Relato a tener en cuenta de Danuta Wolinska:
'No era ni muy pronto ni muy tarde. Era una reunión convocada por el Consejo de Periodistas de Berlín en la cual se iban a decidir algunas cosas como consecuencia de otras cosas. El tema que se decidía era muy importante. Me dijeron que debería acudir aunque no fuera berlinesa, pero trabajaba en Berlín y me conocía bastante gente. Fui. La reunión tenía lugar en uno de esos grandes pabellones deportivos que acogen algunas finales de la liga o la copa de balonmano. Estaba todo a reventar. El asunto que se decidía era ciertamente importante. Debíamos decidir si nos disolvíamos o continuábamos adelante. Cosa que ya se había discutido bastantes veces, pero que en esta ocasión se temía que se llevara adelante. Yo era partidaria de llevarlo adelante.
Había turno de palabras y pedí intervenir. Creo que hice una intervención brillante pero siempre me queda el regusto de saber que sé hablar mejor. De que puedo hacerlo mejor, pero que con las prisas y por que creo que estoy dando la paliza, no me acabo de...
Es igual. A todo el mundo le gustó lo que dije. Al acabar, se votó. Se consideró desmantelar el Consejo de Periodistas de Berlín y crear otro organismo que lo supliese. Mis compañeros y compañeras se reunían en pequeños corros comentando la jugada. Me uní a ellos. En todos los grupos tenía conocidos. En ningún grupo estuve demasiado tiempo.
Volví a casa y al día siguiente al trabajo. Fui a la redacción de Schrieben y me encontré con compañeros que estaban el día anterior en contra de mi postura. Ahora estaban contentos y reclamaban para sí que todo había ido bien. El director de la revista envió un mail diciendo, incluso, que todo aquello serviría seguro para colocar al gremio de la prensa berlinesa en una nueva posición. Sin olvidar el pasado.
Escribí un esbozo en torno a unas notas. Me volví a casa. Por primera vez en mucho tiempo nadie me había dicho nada al salir del trabajo, tomar una cerveza, algo.'
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