viernes, 17 de febrero de 2012

Cuidado



Yo creo que el odio no es bueno. Como casi todo el mundo, me atrevo a considerar que es más sencillo vivir ya no en la armonía y la hermandad con todo el género humano, sino simplemente en la ausencia de trato con quien no me cuadra. No insisto. Si es que no, pues es que no. Y no pasa nada. Porque el exceso de trato con aquellos que ya con una visual sabes que se te están atravesando no lleva más que al odio, al rencor, y a cometer acciones de las que quizás nos debamos arrepentir, cuando no pagar por ello un elevado coste o hacérselo pagar a los demás. Pienso que yendo cada uno a la nuestra, sin pretender ser la ya famosa monedita de oro, que busca que le quieran todos, y limitarnos a intimar sólo con quienes ya sabemos que vamos a estar en sintonía. Pero claro, uno es uno, y los demás son los demás.

Así por ejemplo, nos encontramos con el caso de las dos mujeres que desde la infancia han compartido aula en el colegio, clase en el instituto, banco en la facultad y han mantenido una convivencia que, aunque disfrazada de amistad, no lo parece tanto. Porque si. Podemos quedar para tomarnos unas vercezas, perdón ver.. a ver, cervezas, con alguien, pero eso no nos convierte en amigos. Podemos compartir el lecho en una acampada por la destrucción de las nucleares, pero eso no nos hace querernos más. Podemos ir juntos a recoger los papeles de inscripción en un curso de Alfarería, pero por ello no vamos a generar un cariño entre nosotros que es más bien una ilusión que una realidad. Y todo pese a que una de las integrantes de esta pareja desafortunada sí que considera que es amiga de la otra.

¿Cuántas veces no habrá ocurrido? De los dos, uno es quien quiere, quien tiene estima, quien considera que puede contar con la otra persona. Y quizás la otra simplemente está allí... porque no tiene a nadie más. Porque pese a que no soporta de nunca jamás a quien tiene al lado, se ha quedado atrapado en una relación que le sirve para ir tirando pero que no hace más que generarle un rencor y una insanía que para qué.

Y van pasando los años. Y a veces hay roces, y en ocasiones las cosas parece que van mejor, y en otras parece que peor. Y las vidas de cada uno son de cada uno, y yo no soy quién para juzgar a nadie. Yo ya he planteado lo que opino sobre el tema, pero siempre soy consciente que de lo que y opine sobre un tema a lo que luego haga, dista un trecho larguísimo. Las personas somos realmente difíciles de entender. Lo que no quita que sea bonito opinar sobre ellas y sus comportamientos, claro. Faltaría más.

Estas dos mujeres, de las cuales una es cariñosa, afectuosa, inquieta y con ganas de ver y vivir, y la otra es oscura, obtusa, corta, susceptible y temerosa de todo lo que le rodea, han planeado un viaje. Lo ha planeado la primera, que es quien tiene ganas de hacer algo en uno de aquellos puentes que hoy ya se asoman a nuestro recuerdo como momentos tan bonitos que pasamos y que ya no volverán. Los puentes. Maldita sea su estampa. La del que eso. Bueno, eso es otro tema. Al asunto. La primera planea el viaje, en el puente de un San Juan, para ir a conocer Sevilla. La magnífica ciudad de la orilla del Guadalquivir. Córdoba también está a la orillita del Guadalquivir, pero no es lo mismo. Muy bonita también, pero no es lo mismo. Sevilla, encantadora. Sevilla, el embrujo. Sevilla, lejos de los trasiegos de la Semana Santa, de la Feria de Abril, de las aglomeraciones. Una ciudad bonita porque sí. Con su Barrio de Santa Cruz, con su calle Betis, con su calle Sierpes, con su puente de Triana, con su plaza de la Maestanza, con la Giralda tan bonita, con sus bares en los que por un precio que puede parecer que te lo regalan pero no, te comes un montadito y te piensas que has descubierto la maravilla y posiblemente lo sea... Sevilla, ciudad del arte y de la gracia, Sevilla, mujeres del pelo largo y traje de faralaes, Sevilla, donde los hombres parece recién bajados del caballo. Y otra Sevilla, de la Alameda bohemia, de los jipis tocando la guitarra, del italiano por cabeza, del findesemanaencadiz, de la servesita aquí haciendo nada. Sevilla, qué lugar.

Y qué calor. Porque es lo primero que dice todo el mundo de cualquier parte a la que va. Cuando hace frío no decimos 'qué bonito'. Decimos 'qué frío hace', y luego ya 'qué bonito'. Y cuando hace calor no decimos 'no vale un pimiento la Sagrada Familia esta', sino 'qué calor, ¿no?'.

Así nuestras heroínas nos permiten acompañarlas con el pensamiento por esas calles tan bonitas, entrar en los bares más típicos, y mientras una de ellas lo vive todo con ojos golosos, con espíritu vivo y alegre, la otra está molesta. Molesta con las ganas de vivir de la otra, con su alegría, con su desparpajo, con que los chicos se acerquen a ella, con que las chicas se acerquen a ella también, con que todo el mundo se fije en ella antes que en... ella. Aquí lo debería haber escrito de otra manera, supongo. Ella y la otra. Bueno, avanti. El resquemor de la susceptible, hacia la vigorosa, va en aumento.

Sevilla, finales de junio. El verano acaba de entrar por la puerta, y lo que en otros sitios es una temperatura agradable, en Sevilla ya se convierte en un pequeño infierno para quien no esté acostumbrado a esa combinación de calor espantoso y humedad asfixiante cortesía del Guadalquivir. Sevilla, un calor espantoso. Las pieles empiezan a desprender el líquido que surge de las glándulas que te dije.

Para que el viaje se destensione un poco y viendo la cara de tuso que se le está quedando a su falsamente considerada amiga, la amiga vital lanza el comentario:

- Se suda.

- Y tú cabezuda.


Que tengan un buen fin de semana.

4 comentarios:

  1. Monsieur, yo entraba en busca de la miscelánea y me encuentro un chiste de largo preámbulo! Qué cosas. Acaso no se da cuenta usted de que es viernes? Y de que salí de casa radiante de alegría, vi nacer el nuevo día, ha llegado el carnaval?

    Felices fiestas!

    Bisous

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  2. Ay, pues mire, acerté con el código de verificación. Ya los pongo a bulto, porque no veo nada.

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  3. D'acord en que l'odi no és bó, però els prejudicis tampoc... i és tant difícil deslliurar-se'n quan jutges algú a primer cop d'ull...

    També li diré que sort que la introducció ha valgut la pena (m'ha agradat molt), perquè l'acudit... :\

    Petons i bon cap de setmana!!

    ai, pregunta: i la miscel·lània, què? Encara la tens dins una caixa, de la mudança? ptns

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  4. Pues no se crea, a veces, el odio da unos giros insospechados.
    A mí me pasaba con los alumnos, no se puede ignorarlos, y oiga, los hay que te buscan las cosquillas, y luego, se ha pasado, y ya no hay odio ni rencor, puede haber hasta buen rollo, es rarísimo.
    Hacía años que no oía lo de sesuda y cabezuda, es buenísimo.

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