miércoles, 1 de diciembre de 2021

Crónica del #Plegramenet de Noviembre. ¿Esto es el Bronx?


Es la pregunta que nos asalta si escuchamos el pleno del pasado lunes y si seguimos las redes sociales tanto de nuestra alcaldesa como del partido más numeroso de la oposición. ¿Es esto el Bronx? ¿Es realmente necesario incidir constantemente en la seguridad, en la presencia policial, en la inseguridad, en las actividades delictivas, en los actos incívicos de los ciudadanos de Santa Coloma? A juzgar por las explicaciones que nos dan tanto los responsables políticos de la ciudad como los de la oposición, la idea es clara: mejor llevar a cabo una política de seguridad contundente, con despliegue policial, con la policía en las redes haciendo de todo, a que el discurso de la inseguridad lo capitalice la extrema derecha. Y así, para que la extrema derecha, el enemigo a las puertas, no nos coja en un renuncio, apretamos. Y nos enzarzamos en debates sobre la seguridad cuando los indicadores de incidencias son bajos y el asunto está en que el clima de miedo crece y si crece y los indicadores son bajos esto tendrá digo yo algún motivo. Y ese motivo tendrá alguna causa. Y esa causa le interesará a alguien. Y porqué tenemos que seguir un camino que no sabemos dónde nos lleva y si realmente nos está solucionando algo. Pero eso sería motivo para un debate a parte. Y ese debate lo debemos llevar a cabo precisamente la gente de izquierdas que, como bien nos señala la alcaldesa, nos movemos por el prejuicio. Debemos proponer un modelo diferente, nosotros lo tenemos que hacer. 

Pero aquí quiero hacer un alto. Y no tiene nada que ver y tiene mucho que ver. La muerte de las 4 personas en Barcelona, que ocupaban una sede abandonada de un banco, víctimas de un incendio, me tiene descolocado. Porque mientras estamos hablando de teorías y de cosas, están pasando cosas, delante de nuestros morros y es que la situación de mucha gente es degradante, y se va degradando cada vez más. Y lo damos por descontado o pensamos que ya se hace todo lo que se tiene que hacer. Y aunque hagas algo, y desde aquí me pongo de lado del ajuntament de Barcelona como no podía ser de otra manera, nunca es suficiente. Porque pasa algo así y todo se te viene abajo. Todo lo que predicas, lo que proclamas, las mociones, los textos, los artículos, los tweets que lo petan, todo. 

El que iba a ser el primer pleno presencial finalmente se convirtió en un nuevo pleno telemático. Y lo que no sabemos es si volverá el pleno presencial alguna vez. En otros lugares empezaron y no han vuelto y en otros no lo sé. Solo sé lo que pasa aquí. Y cada vez menos. Cada vez tengo que darle más la razón a los que hablan y con razón. Es cierto todo. Qué lentitud y qué pérdida de todo. Qué descalabro tan evidente a los ojos de todo el mundo. 

Seguimos adelante con un pleno que tuvo momentos de todo, momentos de calentón y momentos de ir pasando. Un pleno que parecía que iba a ser largo y tendido y resultó que todo fue mucho más breve de lo que pensábamos, porque no sé. La verdad. Los puntos parecían como muy densos en un principio pero luego mirándolos con más detenimiento fueron menos. Y así las cosas fueron pasando y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en la calle, con ese frío. Y aprobamos una moción por la derogación de la reforma laboral. Y aprobamos una moción por ver si la Generalitat se acuerda de Santa Coloma en los Pressupostos. Y ya está. Porque las otras dos mociones de Ciudadanos, como que no. 

Pero qué más. Si poca cosa pasó en el pleno, poca cosa tengo que contar aquí, los bailes de puestos de interinos, nombramientos, cambios en consejos de administración, dos declaracionoes institucionales, una de ellas por la eliminación de las violencias machistas y la otra por el día de la infancia. Puntos donde volvemos a pedir las municipalizaciones pertinentes, etc. 

Quedan ya cada vez menos plenos para llegar a la fecha fatídica del 2023. Y todo se mueve. Y todo tiene un sentido aunque no lo parezca. Y los que se mueven lo hacen y los que no se mueven, se acabarán moviendo a contracorriente. Todos hacemos cosas. Y a todos se nos nota. Y a veces se nota tanto que es como que está subrayado en amarillo fluorescente. O fosforescente. No sé. 

Santa Coloma es esa ciudad. El otro día fuimos a una charla. Nos hablaban unos compañeros expertos en temas diversos y señalaban circunstancias de diversas ciudades. Intervinieron compañeros de otras ciudades explicando sus vicisitudes. Cuando intervinimos nosotros solo tuvimos que contar cuatro o cinco indicadores, los más conocidos por todos y que ya os podéis imaginar para decir que bueno, que todo eso muy bien pero qué hacíamos nosotros. Somos esa ciudad. Esa ciudad en la que acabas escarbando contra el hormigón mientras se pugna por la foto que nos siga manteniendo vivos. Estamos aquí. Vivimos aquí. No nos olvidéis. 

¿Es esta ciudad el Bronx? A veces creo que es más bien Broadway por lo que canta la cosa. 

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