Cuando yo era pequeño jugaba a fútbol sala en el equipo del colegio. El primer año, en tercero de EGB, no jugué en los equipos 'normales' y tuve que curtirme en el canutero del patio del colegio junto a otros desechos de tienta a los que nos aparcaron para jugar entre nosotros. No éramos dignos de ser enseñados por esos mundos del deporte escolar. Ese año, con mi padre de esforzado entrenador, me apliqué en la posición de segundo delantero, de tirillas esquifido que nunca se metía en el barullo, de caquitas enclenque que no metía la pierna, de pasador para que el delantero bueno marcase goles. No chutaba muy fuerte, pero era capaz de pasar un balón cuando me llegaba. Me encantaba jugar. Éramos malísimos, pero nos reíamos mucho. El Comellas, el Edu, el Maño, el Obregón de portero fatal, y otros cuantos desastres para el deporte éramos el C. Aunque el Maño le daba fuerte, ojo. Y darle fuerte a un balón Mikasa de esos bien duros. Había un balón tan duro en el cuarto de los balones que le llamábamos 'la piedra'.
El año siguiente, en cuarto, volvieron a hacer una selección y entré en uno de los dos equipos, en concreto en el B. No teníamos mala gente. En punta jugaba el Fernando López. Fernandito. Era un delantero habilidoso. Regateaba muy bien, chutaba a puerta, era más o menos rápido... y había nacido el mismo día que yo. No nos parecíamos mucho. Yo seguía siendo un flaquito cabezón, con más miedo que vergüenza, que jugaba con el número 7 y aún no había descubierto las bondades del 6. Mi misión en el equipo era pasarle bolas al Fernandito. No había nada más que hacer. Chutar fuerte ya lo hacía el Maño. El Buci pequeño jugaba de defensa y la tocaba muy bien. El Fernandito arriba. El Sergio C., jugaba de portero y era otro de los 'buenos', del equipo. Estaba también el Puro, que una vez metió un gol en el Beethoven y nos volvimos todos locos. Y el Vega, que no le daba mal. Y yo ahí, chillando, gritando, 'chuta, dale, ahí no, cuidao, pásala, tira, saca tú'. A mí me gustaba jugar y chillar. Me pasaba el partido diciéndole a los demás qué tenían que hacer. Yo hacía más bien poco. Eso, si me venía alguna pelota, se la pasaba al Fernandito.
Creo que fue ese mismo año, jugamos quizás el mejor partido de buena parte de nuestras carreras. Partido en el Numancia contra el Numancia. Creo que fue en cuarto y ese año. El Numancia era un campazo, grandioso, y nosotros estábamos acostumbrados a jugar en el corral impracticable de nuestro colegio. Como siempre, los del otro equipo parecían nuestros padres. Nosotros éramos siempre más delgaduchos, más debiluchos, más flojitos. Pero teníamos nuestro qué.
Antes de escribir esto, creía tener más claro cómo fueron los goles, y el resultado del partido incluso. Creo que quedamos dos a cuatro, ganando. En aquel partido yo marqué un gol. De vez en cuando marcaba goles. Tenía mis cosas. Cuando empezábamos el partido, muchas veces hacía el numerito de darle las gafas a mi padre y ponerme mirando hacia mi portería, o hacia una canasta del lateral, haciéndome el ciego, el cegatrón. Teníamos estas cosas. En aquel partido creo que el Maño marcó un gol de falta desde lejísimos. Pero lejos, lejos. Un cañardo de los suyos. El Maño y yo éramos zurdos. El Vega, si no recuerdo mal, también era zurdo, pero escribiendo. No me acuerdo del orden de los goles. Sólo sé que yo le dí un pase al Fernandito López y que él hizo nosequé con el balón y marcó un golazo. Creo que el partido estaba muy igualado y el cuatro a dos... uff, qué grande. ¿Marqué yo un gol o el Fernandito marcó tres? Nos hemos pasado años recordando batallitas de partidos de fútbol y cosas del colegio con el Mario, el Abel y el Edu, aburriendo al personal y ahora no me acuerdo de estas cosas.
Sea como sea, aquel año fue el único que jugué con el Fernandito de delantero centro. Luego ya me tocó con el Merchán, que era otro figuraza, y que creo que también cumplía años por mayo.
Hoy el Fernandito cumple años. A veces no veíamos en la Escuela de Idiomas, y casualmente siempre era en torno a este día. Creo que tiene un crío. Está en el facebook y cuesta poco mirarlo, supongo. Hace poco, unos cuantos días, me ha dado por mirar y buscar a la gente de mi clase. A la gente a la que no suelo ver.
Supongo que es porque me hago mayor y esas cosas. A saber.
Sea como sea, felicidades Fernandito.
Y felicidades también para usted, monsieur!
ResponderEliminarEspero que disfrute de su día.
Bisous