viernes, 1 de abril de 2022
Los desastres de la guerra
Una explosión en un depósito de carburante en Rusia. No sé ya cuántas semanas de guerra llevamos. Las noticias van perdiendo fuelle. Hablamos de gaseoductos, de reparto de combustible, de reuniones diplomáticas, de las tropas que se reorganizan, de la resistencia armada, del aumento del gasto militar, de si están ganando o estamos perdiendo, de la incidencia en los precios, de los refugiados que llegan y de los refugiados que no queremos que lleguen. Hablamos de los discursos de Zelenski y de lo que debe estar pensando Putin. Hablamos de los planes de la Otan, debatimos sobre las causas y las consecuencias, debatimos sobre a quién le interesa qué, debatimos si todo es verdad o todo es mentira, debatimos sobre el derecho a debatir, hablamos sobre Marruecos, sobre el Sáhara, esperamos a que Argelia haga algo, hablamos sobre geoestrategia o sobre geopolítica, nos remontamos a la política de bloques, todos creemos saber qué va a hacer China y qué nos gustaría que hiciera, todos tenemos una opinión sobre el envío de armas y lo que supone, nos distraemos con los hilos de twitter que nos quieren demostrar quién es más nazi entre los nazis. Gas licuado. De dónde vamos a sacar el gas. Acuerdos comerciales. Por aquí pasará un tubo. Nos vemos todos los documentales sobre la vida de Putin. Nos convertimos en especialistas del eurasianismo, nos convertimos en analistas de la obra de Dugin, nos descubrimos como especialistas en señalar las connivencias entre la extrema derecha y el poder de Putin. Nos ponemos estupendos para decir que los ucranianos tampoco son unos santos. Navegamos entre un mar de dudas. Nos conviene no tener nada claro. Rehuimos sacar el tema. Sacamos el tema. Hacemos conjeturas. Hacemos previsiones. Esto no va a ningún sitio. Esto no está yendo a ningún sitio. Mariupol. Kiev (tendría que mirar cómo se escribe ahora), Sebastopol, Odessa, Lviv, las llanuras donde los tanques son fácilmente abatibles, los drones, el espacio aéreo, los refugiados. Los refugiados llegando a nuestro país y preguntando dónde están. Espacios de solidaridad con unas víctimas de guerra que nos quedan lejos pero nos quedan tan lejos como otras víctimas de guerras y el hecho de comparar ya es política. Todo es política. La madre Rusia. La liberación de los pueblos. El otro día vi Alejandro Nevski y me pareció rancia. Y si no hubiera pasado esto, si no hubiera habido esta guerra todavía me hubiera parecido otra cosa. Cosas rancias. Ah, y los muertos.
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