lunes, 5 de febrero de 2024
Sing when you're winning
Los últimos días llegan muchas fotos y vídeos de soldados israelíes regocijándose de su sanguinaria labor en Gaza. O en Cisjordania. Vídeos de soldados riendo y haciendo bromas en espacios recién bombardeados. Fotografías presentando de manera indigna a los prisioneros palestinos. Haciendo burlas en escuelas bombardeadas con que ya no hay niños allí. Montando pizzerías en casas ocupadas. Fotografiándose en las oficinas ardiendo de la oficina por los derechos humanos, como ocurre en la imagen que ilustra este texto. La sensación de que hagan lo que hagan está bien, es justo, es correcto y representa el triunfo de la manera civilizada de ver el mundo respecto al salvajismo y deshumanización que representan los palestinos, los árabes. El Ejército y el Gobierno israelí deben pensar que, estas imágenes, estos vídeos, estas escenas, representan su conexión con un mundo occidental aterrorizado ante la barbarie que representan musulmanes, pobres, radicales, etc. El Ejercito israelí estaría haciendo el trabajo sucio. Y como van ganando, se permiten recrearse en esta superioridad. Porque piensan que nos hace gracia. Que les entendemos. La banalidad del mal, según Hannah Arendt, venía a decir, así a trazo grueso, que los nazis, los nazis que estaban al mando de los campos de concentración, no tenían siquiera la sensación de estar haciendo mal. No se tenían por malos. Se tenían por eficaces. Estaban cumpliendo con un trabajo y ese trabajo lo tenían que hacer bien. Si ese trabajo era exterminar, pues exterminar. Y aquí vemos a tres personas que seguro que si les preguntas son... bueno, no sé. Si les preguntas. Aquí vemos a tres soldados riéndose con las oficinas de la agencia mediterránea de los derechos humanos ardiendo. Tres soldados israelíes, supongo que serán judíos, claro, riéndose de cómo arde una agencia sobre derechos humanos. El pueblo judío ha sido víctima durante siglos, casi durante milenios. Víctima de todos y por todo. Víctima en todas partes. Sistemáticamente víctima. El pueblo judío es admirado por haber alumbrado a miles de personas que han ayudado de manera fundamental al progreso del género humano. En todos los órdenes, el científico, el filosófico, el artístico, donde quieras. Y aún así, el pueblo judío, siendo así de fundamental, fue hasta hace cuatro días, unas cuantas décadas, quizás menos de cien años, atormentado por sistema. El terror a que eso pueda volver a suceder, quizás explica mucho de lo que pasa. Encontrar un lugar donde eso que siempre les ha pasado nunca más vuelva a pasar. Y a qué coste. Ese coste no se contempla. De lo que se trata es de hacer bien eso, de conseguir que esa seguridad sea completa. Que el trabajo se esté haciendo bien. Y por eso se están riendo. Porque lo están haciendo bien.
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