En definitiva. Lo que hemos visto hoy ha sido la aprobación de una reforma laboral, pero algo se ha roto. Y no estamos para romper cosas.
jueves, 3 de febrero de 2022
La enemiga
Básicamente. Esta persona de la fotografía es la enemiga. No se crean el rollo de que la Reforma laboral no es lo que se prometió, que no llega ni a reformita, que pudiendo hacer otra cosa nos hemos quedado en nada. No vayan por ahí. Esta persona de la fotografía que preside este texto es la causa. La presencia de un personaje que amenaza con mantener la fuerza e incluso incrementarla e incluso forjar alianzas con otras fuerzas de la izquierda ha sido puesta en el punto de mira por quien, naturalmente, ve en esto una amenaza. Ya no me refiero a la izquierda que aspira a otra cosa, otra cosa que un día llegará pero que mientras llega..., no. No me refiero a esa izquierda ni a esos sindicatos que representan a quienes ni quieren ni necesitan de ninguna manera claudicar ante nada ni ante nadie por sus presupuestos ideológicos. Naturalmente, esos no. Yo me refiero a esa izquierda, sobre todo izquierda nacional o territorial, que ve que esa nueva imagen que ya no es la de Pablo Iglesias y que tiene esa buena imagen que da tanto pavor, esa izquierda que pensando exactamente igual que nosotros, algunos más escorados hacia la derecha como ERC, otros a una pretendida izquierda que ya tampoco es lo que era como EH Bildu y el BNG que sería una síntesis de todas ellas, no perderá la oportunidad de comenzar a segarnos la hierba bajo los pies. Nos lo pueden pintar de obrerismo como Rufián, haciendo alarde de conocimiento del medio, de cómo se siente el extrarradio y toda esa comedia, o con las citas célebres de Pasionaria y Anguita de Matute. Nos lo pueden hacer ver cómo que es una reforma que no llega a lo que prometimos, pero es la reforma que hemos conseguido después de negociar con unos y con otros. Una reforma que significa que la curva que iba para abajo se para y comienza a ir para arriba en lo que a derechos laborales se refiere. Qué es lo que tenemos si no tenemos esto. Lo que ya teníamos. Votar que no porque podríamos haber tenido más es no conocer o querer desconocerlo o emplearlo como una mera excusa para no dar apoyo a una reforma que nadie puede considerar que sea lesiva para los intereses de los trabajadores. No es la revolución rusa. No es darle la vuelta como un calcetín a la cosa. Claro que no lo es. Pero por algún sitio habrá que empezar. Lo que pasa es que es lo que pasa. Que aquí todos juegan y jugamos a un juego que en muchas ocasiones no tiene tanto que ver con lo que se vota realmente como con lo que pasa si tal o cual asoma demasiado la cabeza. Y ya sabemos que Yolanda Díaz, realmente no le interesa a nadie. Bueno, le puede interesar a mucha gente. Pero que no me pisen el cortijo. Así que vemos gente que gobierna con Canadell diciendo que la reforma laboral es poco ambiciosa. Vemos gente que ha hecho president a Torra diciendo que somos traidores a la clase trabajadora. Vemos y leemos todas esas cosas y se nos cae la cara de vergüenza, porque no está lejos el día en el que la gente se aburra de los tacticismos y de no saber entender que tenemos que tener victorias en algún momento o vendrán otros y nos pondrán su victoria encima de la mesa y entonces no habrá ni reforma laboral ni espacio para poder hacer otra cosa que decir sí claro. Por supuesto.
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