jueves, 10 de octubre de 2024
Crónica de un concierto de Los Planetas. 30 años de Super 8.
Los Planetas otra vez. Y ya hace tiempo que no veía a Jota, Florent y los demás, en esta ocasión unos demás diferentes aunque el bajo creo que fue bajo en otras ocasiones y, fatalmente, faltó el Erik. Hacía tiempo, creo que desde un concierto en el Vida Festival, que fue un poco bastante sosillo. En esta ocasión, el concierto era especial. Treinta años del Super 8, el disco que les hizo famosos y que creó no solo un sonido, también, y no poco importante, una estética. Porque la estética planetaria nace y cuaja en este disco y ayer fue parte fundamental de un concierto en el que lo visual tuvo una importancia apabullante. Los diseños de Aramburu para las portadas de los discos de la banda han sido fundamentales, decisivos, y el de Super 8 fue icónico. Tipo mirando al suelo con el suetercico de rayas. Ayer había mucha camiseta de rayas. Ayer había mucha gente en el Razzmatazz. Era curioso ver cantar a gente que ya pasó los cuarenta hace rato cantar lo de 'siempre he fracasado, una y otra vez', cuando era ostensible que ahí no se olía a fracaso por ningún lado. Mejorando lo presente. Un concierto pues en el que la banda se autohomenajeaba y con razón. Y en un momento, este homenaje, en el que la bdan vive un momento mediático importante, gracias a la película Segundo Premio que narra lo que ocurrió después del disco de después del Super 8 y el proceso de primera ruptura de la banda. Este disco, el Super 8, ya presentaba todos los temas que han hecho famosos a Los Planetas y en todas sus variantes. De la canción pop a los largos desarrollos psicotrópicos y psicodélicos. De lo cotidiano a lo trascendental. La canción de amor disfrazada de otra cosa o al contrario. Así, el concierto comenzó extrañamente a su hora y con un dron prolongado que dio paso a De Viaje, canción que uno recuerda haber escuchado siempre en los finales y aquí abría y es una canción peligrosa porque después de De Viaje tienes que hacerlo muy bien, tienes que estar muy seguro de que tienes más. Y claro, había más. Clásicos del repertorio planetario que pertenecen a Super 8 y otras canciones del disco que uno, sinceramente, era la primera vez que escuchaba, pero tampoco porque siempre hay un estribillo que reconoces, algún giro, algo, aunque toda la canción no la hayas retenido. Para eso estaba el Abel, que era y es fanático y con el que hemos visto mil conciertos de Los Planetas, los buenos y los malos, pero que no está aquí y se le echó de menos, pero aún así creímos verlo por todas partes. Había muchos Abel allí. El concierto fue avanzando de manera firme, con el ya comentado apoyo visual demoledor y en un momento, después de la apoteosis de La Caja del Diablo, llegó un surtido de 'the very best' comenzando por la genial Segundo Premio. Y ahí, ay, renqueó la cosa por que el batería no parecía estar en la misma sintonía. Creí detectar un par de errores en canciones siguientes que hasta provocaron eso que los que tenemos una banda conocemos como 'la mirada asesina' del Jota hacia atrás en una cagada estratosférica. La imagen del Erik, que volvió a no estar convocado, con sus baquetas arriba y dándole una fuerza a los compases de Segundo Premio que la hacen inconfundible, se te venía a la cabeza y quizás el prejuicio me hizo ver fallos donde quizás hubo... qué ostias, fallos. Así, el surtido tocó muchos palos y discos pero se olvidó, por ejemplo, de La Leyenda del Espacio, discarramental absoluto que yo tengo en un altarcito y del que no tocaron nada. Sí que lo hicieron de discos recientes, de clásicos, de las rápidas y de las lentas y todo el mundo salió de allí contento y satisfecho de ver a una banda así, clásica, aunque diezmada, pero que es capaz de llenar tres días la Razzmatazz con una propuesta de hace 30 años y que sigue tocando muchas fibras de mucha gente que lleva esas canciones pegadas a la cabeza como si fueran lecciones de vida de otros que son como tú.
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