del twitter zasqueante. La edad de oro del debate sobre el ibuprofeno. La edad de oro de la especulación y de las aplicaciones de móvil para hablar a distancia. ¿Cómo estáis? Pues aquí, con la cervecita, con las palomitas, cagando, tomando el fresco, mirando cómo crece el musgo, leyendo un libro de Turguenev. Estamos confinados y estamos confitados. Estamos haciendo el cerro arena con las masas de pizzas y con las lentejas que yo no sabía que eran tan fáciles y dosificando los discos guapos para poner y siendo comprensivo con que a todo el mundo no le tiene que gustar el progresivo. Y ahí estamos, mirando por el balcón y preguntándonos a dónde va ese que va paseando si han dicho que no se puede y esa familia que van por mitad de la calle desafiando a la OMS y viendo más vídeos y recibiendo más wasaps y recibiendo el cariño de toda esa buena gente que te quiere y te aprecia. Y sopesando. Viendo los vídeos de los hitalianos cantando su imno y tú pensando qué bonito coño, pero qué himno cantarías tú, si te dicen que a tal hora había que aplaudir a los sanitarios y se te va la hora porque estás cenando y ni escuchas los aplausos y no has podido colgar ningún emotivo mensaje agradeciendo a la sanidad su labor ni has pedido al género humano que se quiera más y que esto nos sirva para estar unos más cerca de los otros pero ojito cuidado que como el que más corre antes se estrella el que es más bueno antes ladra. Todos tenemos nuestro poquito de mal corazón y de mala sangre, pero sin llegar a Ponsatí, estamos en primero de Ponsatí todavía. Estamos esperando a que nos digan qué es lo que tenemos que cantar esta noche en el balcón. La gente come noi non molla mai, cantaban en Nápoles y no sabes si lo cantan los fachas o quién pero te toca la patata y casi lloras, no lloras, lloras pero no se entera nadie. ¿Qué canción cantaremos esta noche, ninguna?
Está la cosa así. Y los análisis y las predicciones y lo que va a durar y las medids económicas y discutir con el Salva Tovar y quedarte sin argumentos porque sabe mucho y habla de cosas técnicas y ahí me quedo mudo siempre y no sé con quién más tenía yo algún pleito pero ya se me ha pasado. Y hacer cosas y pensar cosas y estar aquí pensando que si esto es así ahora qué nos va a pasar cuando venga la crisis de verdad, la económica esa que va a tener que venir y llevo dos años anunciando y que yo creo que entonces sí que nos vamos a enterar pero no nos enteraremos porque si pasamos esto es que ya lo pasamos todo, porque madre mía qué disparate estamos pasando. Quince días me estás diciendo de confinamiento, de no ir, de ir a sitios donde tengas qué ir, y yo hoy no he ido a ver a mi madre porque no sé si tenía que ir o no. Puedo ir, supongo, pero y si le pego algo, que yo soy muy de mocos y de estornudar y yo que sé.
La clase trabajadora. Quién la defiende. Gente que no puede dormir por la noches, el debate sobre las peluquerías, las cosas que nos dicen y que no son verdad, las cosas que no nos dicen, qué nos están ocultando. Nos ocultan cosas, los poderes fácticos, la gente que está infectada y porqué, de dónde vienen, los vídeos del Ortega Smiths, los vídeos parodia del ortega smith, los directos de los músicos en sus casas y nosotros que lo podíamos haber hecho el otro día y no fuimos.
La clase trabajadora y el coronavirus. La nacionalización de los medios del sofá. El artículo de la constitución y el confinamiento de Igualada. El confitamiento de las casas.
Cómo vamos a salir de esto. No tengo ni idea, más fuertes y unidos como sociedad y como clase, más unidos como país, más conscientes de todo lo que tenemos y con responsabilidad para cambiar nuestros hábitos de vida.
Solo llevamos un día o dos o tres y ya se nos ha subido el azúcar.
Estamos bien, por eso.
¡Ánimo!
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