En el minuto nosecuantos de La Pianista, supongo que con una hora de película ya consumida, de repente en La 2 interrumpen la emisión para dar un anuncio de un programa. No pueden dar publicidad, pero pensé, 'ya está, se terminó el chollo, estos mamones van a empezar a meter publicidad en las películas'. Pero no, era un anuncio de un programa que creo que ya hace tiempo que terminó. A los dos minutos, vuelve la película y el doblaje está cambiado, sale una voz como de radio hablando de nosequé. Raro. Muy raro. Era tan raro que pensé que era la propia película la que pedía algo así. Que en las pelis de este hombre, del Haneke, siempre pasa algo que se sale de lo normal. Algo pasa que te acaba de descolocar. Igual esta interrupción era parte del chiste. Igual no hacía falta.
La Pianista. Yo no había visto La Pianista pero había oído hablar de ella, leído también. Isabelle Huppert y su gélida expresión, Haneke y su temática chunga, el sexo, el masoquismo, la parte chunga de la vida tan gris a la que todos aspiramos con tantas ganas. Hay una escena que quizás presagia todo el resto, una conversación. La pianista, Erika, le dice al joven Walter que Schumann, según Adorno, fue consciente del momento en el que todo se iba a ir al garete, en el que se le iba a ir la pinza. Schumann estaba a punto de volverse loco del todo y tuvo un momento antes en el que tuvo que darse cuenta de que se le iba a ir de verdad, que ya no habría vuelta atrás. La conversación tiene sentido al final de la película.
La conversación tiene sentido para mí, al final de la película. Para mí. Entender la película, comprender la historia, lo que te quieren contar, en una película como esta, sin hacer caso de las circunstancias personales de cada uno, me parece imposible. Yo soy yo y mis circunstancias, no sé quién dijo esto. Otra película dolorosa. Sin salida.
En la presentación nos habla la voz en off de cosas como el voyeurismo, los traumas, la posesión, la madre absorbente, el sexo, los problemas. Todo eso es verdad. Y más. Ese más es lo que me cuesta decir. Explicar.
Erika vive con su madre. Es profesora de piano, muy buena pianista, y una borde del copón con sus alumnos. Su madre es una lapa. Duermen juntas. A Erika le gusta ver pelis porno, por ver a gente cardar. Le gustan las cerdadas. Le gusta ver a la gente. Un día conoce a Walter, un apolíneo joven que toca el piano también. Hablan. Se molan. Pero ella se hace la dura. Cortejo, parece, pero ella se resiste. La escena de la cuchilla. Yo no pensaba que era eso, pero parece que si. Jugamos fuerte, entonces. Los celos, la posesión, joder a los demás, joderte a tí misma. Ante todo eso, hacerte daño. Finalmente un día, por decirlo de alguna manera, se enrollan. Pero no. Porque hay normas. Estamos jugando fuerte. Ella parece que quiere tema, vale, pero qué tema. Vamos a hacernos daño. Hazme daño. El chaval se asusta. Él la quiere, ella también. Pero no igual. Vamos a hacernos daño. El chaval no quiere jugar. Finalmente juega. Vamos a hacernos daño. Una cosa es imaginarlo y otra cosa es hacerse daño. Una cosa es querer hacerte daño y otra cosa es perder el hilo. Ya ha perdido el hilo. Quizás desde la escena de la cuchilla se ha perdido el hilo. Quizás la cuesta abajo ya no tenía freno.
Hay otra escena. Toca el piano ella. Otra chica toca el violoncelo y otro muchacho la viola. Como un conjunto de cámara. ¿No?. Tocan una de Schubert. Tristísima. También sale en El Ansia, una película que no tiene nada que ver con esta. Me gusta mucho ese tema, esa obra, esa canción, esa... lo que sea. Piano Trio número 2 opus 100. Tocan y en un momento, la violoncelista pide parar para volver. Disciplina, seguir las notas. Sigue, hazlo, ten talento para seguir la partitura y para poner de tu parte. No todo está escrito. Tienes que saber jugar o si no, nos haremos daño.
Las películas tienen un principio y un fin. No tiene uno ganas de que llegue el fin porque se imagina que no va a ser bueno. Que no va a merecer la pena ver algo tan doloroso. El final de La Pianista y la destrucción. Estás completamente loca, le dice en un momento dado la madre. Está loca.
Todo lo que no sea aspirar a ser feliz es estar loco. No es una reflexión muy acertada, pero puede valer para este caso. Hacerse daño. Si no sabes tocar, no te metas.
Lo que viene a ser una versión del pasodoble ese de Manolete, entonces, no?
ResponderEliminarFeliz día, monsieur.
Bisous
No la he visto, pero el Haneke tiene gracia con su temática chunga, como ud dice.
ResponderEliminarFer-te mal per saber que existeixes.
ResponderEliminarSiento (dolor), luego existo.