Aquí tenemos a la Familia Real. Y ojalá sea la última. ¿Puede ser la última? No sabemos. Puede ser. Puede ser sobre todo si quienes dicen que son republicanos el 14 de abril y el resto del año se lo pasan mirando para otro lado, se ponen manos a la obra. ¿Pasa algo sin monarquía? No pasaría mucho, el sistema no depende de la monarquía, el sistema podría seguir funcionando igual, las injusticias podrían ser las mismas, los Estados funcionarían con parámetros parecidos y posiblemente las mejoras tangibles en la población no serían evidentes. Eso es poniéndonos en lo peor. Pero nos libraríamos de una figura, la de la monarquía, la familia real, el Jefe del Estado no elegido democráticamente, el Jefe de las Fuerzas Armadas ídem, que nos ha sido impuesta y nos recuerda que las cosas con así porque tienen que serlo.
Una República no soluciona por sí sola las cosas. Una monarquía es una vergüenza. Esta monarquía, además, es un cúmulo de despropósitos y hay que ser muy timorato para ser republicano el 14 de abril y apuntarte a todos los bailes y ceremonias para luego considerar que no es el momento de cuestionar el orden de lo que existe aunque estemos viendo cómo la monarquía no deja de ser una empresa privada que se nutre de lo público para alimentar un entramado que a nosotros, la gente, nos importa una mierda.
Una monarquía, esta monarquía mayormente, no sirve absolutamente para nada. Sirve para recordarnos que ellos están ahí y nosotros estamos viéndolo todo y no podemos hacer nada. Sirve para hacer negocios y para que una élite mantenga su posición. Sirve para que sigamos pensando que, en realidad, todo está bajo control. Sirve para contentarnos con la golosina de que, de cerca, son como nosotros. Y no lo son. Los reyes, las reinas, las princesas, los príncipes, los herederos, no son como nosotros, porque van a vivir siempre gracia a ser quien son. Ser quienes han decidido que han de ser para nosotros otros que no se atreven a soltar amarras.
En estos días estamos viendo el enésimo capítulo de 'esta vez sí que lo tienen chungo', pero no nos podemos hacer ilusiones. Pese a que sea evidente que hay millones y millones de euros que se han ido ante la vista de todos, que la figura de los reyes es absolutamente aborrecible, que no aportan nada más que un espantajo, una reliquia del pasado, un obstáculo para el presente.
Una República no sería mejor. No sería de por sí un sistema justo. Pero sería una forma de gobierno más justa. Sin una familia y sus amigos que se lo llevaran muerto por figurar. Por estar simplemente.
No necesitamos para nada una monarquía. Necesitamos una República para construir nuestros propios errores, para equivocarnos, para saber que si este es un tocho poner a otro u a otra y a correr. Y no dar por sentado que todo es como tiene que ser. Una República no nos asegura nada, una República te la tienes que trabajar todos los días.
La monarquía sirve para mantener el sueño de que todo es como tiene que ser. Que en sus hombros descansa la paz de un país. Sobre sus hombros, un pueblo. Esa ficción. La monarquía nos sirve para mantenernos dormidos, pensando que los malos pueden ser buenos, que nos quieren, que se acercan a nosotros, nos dan la mano, nos reconocen como algo. Y no es verdad. No nos quieren, nos utilizan, nos usan, nos mandan a morir, a matarnos, a la pelea, al precipicio, en su santo nombre. La monarquía nos demuestra todos los días que estamos por debajo. Que nunca lo conseguiremos.
La República no sería mejor. Pero nos da más juego. Si somos republicanos deberíamos saber que la República no es la meta, es el punto de partida. Carnaval de la frase hecha. Fiesta del ripio. La República es la esperanza en un mundo mejor, pero no es el mundo mejor. La monarquía no es lo que tiene que ser y la garantía de estabilidad, paz y armonía entre las gentes.
La monarquía no vale para nada. La familia real no sirve para nada. La realeza y sus batallas no nos han aportado nunca nada. El Rey, el otro Rey, la Reina, las infantas, el Príncipe de Asturias, son personajes que garantizan que todo esté siempre como tiene que estar.
¿Y tú? ¿Y yo? ¿Qué hacemos por que la República llegue?
No vivimos 'casi' en una República. No vivimos 'prácticamente' en un estado federal. La República como objetivo, como forma de gobierno con la que adquirir una responsabilidad.
No más familia y amigos. Seamos ya nosotros los que decidamos el qué y el cómo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario