En esa caja hay cosas. Cosas que son mías. Cosas. No. Me he confundido. En esa caja hay cosas que no son mías.
Ese armarito que hay debajo de la tele lleva en mi casa desde antes de que yo viviera aquí. Mucho me temo que incluso esté aquí desde que mis padres vinieran a vivir aquí. Hay cosas dentro. Es como la butxaca de Doraemon. Todo mi piso, de hecho, es un poco una butxaca de Doraemon. Salen cosas de donde no te esperas. Si necesitas algo, posiblemente no se encuentre en ningún sitio, pero de algún lado saldrá.
Alella. Hace poco fuimos a Alella. Nos bebimos unos vinos en Alella, no recuerdo si eran vinos de Alella. Supongo que no. Y comimos en un sitio en una plaza. Y todo estaba bueno y compramos unas plantas en un sitio y nos vinimos para casa porque a no sé qué hora había algo. Pues ahora, volveremos a estar en Alella. Al menos mentalmente.
Nosecuantos días de confinamiento y seguimos preocupándonos por los pormenores de decisiones que consideramos inaceptables, que significan desorden, que dan muestras de una profunda improvisación, que denotan una falta de planificación que deja en mantillas a... y esto te lo dice desde el facha más facha, sea indepe o no, hasta el anarco más irredento. Todo el mundo está de acuerdo en que todo esto se tendría que haber hecho mejor, como hubiera dicho el MHP y como ellos consideran que se está haciendo en otros países. La puta democracia. En Hungría por ejemplo, se está haciendo de puta madre. El presidente, aprovechando que ya de manera casi definitiva, la UE ha desaparecido, ha decidido suspender la democracia. Cargarse el control parlamentario al gobierno, suspender las elecciones hasta que él se acuerde, y otra serie de medidas que aquí muchos supongo que ven como medidas con un par de cojones, o de profunda vocació de servei al poble en aquests moments que demanden de nosaltres el bo i millor de nosaltres mateixos. En Hungría nos están enseñando cómo es el mundo del mañana. Los húngaros, no sé si como los austriacos o los checos, pero los húngaros me caían bien. En los años ochenta, la selección de fútbol no era mala, y siempre había porteros húngaros en los equipos portugueses. Lajos Detari, creo que era uno de los jugadores buenos. Calders ambientó algunos cuentos en Budapest si no recuerdo mal. Creo que de ahí me viene también el cariño por lo centroeuropeo. Lástima que Hungría sea Hungría ahora mismo.
He descubierto que sé hacer cosas al horno. Una de las cosas que más me gustaban de la cocina de mi madre antes de que diera el salto cualitativo brutal que dio hace... no sé, eran las patatas al horno de cuando hacía pollo al horno. Pues llevo dos de dos. Solomillo al horno y costillas adobadas en el horno. Con patatas y tal. Oye, que me salen buenas. Me salen como que recuerdan a aquellas patatas. Todavía no me he asomado al tema del pan, pero esta semana igual me lío la manta a la cabeza.
Pero os cuento. Les cuento.
Dos días que me he puesto a hacer la masa de pizza o la masa de un pastel de zanahoria, me ha dolido la muela. Un dolor insoportable. Como un calambre dentro de la muela. Espantoso. Y he tenido que retirarme a mis aposentos para que me dejara de doler y empastillarme además. Así que ahora ya asocio el estar trasteando con la harina a los dolores de muela.
Esta noche he dormido poco. Quizás sugestionado con que iba a hacer frío, me he despertado tosiendo y estornudando. Tosiendo y estornudando. Estornudando. Estornudando. Sensación de frío. He dejado de estornudar y hasta ahora. Tan sencillo como eso.
Llevo la camiseta térmica debajo de manga larga.
Hoy a la hora de aplaudir, una señora muy mayor del piso de delante, ha sacado una radio como la que teníamos en casa, una de esas Sony, y tenía puesta la canción de Resistiré. A mí la canción como que no, pero el detalle de la señora muy mayor muy mayor con el radiocasette escuchando Resistiré y poniéndola en el balcón, como que mira, no sé. Qué bonito. Y a la gente de los balcones de debajo del mío le iba señalando el transistor. Escucha.
Mira. Las nueve y pico pasadas. Me ahorro ver el informativo de la TV3.
Otro día que mira cómo corre.
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