No recuerdo quién tuvo un Citröen, pero a tu tío Narcisse le gustaban mucho. Nunca tuvo coche, pero era un apasionado de la marca. Se conocía toda la historia y todos los modelos. Cuando le íbamos a visitar, tenía miniaturas de todos los modelos de la Citröen, y nos contaba muchas cosas sobre las peculiaridades de cada modelo. Naturalmente, a nosotros nos gustaba sobre todo el Tiburón, porque lo veíamos en muchas películas y nos llamaba la atención el diseño peculiar que tenía. A mí me daba un poco de miedo el tío Narcisse. Vivía solo, tenía ya pasados los cuarenta años, y, tras la muerte de los abuelos, se había quedado con la casa o, mejor dicho, le habían dejado la casa porque no sabían qué hacer con él. Preferían tenerlo controlado.
Cuando íbamos a verlo, mamá le daba una vuelta a la casa y papá intentaba hablar con él de alguna cosa para que se distrajera. Al principio, al tío Narcisse le daban ataques como de ira. Si papá le comentaba algún tema de su trabajo o de la vida en general, de la política, de lo que fuera, el tío reaccionaba mal. Con el paso de los años se fue calmando. Tanto que pasaba de todo. papá intentaba como digo hablar con él, incluso le provocaba conscientemente, y él ya no reaccionaba. Le daba todo igual. El tío Narcisse solo mostraba algo de interés con los coches y con los Citröen.
Un día le pregunté por los Citröen. ¿Porqué se llamaban así los coches? ¿Había habido un señor Citröen? En la escuela nos habían hablado de Henry Ford y en seguida me acordé de tu tío. Cuando fuimos a visitarle le hice aquellas preguntas y me contó toda la historia del señor André Citröen, de cómo era un apasionado lector de Julio Verne, de su viaje a Polonia, de los engranajes con las espigas en V, de cómo creó la marca, de los primeros modelos, de la Guerra, de la ruina, de cómo murió enfermo.
Nos fuimos a casa y papá me dijo que era la última vez que íbamos a visitar al tío Narcisse, que se lo iban a llevar a una casa de reposo y que estaban intentando vender la casa familiar en la que vivía. El tío Narcisse, nos dijo, está contento porque así podrá estar con más gente. No llegó a ingresar en aquella casa de reposo. El día que vino la ambulancia para llevárselo se había pegado un tiro. Había dejado una nota en la que había escrito 'Señores enfermeros, me he informado de que sus ambulancias no forman parte de la gama de vehículos de la marca Citröen y me niego a que mi persona tenga que ser trasladada en otra máquina que no sea la que creó el buen señor André Citroën...'.
Todos entendimos que no había sido por la ambulancia.
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