lunes, 30 de mayo de 2022

Estamos hablando del Blues


Estamos hablando del Blues. Antes como persona, ahora como afectado. Ante una nueva edición del Festival de Blues Santako in Blues, he de decir que este año mi asistencia al festival ha sido más reducida que nunca y se ha limitado a tres eventos, uno en el Teatre Sagarra, una espectacular actuación de The Blues Prisoners en la Sisqueta y el apabullante recital de El Tolo en el Pir33. Por lo demás, me siguen asaltando las mismas preguntas y los mismos dilemas que acostumbro a tener en torno al Blues. Porque estamos hablando del Blues. Naturalmente, y como dijeron muchos de los que han ido participando en el festival, el Blues es la madre de buena parte de las músicas que escuchamos e interpretamos. Sin el Blues y todo su legado, no habría patatín y patatán. ¿Hay que seguir haciendo Blues? Esto es un país libre y más allá de faltarle el respeto a la gente, todo el mundo puede hacer y practicar el estilo de música que le de la gana. Pero estamos hablando de Blues. ¿Qué blues? Vuelvo otra vez a lo mismo. ¿Qué es el blues? Digo lo mismo como si lo hubiera dicho antes. El blues que me gusta es ese blues que hicieron The Blues Prisoners y que entiendo que no es lo que tocó El Tolo porque hizo otra cosa, genial, pero otra cosa. Y qué es el blues... para mí. Incluso en estos momentos en los que nos hemos adentrado por la procelosa senda de intentar imitar a las bandas que nos gustan, con nuestros simples y torpes conocimientos técnicos sobre la cosa, diría que el blues que me gusta y el que me gusta hacer, se parecen bastante. No me gusta el blues que vaya a sonar limpio, que suene bien, que demuestre que se domina, que haga a la gente bailar... no. Ese no. Por casualidad he escuchado un disco de los Black Keys, el Kream nosequé, de versiones. Eso es lo que me gusta. Una cosa sencilla, simple. Sucia. Estamos hablando del Blues. Un género que no se muere por más que nos esforcemos en replicarlo una y otra vez con lo que debería cansar y debería aburrir tantas veces lo mismo, los mismos giros, los mismos acordes, los mismos elementos, la misma combinación y sin embargo algo tiene que yo que sé y que qué se yo. El blues, no me gusta. No me gusta en una buena parte de sus representaciones tal y como las vamos descubriendo. Solo me gustan unas pocas. Y solo sabría desarrollar unas pocas menos todavía. El blues y la historia del blues. Vamos a hacer un disco de blues, en el 2022 y cómo lo hacemos. Qué es lo que tendríamos que hacer. Qué queremos hacer. Qué queremos ser que no haya sido ya. Qué queremos hacer que no parezca una nueva repetición de lo mismo pero tocado por nosotros. No sabemos tocar, hagámoslo deliberadamente esquelético, quitémosle al blues... ojo, creo que voy a acabar ya aquí. Quitémosle al blues la música. 

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