La noticia ha llegado este mediodía, mientras estaban dando el Telenotícies. Era una noticia esperada porque desde hace semanas Arcadi Oliveres ya había comenzado a despedirse. Finalmente hoy nos ha dejado.
Supongo que habrá quienes tengan un recuerdo cercano con él, o que hayan compartido con él muchas cosas. Habrá quién lo considere uno de sus referentes o la persona que encarna lo que debería ser el pensamiento crítico, al menos, crítico, con el sistema. Yo contaré lo mío.
Mi primera vez con Arcadi Oliveres fue hace muchos años pero no tantos años como para que parezca que yo ya conocía a Arcadi Oliveres hace tantos años como para que yo parezca algo o alguien. Cuando lo fui a ver por primera vez, Arcadi Oliveres ya era un referente de muchas cosas para mucha gente, pero no para mí, porque yo no lo conocía. Fui con mi amiga San que me llevó a verlo a la Biblioteca Central porque ella decía que le gustaba mucho lo que Arcadi contaba. Yo, un sectario como la copa de un pino, no tenía localizado a Arcadi Oliveres dentro de mi microcosmos de 'personas que pueden hablar contra el sistema' y por eso entré con la nariz hacia arriba, midiendo, mirando con extrañeza. Quién era esa gente. Yo entonces no militaba, no sabía casi nada aunque creía saber ya mucho más que mucha gente. Había tanta gente en la Biblioteca que no se le veía apenas. Y lo que contó fue otro punto de vista. No soltaba slogans, no tenía un tono mitinero, parecía un profesor que te estuviera explicando algo que parecía evidente, que está ahí desde siempre, que no hay que ser ningún profesor ni ningún erudito para entenderlo. Todo esto es injusto. Este sistema es injusto. No hace falta llevar a cuestas frases hechas, eslogans, marketing. Solo hay que explicarlo. El capitalismo es la barbarie.
El capitalismo es el porqué de todo. El capitalismo es la mierda.
Él no diría nunca el capitalismo es la mierda, naturalmente.
El capitalismo nos jode la vida a nosotros y a todo el mundo. Y el militarismo es una mierda igual de grande. El capitalismo y el militarismo. Pan, techo y trabajo. Tan simple como eso. Y tan complicado.
Fue una charla y luego fueron o han sido algunas más. Tampoco muchas más. No diré que gracias a él..., no. Pero es evidente que con él, con algunos más como él, uno no pierde la esperanza de que un día ese mensaje que daba, sencillo, simple, llegue cada vez a más gente.
Explicar lo injusto de manera sencilla cuando todo parece estar en contra. Y algo más importante, proponer una alternativa. Casi nada.
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