martes, 20 de febrero de 2024
Cuando era
Lo recuerdo ahora. Pero yo fui el más rápido entonces. Tenía un coche indomable que conseguí manejar con mucho esfuerzo y con el paso de las carreras, aquel año conseguí mi único título. No necesitaba tener el título en cuestión y mi vida no cambió sustancialmente en cuanto a lo material cuando quedé campeón, pero algo sí que sucedió. Comencé a recordar. Antes, vivía la vida al segundo, al minuto, sin preocuparme por el mañana ni por el ayer. Pero cuando me pusieron aquella última corona y descorché aquella botella de champagne y nos fuimos de fiesta para celebrar el título, ya empecé a echar de menos algo. No sabía que era y creo que sigo sin querer saberlo. Pero una cierta nostalgia. Aquel subirme al coche y no saber. Aquella sensación de vértigo. Cuando comenzó la temporada siguiente, quise mantener aquella expectativa, pero no sé porqué algo había cambiado. Recordaba, pero no disfrutaba del momento. Pensaba en aquel circuito, en aquella curva, aquella maniobra que me quitó de encima a aquellos dos justo en este mismo punto. Y no alcanzaba nunca los primeros puestos. Solo en una carrera conseguí ganar. Fue un cúmulo de casualidades. Sin saber cómo me vi el primero y conseguí aguantar. En el podio recordaba que el año anterior había ganado también aquella carrera en unas condiciones muy parecidas. Ahora lo recuerdo y parece que no pasó nunca, pero lo tengo siempre en la cabeza. Seguí pilotando dos o tres temporadas más. Me retiré y volví cinco años después. Creí que comenzando de nuevo podría recuperar aquel espíritu. Pero ya era tarde. A media temporada ya todo el mundo y yo mismo sabíamos que no tendría continuidad. No veo ninguna carrera. No reconozco nada de aquello que yo viví en las carreras de ahora. Ni siquiera pienso en ello. Pero hay algo, un ruido, un olor, siempre, que me hace recordar.
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