- Pero eso no puede ser...
- Que sí. Me lo contó y jura y perjura que es real. Que cuando se lo contaron a él tampoco se lo podía creer, pero que pasó como lo cuenta. Que salió a pasear un día y se perdió por no seguir las indicaciones y actuar de memoria. Y entonces se metió por una vereda y la vereda le llevó a un camino y terminó frente a la casa de alguien. Y ese alguien parecía estar en la puerta haciendo algo, algún tipo de trabajo relacionado con la agricultura, no sabía. Y le preguntó que dónde estaba, porque sospechaba que se había perdido. Y este señor que estaba en la puerta dio una voz y llamó a su mujer por su nombre de ella y ella salió a la puerta e invitó al colega a entrar en la casa. Y éste dice que entró confiado en que le dirían algo o le darían algún mapa y al entrar por la puerta vió cómo había apoyado contra la pared un contrabajo y una guitarra y la mujer cogió la guitarra y le hizo un ademán para que cogiera el contrabajo y él no supo decirle que no sabía tocar el contrabajo y ella comenzó a tocar la guitarra, muy bonito, y a cantar, muy bonito también, y creyó reconocer la canción, algo de folk de los setenta e hizo ademán de mover la cabeza para que se entendiera que conocía la canción y que la podía tararear, pero la mujer quería que le acompañara al bajo y él no sabía cómo decirle que no y siguió haciendo como que prefería escuchar y entró el otro hombre en la casa y dijo 'pero qué pasa con este gilipollas, por qué no coge el contrabajo?' y entonces se vió en la obligación de afirmar que no, que no sabía tocar el contrabajo y el hombre le dijo 'pero cómo no vas a saber, cógelo ya joder'. Y ahí se ve que se asustó bastante.
- Eso es lo que no me cuadra.
- Que se asustara.
- Pues sí, porque nunca se sabe si tienes una habilidad adquirida y se te olvida por lo que sea que la tienes y temes que estés perdiendo...
- Pero tan joven.
- Es que claro, qué hacía por esos caminos...
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