domingo, 6 de noviembre de 2022

La insoportable levedad del Athletic Club


No por tal no estaba yo avisado de que esto podía pasar. Hacía mucho, mucho tiempo que no veía al Athletic Club en vivo. Posiblemente, sin miedo a equivocarme, puede que la última vez que lo vi fuera precisamente en Girona. Recuerdo ese partido en un ambiente frío, había llovido, un campo pequeño, el Athletic no rascó bola en todo el partido, perdimos. Y sabíamos que esto se podía volver a repetir ya que somos especialistas en todo aquello que haga que nuestras expectativas no se cumplan, se vean frustradas, se descubra una impotencia, una flojera, un espesor, nada. El insoportable suplicio de tener una afición inasequible al desaliento, que anima y que es del Athletic Club muy por encima de lo que suceda en el césped, siempre esperando un milagro, una jugada, un rechace, una casualidad que nos haga olvidar la chusta inmunda de partido que nos regalan. 

Venía el Athletic de ganar bien, pero justo, al Villarreal en casa en un partido donde parecía que recuperaba las esencias del juego que exhibió en las primeras jornadas. Venía el Girona de empatar en el Bernabeu, sí, pero también venía de no ganar un partido en dos meses. El Girona y su fútbol vistoso en realidad no deberían darnos miedo, pero el Athletic es eso. Seremos nosotros, padre, nos preguntábamos, quienes resucitarán al Girona... efectivamente. El Athletic salió al campo, frío, mientras que la grada, su grada, estaba bien caliente, animando, muchos con la mirada chispeante después de tantos meses, años ya, sin poder ver al Athletic en vivo. El Athletic es lo que tiene. 

Yo soy muy de Valverde. Me parece el entrenador del Athletic, el entrenador sobre que tendría que pivotar el fútbol de nuestro equipo. Cuando volvió y volvió con una propuesta de 4-3-3 me ilusionó. El transcurso de la Liga nos ha situado en la disputa por los puestos europeos, pero ay, este partido contra el Girona ha supuesto un mazazo. Importante. Partidos contra el Sevilla o el Getafe, empatados fuera y que deberían haberse ganado ya generaron debate. El Athletic se desinfla. El fiasco absoluto contra el Barça, la no comparecencia en el terreno de juego, nos dejó noqueados. Pero el partido contra el Villarreal, pese a un comienzo nefasto, se recompuso y terminó bastante bien. La imagen en Girona vuelve a desempolvar todas la dudas y todos los debates que con Valverde a los mandos parecían haberse solucionado.

Vuelven a parecernos flojos los recursos con los que contamos, jugadores más vistos que el tebeo, caducados, otros que van a ser promesas y a los que hay que dar tiempo y que ya tienen edad para salir solos de paseo, otros que parecen haber olvidado cómo se jugaba a fútbol, otros que en el último momento no son capaces de hacer lo que otros consiguen con naturalidad. El dato de que el jugador que nos marcó el segundo gol, vizcaíno, llevaba un año y medio sin marcar un gol en ninguna competición, es aterrador. Cómo ese muchacho se plantó solo delante del portero, de Unai Simón nada menos, y no se puso ni nervioso ni nada, resolvió con calma y nosotros sufrimos más cuando uno de los nuestros tiene una ocasión similar por el ridículo que podemos hacer... 

El partido terminó con el Athletic encerrando al Girona de una manera natural, con la sensación de que en cualquier rebote podíamos empatar, pero sin ningún mérito por nuestra parte. El Girona es flojo, débil atrás, pero nadie lo supo ver. Nos marcaron el primer gol a balón parado. El Girona. 

Como digo, vuelven los debates, la guerra interna, las preguntas, las dianas puestas en los jugadores de siempre (que son todos), las dudas sobre una plantilla a la que le exigimos estar en puestos europeos cuando el año pasado jamás lo consiguieron. Vemos como la Real Sociedad se mueve en otra esfera. Cómo nos ha adelantado nada menos que Osasuna. Y nosotros o lo queremos quemar todo o bien lo disculpamos todo porque qué queremos más. 

Este martes último partido de esta liga extraña, contra el Valladolid. Si no gana el Athletic este tiempo de parón liguero va a ser muy largo. Y si gana puede que terminemos esta fase en un puesto de esos de Europa League con el que pasar unas navidades tranquilas mientras vemos o no vemos un mundial en Qatar construido a base de muerte. 

Y como dice la canción de la Maui de Utrera, con el Athletic Club, al final nada. 

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