lunes, 11 de julio de 2022
Más o menos periodismo
Minuto de juego y resultado. A estas horas estamos en vilo esperando a que Pablo Iglesias entre en directo en el programa de Ferreras. En este momento, la izquierda, su futuro, el progreso, todo, depende de ello. Si no lo hace, se demostrará. Si lo hace, se lía. Si se lía, el periodismo no sale vivo. Si no sale, el periodista puede que haya enterrado su carrera, al menos en primera línea. Seguro que en segunda sigue teniendo su papel. El periodismo. Cuando yo estudiaba periodismo, no sé si es porque entendí mal, ya me quedó claro que el periodismo está muy bien si eres un buen periodista y te interesa contar historias que ayuden a la gente que las lea, vea, escuche, a ver el mundo de una determinada manera. Ojo, no la manera correcta. Sino la que te interesa. Bueno, da igual. El periodismo y todo eso. De qué estamos hablando aquí, pues de las relaciones entre periodismo y poder. Los políticos periodistas y los periodistas políticos. Los políticos que son herramientas de los medios de comunicación, los políticos que buscan desesperadamente hueco en los medios de comunicación, los periodistas que juegan a hacer política desde los medios de comunicación. Los políticos y los periodistas. Si los vemos por la tele, no los distingues. Unos van vestidos de una manera y otros de otra, quizás, en algunos casos, no siempre. A Pablo Iglesias y a Podemos y a todo el espacio del cambio en general, se le acabó la árnica cuando dejaron de ser un nicho de mercado sobre el que hacer pivotar un producto televisivo o mediático en general. Su transformación en un aparato de poder en sí mismo, alcanzando alcaldías, poniendo en peligro al principal partido legitimador del sistema de alternancia, incluso obligando a este partido a hacer variar sus cabezas visibles para poder sobrevivir y llegando a aceptar, dios y la virgen, un gobierno de coalición, supuso la cuenta atrás para su salida del foco. Ya no salida del foco, su presencia como elemento tóxico. Ya no interesaba. Ahora, conocemos conversaciones, conocemos estrategias, conocemos lo que se intentó y se llevó a cabo para enviar al carajo a todo ese espacio que ahora mismo, lucha por recuperar algo de vida gracias al proyecto de Yolanda Díaz. A Yolanda Díaz ya la están esperando. Quizás incluso todo este gran pepinazo mediático no sea otra cosa que minimizar el tema de la Yolanda y volver a recalentar a las masas dándole de nuevo foco a una figura que, en teoría, ya no tiene papel político que jugar. Quién sabe. Esta gente ha ido a escuelas de negocio, a universidades extranjeras, saben mucho y nosotros somos tan sencillos, que caemos en todos las trampas que nos ponen. Esta reflexión, última frase, tampoco es mía. La estrategia de los medios y de ese gran chantaje quizás nos distraerá del tema principal al que deberíamos dedicarnos. ¿Hay una alternativa desde la izquierda a toda esta mierda? ¿Nos centramos únicamente en decir que todo está fatal, que los medios y la cloacas no nos quieren? ¿Nos han querido alguna vez? Y otra pregunta, esta de carácter personal, ¿desde dónde estamos denunciando que los medios y las cloacas tal? Es indudable que el papel de los medios y de las policías varias no son inocentes. No van a permitir jamás que un espacio mínimamente transformador pueda alcanzar algún tipo de éxito. Pero ¿Y? ¿Y qué? ¿Debemos implorar que las cloacas dejen de ser cloacas si fueron creadas para ser cloacas? ¿Acaso no están para eso? ¿Acaso no es todo tan complicado que finalmente la gente no puede pensar que nada merece la pena y que bah, pasando porque esto al final lo apañan o te lo apañan? Son preguntas. No espero respuestas porque ya las tengo yo solito. Los medios de comunicación, Inda, el Villarejo en el Faqs que cuando nos conviene bien y cuando no nos conviene mal, el Inda, el otro y el de la moto. Más periodismo, más información, ya te lo dije, lo hablé, lo comenté. Le damos mucha importancia a los periodistas. Los periodistas, por ejemplo, somos capaces de escuchar una historia, de tener los datos, de tener lo que ha pasado y de tener un esquema claro de los hechos y luego, por un yo que sé, contar lo que nos sale del chumbo, lo que nos interesa, lo que nos haga parecer por encima de la simple transcripción de los hechos, que se note que nosotros tenemos nuestra propia interpretación, y luego sale lo que sale. ¿Verdad? En fin, que nada. Que pese a todo, se estuvo a puntito de darle la vuelta a esto. Y que Ferreras sigue haciendo su programa y hablando del calor y que Laura Borràs sigue sin dimitir.
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