martes, 31 de julio de 2012

Grandes Semblanzas II - Pessimo Pessatti di Pessiaur, mago

Era de aquellas personas que se hacen pesadas. Su condición de mago, en vez de resultar simpática, parecía que jugaba en su contra. Pero él era feliz. Pessimo Pessatti di Pessiaur decía descender de una familia de nobles piamonteses que habían emigrado a Argentina después de la Segunda Guerra Mundial, por motivos económicos, que no políticos. Insistía mucho en ese punto. Nació en Turín en 1939 y se crió en un acomodado barrio de la capital argentina, donde estudió en un colegio buenísimo y en una Universidad prestigiosísima de allí. Si tenía tantos problemas económicos su familia, desde luego en la Argentina se recuperaron estupendamente. Así, Pessimo Pessatti di Pessiaur, entró en dicha Universidad la mar de buena en contacto con el sicofante Don Nicolasetto Chianchiarulo, un personajazo de tres pares. Éste, en largas conversaciones de taberna, le explicó los fundamentos de la magia, los juegos de manos, la adivinación, nociones de quiromancia y cosas por el estilo. Pessimo Pessatti di Pessiaur abandonó sus estudios de Derecho y se convirtió en Mago profesional. Dejó la Argentina en 1964 y volvió a Italia, instalándose en Milán, y convirtiéndose en un habitual de los círculos conspirativos de todo tipo que por entonces se movían en la capital del norte italiano.
A los dos meses de estar allí todo el mundo le evitaba. En cuanto se formaba un corro de personas que discutían sobre el asalto al poder mediante la revolución, Pessimo se unía a ellos y comenzaba a sacar monedas de la oreja de esta chica, un huevo de la boca de aquel mozo, una paloma del bolsillo de ese catedrático que daba una charla... y que no le pusieran una baraja delante. Trucos fáciles, sencillos, pero muy constantes. Todo el rato. A cada momento. Se movía entre cuatro o cinco locales, y le daba lo mismo si eran de extrema izquierda o extrema derecha. Él llegaba a uno de estos cenáculos, localizaba el grupo más numeroso y comenzaba a sacar de quicio a los demás con sus trucos. Si un ex policía lanzaba una perorata contra los judíos se encontraba que de repente estaba haciendo su discurso con una estrella de David tatuada en la frente sin saber cómo ni porqué. Si un jovenzuelo alababa a la China de Mao, Pessimo se le acercaba y le sacaba de la oreja la consabida sucesión de pañuelos anudados. Si una chica decidía quitarse el sujetador como muestra de liberación, Pessimo le hacía aparecer otro inmediatamente, hasta unos veinte o así, y la chica se cansaba y...
Cuando le veían venir, todos renegaban de él. Sólo quería que apreciaran sus habilidades, que eran muchas, pero se hacía pesado. Intentó que le contrataran en una sala de fiestas, pero el dueño se cansó de él en cuanto este le cogió la mano y le dijo 'su mujer le engaña con su madre'. Terrorífico. No pudo trabajar en todo Milán.
Se trasladó entonces a París. Era 1968. En un discurso de un estudiante exaltadísimo que defendía la patria cristiana y blanca, Pessimo Pessatti apareció sobrevolando el escenario vestido de nativo congolés. Ante una protesta de estudiantes de la Sorbona que escarbaban bajo las tochanas buscando la arena de la playa, Pessimo se empeñó en que el líder de la misma cogiese una carta de un mazo y al salirle el as de Picas, le dijo que le aguardaba un gran futuro como directivo de la Siemens. Cómo tuvo que correr.
Los años pasaban y la asignación que le mandaba su padre se agotó, porque su padre se murió. Pessimo Pessatti di Pessiaur fue contratado por la televisión española a finales de los setenta para amenizar un programa, aprovechando el boom de los magos. En el primer programa interrumpió una entrevista a una cantante francesa para hacerle un juego de trilero que la dejó en ridículo. Ya no volvió a aparecer.
Regresó a la Argentina para hacerse cargo de las rentas familiares, lo vendió todo, y volvió a Turin, donde todavía se le puede encontrar sacando conejos de las bolsas de la compra de mujeres asustadas.

2 comentarios:

  1. Yo creo que el nombre marca mucho. Tal vez si se lo cambiara por Opttimo...
    Tolya, el día que se tome usted un chupito antes de escribir el relato, va a ser ya el acabóse. Estas cosas de estudiantes de la Sorbona escarbando en busca de arena de la playa y de magos que sobrevuelan escenarios vestidos de congoleses se le ocurren estando sobrio! Tremendo.

    Y encima ahora tendré que ir a google imágenes para ver cómo visten los nativos congoleses, porque no sé si lo he imaginado bien.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Vaya, pues me sale el rebelde congolés Bosco Ntaganda. Y un ciudadano congolés de traje y corbata sujetando un libro que dice "Tintin au Congo".
    No es lo que esperaba.

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