lunes, 11 de abril de 2022

5 años del 11 de abril


5 años desde el pirfo. 5 años desde el día en el que te cambió la vida y nos cambió la vida a todos. 5 años desde el día en el que nada volvió a ser igual. 5 años desde que te entró una flojera estando en tu Vilches y te llevaron tus amigos y amigas y la mama a Linares y de ahí como un tiro a Jaén y de ahí a casi dos meses esperando a ver qué. Y ya nada fue igual. Tú ya no fuiste igual. De repente, de un día para otro, ya no ibas a hablar más. Sin hablar, Paco. Sin hablar, con lo que tú disfrutabas hablando, un artista de la conversación, del relato, de contar anécdotas de cuando ibas, o de uno que te encontraste, o de cualquiera del pueblo, o de yo que sé, o de cantar alguna canchoneta que se te ocurriera, o de parafrasear a Robin, o a alguno de tus compañeros de trabajo. Eso son cosas de estas. Válgame san valgamé. Paisano. Es anejo. Ay que te engañé, a mí de qué. Podríamos llenar varios gigas de frasecitas, latiguillos, interjecciones, refranillos. Aquellos que se dedicaban a recopilar frases, palabras de Vilches, y tú hacías de Real Academia ambulante para decir 'sí, eso se ha dicho en Vilches de toda la vida'. Y de repente, un 11 de abril, te quedaste nada más y nada menos que sin habla. Podías decir mierda, podías decir joder, algún nombre que otro, mandar 'a tu casa' al Paquito si se enrollaba demasiado. Llamar 'pesao' al Paquito si te chinchaba mucho. Llamar 'Isabelita' a la mama si se te chinchaba ya mucho'. Y repetir Joer y Mierda porque de repente ya no había filtro. Y chasqueabas los dedos y con un chasquido de los dedos condensabas todo lo que te parecía desde el 11 de abril de 2017 el mundo y sus cosas. Mierda. Chasquido. A la mierda. Ese 11 de abril de hace 5 años nos cambió la vida a todos. A la mama le cambió la vida para siempre. De repente se convirtió en alguien que estaba contigo todos los días a todas horas en todo momento. Y pobre de ella que te dejara unas horas, un rato. Nos preguntabas con la cabeza y con las manos ¿dónde está? La mama. Menudo palizón se pegó contigo. Desde Jaén hasta el final. Desde ese 11 de abril. Todos los días. A todas horas. Que han pasado ya cinco años y parece que hayan pasado dos mil años, de la de cosas que hay que contar. Hoy nos acordamos de ti, como nos acordamos absolutamente todos los días y siempre nos acordamos de una cosa nueva. O de la misma pero desde otra perspectiva. Y nos paramos a pensar cuánto hay de ti en nosotros, Y cuánto de la mama. 5 años ya recordando ese viaje en tren que se hizo un infierno hasta llegar a Vilches y no mejoró y si lo hizo fue gracias a toda la gente que te estuvo acompañando cada día y que te siguió dando guerra cada día hasta que ya no se pudo más, pero no por la gente, sino porque ya te cansaste de tanto y pom pom y pom pom y pom pom. Anda mierda ya. 5 años han pasado y han pasado un montón de cosas. Me preguntarías si (así con los dedos juntos y el signo de las gafas) y si el Paquito (mano pasando por la cara del rollo, nada de nada no?) y que dónde está la mama. Y cómo te hacías el ronsa pasando por la puerta del Termes para tomarte un quintito. Y cómo te hacíamos la pirula para que fuera sin alcohol. Es que son demasiadas cosas y es un rollo esto de tener que contar cosas sobre ti solo el 11 de abril, el día de tu cumpleaños y cuando doblaste el gorro. Podríamos estar hablando de ti casi cada día y eso sin ser tú una persona especialmente activa. Ahí en la foto se te ve con un cartelito, en una manifestación, cómo te pillarían para enrollarte en algo que no fuera de la telefónica y poco más. ¿La política? Dos palmadas y mierda. Chasquido de dedos, sal de ahí, mierda. 5 años ya desde que nos cambió la vida y te cambió la vida. Han pasado muchas cosas pero tú sigues pasando cada día. Paquito Molina Garrido.


Foto de Andrés Bolancer

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