Hoy es 12 de octubre y no hay nada que celebrar, salvo si te llamas Pilar y tienes la costumbre de celebrar tu santo. Salvo eso, qué. Hoy es 12 de octubre y cada 12 de octubre nos toca polemizar en torno a una efeméride. Una efeméride, una fecha que hemos convenido desde tiempo inmemorial que significa algo. O que no significa nada. O que significa algo terrible. Hace poco he escuchado una conferencia por parte de un profesor mexicano, Rubial de apellido, sobre los mitos de la Conquista. La Conquista. No sé si cuando acabó terminé de discernir muy bien si los españoles éramos los malos, parte de los malos, bastante malos seguro, etc. Nos va discutir sobre lo que pasó. Nos va también y mucho, reivindicar aquello que ya nadie tiene el discernimiento de reivindicar. Así, tenemos que ver cómo una nueva hola de hombres con barbas puntiagudas, se relamen con grandes palabras, con epopeyas, con cantares de gesta, con grandes labores civilizatorias, con toda esa mierda de jerga que desprende un hedor insoportable a rancio. Y sin embargo, esa ranciedad, sigue vendiendo, esa ranciedad parece ser ahora lo que va a la contra. Y así, pueden seguir apareciendo cenutrios diciendo barbaridades sobre la conquista y su labor civilizatoria, sin que recaiga sobre ellos ni el peso de la ley, ni el peso que debería ser más terrible, de la indiferencia.
Así que nos toca cada 12 de octubre indignarnos por que en este país hay fachas y también hay gente que ahora también se denomina de una izquierda en retroceso o que avanza, que reivindica los valores patrios, las old fashioned ways, los viejos tiempos, y esos valores que al final compartimos todos, de derechas y de izquierdas y que han sido arrinconados en aras de una modernidad que, por una vez que llega más o menos a tiempo a este país, resulta que tampoco nos gusta. No hay nada que celebrar, si es que no te llamas Pilar. Reivindicar de cualquier manera nuestro paso por las tierras americanas, parece una broma, pero es lamentable saber que hay una mitad del propio país que se cree realmente que cuando se mira por las mañanas en el espejo, está viendo a un sucesor de Hernán Cortés, dispuesto a comerse el mundo, votar a Brios, santiago y cierra España, españa y yo somos así señora.
La verdad es que hoy toca asustarse, mofarse, reírse, cagarse, en los patrioteros de brummel y copa de coñá, que han resucitado en estos años en los que se ha tocado a rebato para salvar la unidad nacional. Hoy toca bufarse de la bandera, del escudo, de la pinta, la niña y la santa maría. Hoy en la tele han puesto Gigante, con Rock Hudson y James Dean y la increíble Liz Taylor. Una peli para jugar al despiste, supongo. Pero con la banderita en el costado. Y la peli, entretenida al menos durante la primera hora, luego se vuelve un poco pfff, pues con el logo al lado, pierde.
Hoy toca eso, mañana tocará otra cosa.
Lo de construir un país moderno, desligado de la herencia casposa de lo casposo, de la tradición, de eso tan rancio de españolear, ya lo vamos dejando para otra generación, o para la siguiente. No tenemos prisa.
Felicidades a las pilares.
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