Nos conocimos en un bar. Ella iba con un grupo de gente. Yo iba con otro grupo de gente. Ella trabajaba en una empresa. Yo no trabajaba. Ella parecía feliz. Yo estaba contento. Intercambiamos unas palabras, ella quería pedir algo, el de la barra no atendía, le dije nosequé. Me dijo nosecuantos. Nos reímos. Ella se fue con su grupo. Yo volví con el mío. Pasan los años y recuerdo ese momento cada día de mi vida como un momento decisivo. Lo plasmo en mis novelas, en mi poesía, lo revivo en las canciones que escucho, cada cuadro que miro contiene su cara, en las películas reconozco su sonrisa. Nos fuimos a vivir juntos. No es lo mismo.
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