viernes, 25 de agosto de 2023

90 minutos que cambian el mundo


El pasado domingo, después de un partido emocionante y de una no menos emocionante racha de partidos en los cuartos y semis, la selección española ganaba el Mundial de Fútbol. Femenino. Es importante esto último, porque no es simplemente un partido o un campeonato. Es femenino. Y es fútbol. El fútbol no es baloncesto, no es atletismo, no es natación. El fútbol, guste o no, es el deporte que tiene una dimensión que trasciende del mismo juego. Significa muchas cosas. Que la selección española consiga el mundial es importantísimo porque pone a las mujeres en la primera línea de la atención, el foco sobre ellas, de repente, conocemos a Putellas, Hermoso, Paredes, Coll, Bonmatí, Carmona... y lo que parecía frikismo se convierte en natural. Las mujeres jugando al fútbol. Las mujeres ganando. Y lo que ha sido más iimportante, no ha sido un triunfo por casualidad. La lucha de las mujeres futbolistas por dignificar su deporte, su trayectoria, sus luchas, sus demandas, deberían servir como indiscutible banderín de enganche para todos aquellos que, por lo que sea, nos ponemos de parte de quien lucha por sus derechos. No ha sido la típica victoria de churro, ha sido una victoria trabajada y luchada. Por todas las jugadoras que echaron al dinosaurio Quereda, por las 15 que dijeron basta, por las 3 que no se fueron pero también por las que volvieron para jugar y ganar. Una victoria que significa muchas cosas, significa tantas cosas que no verlo, no entenderlo, no calibrar que esto es un salto adelante y que estas mujeres no son solo deportistas conn una habilidad, sino que son luchadoras, y quienes llevan adelante la vanguardia de una lucha que tiene muchos frentes, quedarse en que no te gusta el fútbol o que la selección española es 'española', es reaccionario. ¿Conocen ustedes algún futbolista de la liga española que haya hablado de su sexualidad? El fútbol femenino lleva miles de años de ventaja en esto. Y en tantas cosas. Y entonces, cuando pese a todo, pese a absolutamente todo, se consigue ganar un mundial, llega el presidente de la RFEF y se pone valiente. Valiente para el besuqueo, para tocarse los cojones, para tirar de cojones para celebrar un triunfo donde los cojones precisamente no han sido el fundamento, besuquea y encima chantajea, mafiosea, insultay hace todo lo posible por convertirse en protagonista de algo que no le tocaba. Y de golpe, el triunfo de la selección femenina convierte a todo el fútbol español, a todo, periodistas, jugadores, clubes, en una cosa antigua, carca, machuna, ceporra, antigua, tan antigua que parece mentira que hayamos sido seguidores de algo tan cavernario, tan rancio, tan mugriento. Periodistas que en el primer minuto se reían de las cosas que estaban pasando de repente se dan cuenta de que la ola que ha llegado les ha cogido por sorpresa y tienen que rectificar, pero no lo entienden, pero tienen que variar su discurso y siguen sin entenderlo. Y pasan los días y todo se vuelve oscuro y al mismo tiempo luminoso. El gol de la jugadora Olga Carmona ha desencadenado un marasmo de cambios en la sociedad que han ido, por desgracia porque se ven acompañados por la reacción tanto del presidente como del entrenador Jorge Vilda, infame, en cascada hasta que... llega la comparecencia del presidente Rubiales en la que iba a presentar su dimisión. Y entonces, todo ha sido grotesco, todo, desde sus acusaciones al falso feminismo, a la reivindicación del Campeones en masculino, al pico y no beso, a la narración de los hechos, a pedir perdón a la casa real pero no al resto del mundo, a todo, absolutamente todo, todo ha sido tan increíblemente absurdo, machista, sensiblero, cobarde, rancio, acusica, faltón, derrochador del dinero público anunciando una renovación de medio millón de euros por la puta cara a alguien a quien las jugadoras NO Quieren...., alguien a quien le ha atribuído los méritos, ignorando a las 15 jugadoras que se plantaron. 

Todavía es por la tarde y mi club, el club de mis amores, el Athletic Club, no ha dicho palabra. Hace 20 años el Athletic Club puso las bases para montar una sección de fútbol femenina ejemplar. Hoy el Athletic calla. El Jose, un compañero de la Peña del Athletic de Santa Coloma. siguiendo al femenino por esos campos, se terminó convirtiendo en un divulgador fotográfico amateur, por la cara, voluntario, ya que nadie había reparado en que esos partidos necesitarían una ficha técnica, fotografías, las cosas que habitualmente se hacen en los partidos del masculino. Esa precariedad de medios. Esa dejadez. Hace cuatro años, en casa ya vimos el Mundial femenino. Pensamos, oh, este mundial servirá para que cada vez más gente siga el fútbol femenino y... bueno, pasaron cuatro años y la rebelión de esas 15 jugadoras tuvo que darse para que las mejoras llegaran. 

Lo de hoy del presidente de la Federación ha sido dantesco, un escándalo que debería teneer consecuencias inmediatas, dimisiones, ceses, etc. El silencio de los futbolistas está siendo palmario. Y el cambio de paradigma que se está viviendo está siendo tan grande que en una semana se le ha dado la vuelta a todo como un calcetín. Lo que parecía únicamente reservado para machotes sin mancha, ahora ya no lo es. Y cuando el negocio peligre, todo saltará. 

90 minutos de un partido de fútbol en Australia que para algunos no era nada, ni significaba nada, no tenía importancia o era 'español' y nada más, resulta que está poniendo patas arriba tantas cosas a tantos niveles que el gol que se está marcando, se recordará por décadas. 

1 comentario:

  1. Comparto lo que dices, y sospecho que hay más. Una cosa que no me gustó nada es que silenciaran el fallecimiento del padre de Olga hasta después del partido. Las han tratado como trataban a las siervas los feudales.

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