jueves, 21 de septiembre de 2023
En aquel castillo
En aquel castillo, nos dijeron, había vivido una gran dama que había muerto de pena abandonada por un marido infiel que se había ido con una duquesa rusa a dar la vuelta al mundo y había muerto a pocos kilómetros de allí, en París, después de una noche de juerga. Aquella gran dama, cuyo nombre no recordamos, escribió varios poemas en los que reflejaba la situación de abandono en la que se hallaba, en aquel castillo, pero no nos enseñaron esos poemas. Seguimos avanzando por los pasillos del castillo y yo me asomé por uno de los ventanales y me dijeron que no, que mejor no me asomara, porque podía ser peligroso. Les comenté que qué peligro había, que nadie iba a matarme de un disparo de arcabuz, por ejemplo. Recuerdo que tú te reíste. Pero los guías no. Seguimos caminando y cuando ya llevábamos un rato noté que a tu lado se había situado una mujer bastante mayor, vestida con un traje que parecía bastante pasado de moda, igual que su peinado. Ella era viejísima. Tú dijiste lo que yo tenía en la cabeza. Esta mujer igual es la gran dama. Lo dijimos en nuestro idioma, pensando que no nos iban a entender. Pero la mujer, un milagro, entendía nuestro idioma, es más, era compatriota nuestra. Nos preguntó de dónde éramos y estuvimos un rato hablando. Efectivamente era aquella gran dama de la que hablaban y sí, tenía casi 115 años. Y no se había muerto. Los guías se miraron extrañados, hicieron unas llamadas, hablaron con la señora, comprobaron que era cierto. Se llevaron a la señora y la visita continuó. Subir a una torre, el frío en la cara, bajamos, salimos del castillo y buscamos una cervecería que nos habían recomendado. Cuando volvimos, leímos en las noticias que habían cerrado y vendido el castillo y que probablemente lo derribaran para construir una réplica de una catedral gótica.
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